Capítulo 9: Deseo de protección

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La muerte de Gustav fue solamente el principio de varias cosas malas. A partir de aquí, es donde comienzan las desgracias. Los hermanos, en cierto modo infantil pero que estaban en lo cierto, sospechaban que todo lo malo vino desde que Claudia llegó, quizás desde la noticia, no lo sabían. El único que no lo notó, ya sea porque estuviera cegado de amor y belleza o simplemente estaba distraído con su trabajo, era Karl Heinz. Ayato, por su lado, estaba demasiado pendiente de Lilly, pero procuraba no parecer ningún acosador ni nada por el estilo, sin embargo, si estaba preocupado. A pesar de todo, los chicos y las chicas fueron a la escuela como de costumbre, transcurriendo una semana y media. Después de ese tiempo, parecía que todo estaba muy tranquilo, especialmente que Claudia pasaba sus días encerrada en su cuarto y en silencio. Todos supusieron que era normal, pues ya había tenido dos pérdidas en poco tiempo, pero la realidad era otra.

Era viernes por la noche, después de clases. En este punto, cada quien hacía lo que le correspondía. Ayato se encontraba caminando por los pasillos, perdido en sus pensamientos mientras mantenía su rostro serio, como era de la forma usual. No podía dejar de pensar en lo que había ocurrido varias noches atrás, desde la pérdida de quien iba a ser un medio hermano más, hasta el extraño "suicidio" de Gustav. Pero lo que más lo tenía pensando, era en lo que le dijo Lilliana sobre el hombre. En un modo infantil, estaba feliz de que aquel hombre estuviera muerto, pues no iba a intentar asesinar a su hermanastra de nuevo, pero algo le decía que había algo más, tenía un terrible presentimiento. Siendo una fea paranoia o no, deseaba proteger a Lilly a toda costa, ese deseo lo impulsaba realmente, aunque no lo aparentara. Era como cuando la besó mientras ella estaba desmayada. No podía explicarse bien el porque actuaba de esa forma con ella. Ya parecía tener la idea, pero se autoengañó mucho.

Al caminar, se topó con la puerta de la habitación de Lilliana entre abierta. El vampiro pelirrojo sonrió de modo vanidoso y engreído, como le era natural, acto seguido, se acercó a la puerta y la abrió, con la esperanza de encontrarla cepillando su largo cabello negro, leyendo, o incluso vestiendose, pero no. La bella vampiresa estaba en el suelo, en boca abajo. Eso sorprendió a Ayato y se acercó para verla, lentamente la volteó y vio que estaba inconsciente. El chico se alarmó y empezó a revisarla con curiosidad, notando que no respiraba, pero que no parecía que ella se hubiera hecho daño por deseo propio o algo así. Volvió a revisarla, viendo si no había algún daño oculto por el vestido negro que ella llevaba puesto. Fue ahí cuando lo vio: la parte del vientre de la chica estaba más delgada de lo normal. La causa era un corset del mismo color que el vestido, el cual parecía estar increíblemente apretado. Antes de que pudiera hacer algo por ayudarla de forma desesperada, una voz lo llamó por detrás. -Ayato ¿Qué estás haciendo?- Ayato volteó y vio que era su hermano menor, Subaru. El momento le pareció oportuno, por lo que mencionó lo que pasaba sin pensárselo dos veces. El vampiro albino se sorprendió por lo que dijo su hermano y se acercó para ver si era verdad, tocó esa área y pudo comprobar que en efecto, la causa era que la chica se estaba asfixiando de lo apretada que estaba la prenda. El vampiro pelirrojo lo presionó para que le ayudara y su hermano hizo eso, sacando su daga y empezando a cortar el listón que mantenía el corset de esa forma a la preciosa Lilly. Mientras eso ocurría, Ayato esperaba de forma ansiosa a que Subaru terminara, tan ansiosa que tenía ganas de quitarle la daga a su hermano y cortar el listón él mismo y de forma rápida, pero no tuvo más opción que esperar. Por fin el vampiro albino había terminado, lo que hizo que casi de forma instantánea, Lilly despertara. Ambos hermanos la miraron fijamente.

-Lilly.. ¿Estás bien?- preguntó Ayato, intentando no mostrarse demasiado preocupado frente a su hermano. Ella los miró, se notaba asustada. -¿Q-Quién fue?- tartamudeó ella. Subaru no había entendido esa expresión, solo supo que ella no fue quien se apretó demasiado la prenda, sino alguien. El chico albino llevó su mirada a Ayato, creyendo que él tenía que ver en eso, pero él no parecía culpable, pues se la pasaba diciendole a Lilly que se calmara, que ya había pasado todo.

-Lilly, dinos que sucedió.- le pidió Subaru a ella.

- A-Alguien... No se quién, entró a mi cuarto y me tomó desprevenida. Intentó matarme... No pude ver quien era...- empezó a lagrimear la chica. Tanto Ayato como Subaru se miraron entre sí, teniendo la misma idea: alguien en la mansión estaba provocando tragedias. El vampiro pelirrojo sintió que la situación estaba extraña, pues el único que intentó matarla antes era Gustav, pero él ahora estaba muerto. -Subaru, dejame a solas con ella, la cuidaré. Dile a Reiji esto, pero no dejes que nadie más se entere por ahora.- le pidió Ayato a su hermano, quien accedió, pues eso fue muy razonable, acto seguido, se levantó y se fue mientras guardaba su daga. Ayato esperó a que se fuera para poder cargar a Lilly como princesa y sentarse en la cama para tenerla a ella sobre sus piernas. La vampiresa, al ser cargada, lo abrazó del cuello y se aferró mucho a él, llorando en silencio, pues la pobre estaba asustada. Ayato sintió ternura al verla así, y la abrazó mientras le acariciaba su precioso cabello.

-Tranquila Lilly... Aquí estoy yo, estás a salvo conmigo. Yo te protegeré...- murmuró él, acto seguido, besó la cabeza de ella. Lilly asintió, aferrandose a él.

La tierna "pareja" no sabía que Lady Claudia los estaba observando por medio del espejo, sintiendose frustrada, pues la chica no estaba muerta como ella creyó. -¡Maldita sea!- gritó ella, pero entonces la imagen de la pareja se borró, volviendo al reflejo viviente de la mujer. -No pierdas los estribos, Claudia. Aún puedes acabarla, pero piensa en una mejor forma, algo que sea su debilidad. Pero debes tener cuidado con Ayato, él ama a Lilliana en secreto desde que regresó a su vida y gracias a ello, no querrá estar separado de ella de ahora en adelante. - le aconsejó su reflejo. Claudia tomó aire y se calmó, pues tenía razón. La despiadada vampiresa recordó una debilidad que Lilly tenía, por lo que trató de idear un plan, pues con lo pasado, Ayato estaba más que dispuesto a proteger a su hermanastra.

The Poisoned Heart (Diabolik Fanfics de Romance) Vol.6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora