Hace frio, lo siento en mi piel, esta se eriza y tiemblo, abro los ojos, en un primer vistazo no reconozco la habitación, tal y como tomo consciencia humana sé que acabo he vuelto a transformarme, los recuerdos empiezan a hacerse presente, la última vez estaba en la puerta de casa y..., <<ya estoy de nuevo desnuda en la cama de mi vecino>>, se está moviendo y creo que voy a entrar en pánico, es tal el miedo a ser descubierta y tener que dar un sinfín de explicaciones que intento mantener la calma y mi cuerpo todo lo quieto que puedo, menos mal que la cama es grande, nunca he sido devota de ninguna religión, pero estoy rezando. <<Dios mío que no se despierte, haré, haré... ¿por qué coño tengo que prometer a algo?>>, he de salir de aquí antes de que se despierte, me muevo lentamente hasta conseguir salir de la cama, estoy a cuatro patas, levanto la cabeza y él duerme tan plácidamente que... << ¿En serio Nat?>> y ahí está mi yo crítico, dónde han estado durante todo este tiempo, ya podían haberme ayudado con esta situación. Ni caso, sigo con lo mío y gateo para salir de la habitación hacia la puerta de salida, dónde me paro y condescendiente me chistea << ¿Y ahora qué?>>, me pregunta. <<Nat no puedes salir al rellano desnuda>>, me detengo, sigo a cuatro patas, podría ser la imagen que todo hombre sueña, tener a una mujer desnuda y a cuatro patas, no sé si llorar, reír o ir a despertar a mi vecino y acabar con todo esto, me siento tan abrumada por lo que me está ocurriendo que lo mismo es un hombre comprensivo, me da un par de palmadas y se apiada de mí. <<No montes un drama, tu pijama está sobre esa silla>>, crítica tan cruda como siempre. Levanto la cabeza y allí está mi pijama y los impresos que mi vecino hizo de Lady la otra noche, tomo un par de ellos. Me pongo de pie y veo que también están las llaves de casa, comienzo a llorar de alivio de pena y de emoción, mientras me voy colocando el pantalón y luego la parte de arriba del pijama, abro la puerta con sumo cuidado y la cierro tras de mí, cruzo el rellano, abro la puerta de mi casa, entro y cierro, mi cuerpo se desliza por la puerta hasta llegar al suelo dónde lloro desconsoladamente hasta el hartazgo mientras crítica y condescendiente intentan consolarme.
No sé cuánto tiempo llevo sentada tras la puerta gimoteando y llorando, sigo teniendo los mismos problemas a los que no veo solución a corto plazo, por lo que decido levantarme. Cuando he tenido problemas los he superado y he seguido adelante, pero esta situación me tiene tan desconcertada y asustada que no soy capaz de encontrar una solución.
A mi lado veo la imagen impresa de mi yo felina, sigo pensando lo mismo que la primera vez que vi mi imagen reflejada en el espejo, soy muy mona, <<¿quien no querría una cosa tan bonita en su casa?>>, me pregunto.
Me levanto, tal y como voy vestida salgo al rellano. Todo lo que hago es fruto de un impulso que no pienso, toco el timbre y de la puerta sale una mujer con su bata de guatiné y una cálida sonrisa en la cara.
—Hola vecina, soy Nataly, perdona que te moleste —. Ella amplía la sonrisa —. Verás he encontrado esto —. Le extiendo la hoja y ella la coge —. Por si la ves.
Y caigo en la cuenta de que ni el cartel es mío, ni el teléfono que figura en el tampoco.
—Hola, soy Tere, que linda es —dice mirando la fotografía —estaré atenta por si la veo. Este es tú número.
Y yo asiento, sé que estoy mintiéndole y asegurándome que si vuelvo a quedarme fuera de casa ella pueda devolverme a alguien que sí me conoce.
—Muchas gracias, Tere.
Ella deja de mirar la fotografía para centrarse en mí. — ¿Va todo bien?, no tienes buena cara.
Obviando que aún voy en pijama y que he estado llorando, le digo. —Estoy un poco constipada, he tenido que quedarme en casa por unos días.
Tere vuelve a sonreír y eso me reconforta.
—Sí necesitas cualquier cosa avísame. Normalmente suelo estar en casa.
—Yo no –puntualizó –. Trabajo mucho. Gracias por el ofrecimiento.
Y sin más que decirnos vuelvo hacia mi casa, al cerrar la puerta Tere y yo nos despedimos.
<< ¿A que ha venido esto Nat?>>, pregunta condescendiente. No le respondo ella ya sabe por qué lo he hecho.
Todo me abruma de tal forma que creo no estar pensando y actuando de forma racional y me angustio.
—Verás, y si algún día acabo transformada en el rellano, simplemente he pensado en que al menos alguien más sea consciente y me recoja. No siempre voy a acabar en casa del vecino, has podido ver que todo ha sido tan casual que..., pensar en que puedo aparecer en casa de otro extraño o en la calle desnuda, es aterrador.
<<Qué ganas de volver al trabajo>>, pienso.
<< ¿En serio Nat?, crees que esa es la solución a tú problema>>, me pregunta condescendiente.
<<Ni de coña, ¿no querrás estar cerca del innombrable?, ¿no sé por qué?, si sexualmente no es nada del otro mundo>>, dice crítica.
<<Eso no ayuda, ni viene al caso>>, le contesta condescendiente.
No quiero seguir escuchando, así que me levanto, voy hasta la cocina dónde me preparo el desayuno que más bien es un almuerzo, las otras Nat se han callado de golpe al recibir una cantidad de información innecesaria sobre lo que me voy a preparar, creo que han entendido la indirecta.
Y cuando lo tengo todo sobre la mesa, me siento y comienzo a untar la mantequilla en las tostadas y remover el café con leche. << ¿Alguna idea de cómo arreglar esto, sin nombrar a Salva?>>.
<<Nat, siempre has valorado primero los hechos, más allá de quien los relate y dando siempre el beneficio de que son enteramente la verdad>>.
<<En eso tienes razón>>.
<< ¡Venga ya!, no le hagas caso. Todo lo que te está ocurriendo es culpa de ese picha...>>
<<He dicho que..., ¡oye tú!, no es un picha..., eso>>, digo molesta, sé que crítica lo hace por menospreciarlo, pero no voy a consentir que se inmiscuya en ese tema.
<<A ver chicas, hace dos días que cada noche me convierto en una gatita y cuando llega..., el mediodía vuelvo a ser humana, ¿no os suena a nada?>>. Les dejo unos segundos para que contesten, hasta que me doy cuenta de que ellas son yo.
<< ¿Esto es igual que lo que ocurre en la película de Lady-Halcón?>>
<<Si hombre, ¡venga ya! >>, vuelve a ser crítica y su forma de protestar, ya me está empezando a cansar. << ¿Quién te va a creer?>>, añade después y en esa parte, ella tiene razón.
Dejando a un lado a mis yo y su conversación poco fructuosa, acababa de darme cuenta de un dato lo suficientemente importante para tenerlo en cuenta en el futuro, desde la medianoche hasta el mediodía del día siguiente yo me convertía en Lady.
<< ¿Y eso es bueno por qué..., y cómo piensas tener una vida normalizada e ir a trabajar, Nat?>>, esa era yo haciendo una pregunta vital, ya que me estaba dando a entender que mi vida sería siempre así.
Lo último que vi fue oscuridad. Me había desmayado.
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Lady & Marrón
ChickLit¿Conseguirán Oliver y Natalia, romper la maldición que pesa sobre ellos? Una noche dos desconocidos que viven en el mismo rellano están viendo Lady Halcón, al acabar la emisión de la película ambos formulan la misma frase deseando mejorar sus situac...