Capítulo 7: La vampiresa perdida

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La lluvia comenzó a caer esa noche y siguió incluso a cuando estaba a punto de amanecer. Algunas de las parejas estaban durmiendo y otros mantenían sus mentes ocupadas en otras cosas. Por ejemplo, Reiji, seguía manteniendo la casa en orden y cuidando de Harusame o Shuu, que ayudaba a Nina a practicar como ya se había vuelto costumbre. Pero había alguien más en específico que estaba despierta y esa era Lady Claudia. La mujer pasó toda la noche mirando a la ventana, hasta que vio que Gustav entró manchado con un poco de sangre en su ropa. El pobre hombre estaba transpirando y mojado poe la lluvia, notandose que estaba asustado. Llevaba una bolsa de tela grande en su mano izquierda, empapada en sangre y en la derecha, llevaba algo envuelto en tela, también manchado en sangre. Al verlo, Claudia sonrió, y tomó aquello de la mano derecha.

-¿Cómo fueron sus últimos momentos? ¿Lloró? ¿Suplicó por su vida? ¿Supo que fui yo?- preguntó Claudia, sin esperar realmente una respuesta por parte de su hermano. -Calma Gustav, no sientas ningún remordimiento. Ella está fuera de nuestras vidas ahora, hiciste lo que debías. Lleva esto a la cocina.- dijo la mujer tranquila, apuntando a la bolsa grande y quedandose con el objeto. Aquello que ella se quedó, era un corazón, creyendo que era el de Lilly. Llegó la hora del desayuno y todos bajaron a comer, incluyendo a Karl Heinz, quien se tomó el tiempo de estar con su familia. Ayato se encontraba sentado en su asiento acostumbrado, notandose con una cara de vergüenza, pues aún tenía en mente lo que había pasado la noche anterior, en la que se dejó llevar por la belleza de su hermanastra y casi le roba un beso hasta que fueron interrumpidos por Kanato. No era solamente eso, también estaba apenado por el echo de que después de terminar de hacer el deber que le puso Reiji de forma forzosa, se fue a dormir. Es decir, que no buscó a Lilliana para despedirse por vergüenza y ahora la enfrentaría en la mesa, o eso creyó. La hermosa vampiresa no se presentó en la mesa, lo cual extrañó a todos, excepto Claudia.

-¿Donde está Lilly?- preguntó Karl Heinz extrañado.

-Siempre llega tarde, te lo dije. Mientras, desayunemos.- dijo Claudia con una sonrisa extraña y después se llevó un pedazo de carne cocida, que tenía junto a huevos fritos, a su boca con algo de nerviosismo. Reiji miró a su madrastra fijamente, sabiendo que algo no estaba bien con ella. No entendía como era que la mujer haya tenido miedo de comer como si fuera algo envenenado. Sin embargo, Lady Claudia gimió de placer en cuanto le llegó bien el sabor a de la carne a su boca. Drianna se puso a pensar y llamó al los lobos de  Reiji y Ayato: Gin y Oda. Todos vieron como se acercaban a la princesa de los lobos y como ella les hablaba en su idioma, acto seguido, los lobos salieron. -¿Qué les dijiste?- preguntó Karl Heinz.

-Los mandé a decirles a la manada que busquen a Lilly. No sé porqué pero... Siento que ella está en peligro.-

-En ese caso...- interrumpió Ayato. - Debemos buscarla, porque yo me siento igual, loba.-

En un instante, todos se vieron entre ellos y concordaron con buscar a Lilly. Karl Heinz fue junto a los chicos y Drianna afuera, sin importar que estuviera lloviendo y corrieron al bosque, casi siendo guiados por la nueva líder de los Sakamaki. Mientras, las chicas estaban buscando a Lilly dentro de la mansión, gritando su nombre, pero ella no respondía. Solo Lady Claudia no cooperó con ellos, al contrario, se encerró en su habitación y sacó el corazón de una cajita que requería una llave y empezó a reir de la forma más maliciosa posible, teniendo su trofeo en manos, el corazón de Lilly. Sin embargo, entre risas, Lady Claudia comenzó a toser fuertemente hasta caer hincada y llevarse la mano a la boca, hasta que sintió algo líquido en su mano, era sangre. La mujer se asustó y entonces vio que las puertas de su espejo se abrieron y de ahí se escuchó al mismo hablar, adoptando la voz de Lady Claudia. -Tú sabes la verdad... Fallaste.-

Mientras aquello ocurría, el resto de la familia seguía buscando, casi pareciendo que llevaban horas así. Los chicos, el rey de los vampiros y la princesa de los lobos aún estaban bajo la lluvia acompañada de rayos y relampagos, entre la oscuridad del siniestro bosque, aún siendo de día. Todos estaban gritando el nombre de ella. En una de esas, Ayato llamaba a su hermanastra, estandose desesperado mientras lo acompañaba la loba Oda, hasta que cayó por un muy pequeño barranco. La canina no dudó en saltar y medio zambarrearlo con sus patas para ver si reaccionaba. El vampiro pelirrojo se quejó un poco, pues al caer, se había dado de golpes, ahora estaba más que mojado, estaba sucio con lodo y una que otra hoja. Nada de lo que estaba pasando le agradaba y menos lo que vio detrás de las patas de Oda: era Lilliana. La chica estaba en el suelo, mojada y sucia como él, estando inconciente.  -¡Lilly!- gritó el chico y se arrastró un poco para llegar a ella. Al llegar, se hincó con un poco de dificultad, apartó el cabello del bello rostro de su hermanastra y la tomó en brazos. -¡Lilly! ¡Despierta!- exclamó Ayato, sin gritar demasiado ahora, acto seguido, revisó si no estaba herida y afortunadamente no tenía ningún rasguño. Quizás si se había lastimado, pero ya no tendría nada por ser vampiresa y tener la habilidad de curarse inmediatamente. Fuera de ese detalle, Ayato notó que no había ninguna herida mortal y que seguía viva, eso lo alivió mucho.

-Oda, avisale a tu jefa que encontré a Lilly y que vamos en camino a la mansión.- ordenó. La loba Oda corrió rápidamente, olfateando a la loba alfa. Ayato se levantó mientras cargaba a Lilly y aunque le dolía un poco los golpes que se dio al caer, lo único que le importó fue llevar a su hermanastra de regreso a la mansión y que estuviera a salvo. Sin embargo, mientras caminaba, se preguntaba que había sucedido para que eso pasara.

The Poisoned Heart (Diabolik Fanfics de Romance) Vol.6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora