Capítulo 14: Derrame de sangre

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Aquel silencio fantasmal no había existido nunca en la mansión, siempre estuvo habitada, pero ni los sirvientes se veían cerca, ni un alma. Karl Heinz, junto a los dos adolescentes, intentaron encontrar a alguien, hasta que en una de las salas, encontraron a los chicos Sakamaki, tirados en el suelo e inconscientes. -¡Chicos! ¡Chicos! ¡Despierten!- gritó el rey de los vampiros mientras zamarreaba a uno de ellos, que resultó ser Reiji, sin embargo, ninguno despertó. No estaban muertos, pero parecían estar forzados a permanecer dormidos profundamente por algo.

-Esto no es bueno... ¿Como es que..?-

-Padre, debe ser Claudia. Todos sospechamos que ella es algo así como una bruja, porque desde que llegó, han ocurrido cosas muy malas y hasta las chicas le tenían miedo. No es seguro pero creemos que ella fue quien mató a Lilly... Padre, date cuenta, puede que todos estemos en peligro.- dijo Ayato realmente serio. Karl Heinz no se la quería creer, pero al ver la situación, tuvo que quitarse la venda de los ojos y darse cuenta de lo que no había notado. Rápidamente, todo cobró sentido para el rey, por lo que miró a Ayato y Lilly.

-Perdona... Por todo lo que les hice pasar. Ahora busquemos a esa maldita mujer.- dijo el rey de los vampiros más que decidido. Entonces, se escuchó un ladrido, era el lobo Gin que se acercó a la loba Oda y empezó a chillar. Después de eso, Oda miró a su dueño y luego ambos caninos empezaron a correr. Ayato, tras ver la mirada de la loba, lo supo e instintivamente corrió tras ellos, así como Lilliana y Karl Heinz hicieron lo mismo.

Mientras tanto, en lo que parecían ser las catacumbas bajo la mansión, las chicas de los hermanos Sakamaki estaban encerradas en una sola celda y la realidad era que no podían hacer mucho, muy apenas Drianna, estando en su forma de licántropa, intentó romper los barrotes con su fuerza, desesperada porque Claudia le arrancó a su pequeño Hikaru de las manos y sabía sus intenciones con él. Sin embargo, la mujer, con el niño mitad vampiro y mitad lobo, usó el mismo hechizo que lanzó a los hermanos Sakamaki y de pasada, con el resto de las chicas. La malvada vampiresa estaba parandose, en compañía especial de su espejo, encerrada en su habitación, pero entonces había sido advertida por el objeto cristalino, lo cual le hizo pensar que todo se volvería interesante.

Karl Heinz, Ayato y Lilliana junto a los lobos, buscaron a la terrible mujer pero para tomar rapidéz, lo hicieron separados, cada quien buscando por su lado entre los frios y oscuros pasillos. Los tres caminaron con velas en la mano, pues de la nada, la corriente eléctrica se fue, volviendo más tétrico el lugar. Ayato de nuevo había mandado a Oda a cuidar a Lilly, pues al no poder acompañarla, era lo mejor que pudo hacer. Aparte, había buscado entre la ropa de Subaru y le sacó la daga de plata para darsela a la chica en caso de que necesitara defensa propia. Tras caminar, Karl Heinz desafortunadamente fue tomado por sorpresa y cayó en el mismo hechizo que hizo a dormir a casi todos, pero Ayato, con una espada en mano que tomó de una sala, fue más hábil y continuó su busqueda, acompañado sel lobo Gin.

Lilly caminó lentamente, con mucho temor y sintiendo frío. Entonces Oda comenzó a gruñir, mirando a la habitación de la mujer que estaba entre abierta, notandose una luz cálida, siendo luz de velas. Lilly no lo dudó ningún instante y entró. En la cama, vio a Hikaru dormido, lo cual le extrañó, en cuanto ella y la loba se acercaron, algo surgió de entre las sombras, era Claudia, con un pequeño bulto en sus brazos, sonriendo de forma malevola.

