sabrina carpintera

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Es de madrugada en la fiesta de cumpleaños de una prima segunda amiga de su amiga, la casa esta a una aguja de explotar de gente y la música se escucha en toda la manzana.

     —Epa, ¿me acompañas al baño? —Dinah le toma el brazo.

Luego de subir y bajar las escaleras tres veces, rodear la casa y una caída de Dinah, consiguen el único baño disponible en toda la casa. _____________ ayuda a su amiga a mantener el equilibrio sobre la pared y luego va al lavamanos para echarse un poco de agua en la cara.

     —No debí tomar esa botella de vodka, Dios —murmura Dinah luego de soltar un hipo.

     —No vuelvo a probar una gota de alcohol en mi vida.

Dinah hace un amague de vomitar, corre al váter y libera lo que había comido en el día. _____________ suelta una carcajada por la escena vergonzosa de su amiga, los grados de alcohol que hay en su cabeza hace que cualquier cosa le cause risa.

     —¡Hey! No permito que hagan cochinadas en mi baño. —grita alguien al otro lado de la puerta.

     —¿Por quien nos tomas? —abre la puerta para encarar a la chica al otro lado.

Olivia, quien es la dueña de la casa y prima segunda de la cumpleañera, se cruza de brazos y la mira con una ceja alzada.

     —Como sea, no quiero que ensucien el baño —echa una mirada dentro del baño, donde esta Dinah vomitando en el váter—. Eso va contigo, Hansen.

Ese pequeño percance no fue impedimento para que la fiesta continúe para ellas dos.

Realmente _____________ no tiene idea de cómo terminó en esa fiesta, solo recuerda que Dinah la busco al salir del trabajo y le pidió que la acompañará a entregar un regalo de cumpleaños, una cosa llevó a otra y ahora esta aquí, en medio de una habitación rodeada de gente de no conoce y en una casa desconocida.

2:46 am y la fiesta continua en su prime a pesar de las quejas de los vecinos. De repente, ____________ siente algo vibrar dentro del bolsillo de su abrigo, con manos temblorosas logra sacar el teléfono y responder la llamada.

     —¿Donde estas? —escucha al otro lado de la línea.

     —Sabrina —dice sorprendida y una tonta sonrisa de enamorada se dibuja en su rostro—. Sabs, estoy en la fiesta de la prima segunda de Olivia, no se quien ella es ella pero es amiga de Dinah, ¡oye!, Dinah vómito en mis zapatos.

     —La casa de Olivia...—dice pensativa, y se escucha ruido al otro lado de la línea—. Estas borracha, no te muevas de ahí.

     —Sabrina, no me cuelgues, por favor, tengo algo que confesarte.

Tarde, la llamada fue colgada. _______________ mira la pantalla del teléfono con la vista nublada por las lagrimas que empiezan a acumularse en sus ojos y siente una presión en pecho causada por el rechazo que acaba de recibir. Era de esos pocos momentos donde se siente valiente, donde siente que puede ir con el sol caliente y descalza del Valle a Barranquilla sin importarle, donde siente que por fin puede confesar sus sentimientos a Sabrina.

Y, de la nada, siente que la fiesta se apaga, que la música se vuelve deprimente y que el alcohol es el único que puede ayudarla a aliviar el dolor. Bebe de golpe un vaso de vodka rosa, uno tras otro, sus sentidos empiezan a fallar y su mente reproduce imágenes de su amada rubia, la chica que la tiene a sus pies y comiendo de la palma de su mano.

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