-Hola pequeña Lilliana ¿Qué te parece esto? Todo es por tu culpa. Por lo menos ahora tengo a mi hijo conmigo.-

-¿Tu hijo? Estas loca, tu hijo esta muerto.- dijo Lilly algo extrañada, pero entonces, aquel bulto que estaba cubierto por una manta, hizo un leve ruido, como un quejido y de este, salió una pequeño mano esquelética, casi podrida. Lilly abrió los ojos como platos y su rostro se deformó en la expresión de horror pura, lo entendió, Hikaru no estaba dormido. -¡Eres una maldita!- Lilly se le aventó encima, pero Claudia la tomó del cuello y la lanzó al suelo con mucha fuerza, acto seguido dejando a su bebé al lado de Hikaru. Oda también intentó atacarla pero la horrible mujer la golpeó y la lastimó. La vampiresa azabache gritó al ver eso y sacó la daga para atacarla. Una vez más, la mujer hizo de las suyas y la golpeó, acto seguido, tomó la mano de la chica que llevaba la daga y la forzó a hacerse un corte en la mejilla, mientras ella reía de forma maniaca y la chica gritaba de dolor.

-Así estas mejor jajajaja- dijo Lady Claudia sin piedad. De repente, alguien la golpeó por atras con algo duro, haciendo que suelte a Lilly y que se atontara por unos segundo, haciendo que por accidente tirara unas cuantas velas y estas comenzaran un incendio pequeño. -¡No toques a Lilly, maldita bruja!- se escuchó una voz. Ambas mujeres voltearon, era Ayato, quien sostenía una espada en mano, notablemente molesto.

-Ayato... Niño estúpido, también tendré que matarte!- gritó ella, tomando una espada de adorno y ambos pelearon como si se tratara de la época medieval.

-¡Llévate a Hikaru y huye! ¡Ve con Gin! ¡AHORA!- le gritó Ayato a Lilly. Ella quiso protestar pero si lo hacía, empeoraría las cosas, por lo que se levantó y tomó a Hikaru rápidamente, acto seguido, corrió fuera del cuarto, encontrandose con el lobo Gin que tenía ordenes de esperar afuera. En una de esas, Claudia encajó su espada en el hombro de Ayato, igual que ocurrió cuando Drianna fue poseída por Cordelia. El vampiro pelirrojo gimió de dolor. Antes de que pudiera atacarlo, se escuchó al bebé de Claudia llorar, las llamas lo habían alcanzado, por lo que ella volteó y corrió desesperada por su niño. Ayato entonces quiso aprovechar la distracción para quitarse la espada de su hombro y acabar de una vez con la mujer, levantandose y tomando la daga de Subaru que Lilly soltó en cuanto la liberó, dispuesto a dar el golpe final. Sin embargo, el chico fue interrumpido por una voz, muy similar a la de la mujer.

-¡CLAUDIA! ¡CUIDADO!-

Ayato volteó de inmediato y vio al reflejo de Claudia. Sin pensarselo dos veces, Ayato apuñaló el espejo, en el pecho del reflejo para ser precisos. Al momento, no solo el reflejo gimió de dolor, también la misma Claudia, que se tomó el pecho. Casi por insinto, la mujer corrió frente al espejo, empujando a Ayato. El cristal maldito comenzó a sangrar donde fue apuñalado y la cruel vampiresa empezó a sentirse realmente mal, aparte de que rápidamente comenzó a envejecer. Se asustó tanto, que no se dio cuenta de que su vestido tocó el fuego y el mismo comenzó a consumirla con rapidéz. Grandes gritos de dolor salieron de ella, pidiendo ayuda con gran desesperación mientras las llamas la quemaban con tanta intensidad. Ayato se quedó pasmado al ver esa escena, pero no se dio el lujo de quedarse a ver, por lo que cargó a su loba Oda y salió corriendo del cuarto, dejando a Lady Claudia morir.

El vampiro pelirrojo corrió hasta donde estaba Lilly y la vio abrazando a Hikaru, que ahora estaba vivo, el pequeño estaba llorando y la hermosa chica lo estaba consolando. Ella volteó a ver a su enamorado, herido y cargando a su loba. Ella sonrió mientras las lágrimas salían, mezclandose con la sangre de su herida que se curaba poco a poco y él le devolvió la sonrisa.

The Poisoned Heart (Diabolik Fanfics de Romance) Vol.6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora