Capítulo 5: Culpa

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Los gritos de Claudia, cuya causa eran el parto, retumbaban por toda la mansión, así siendo un escenario del terror absoluto. Todos los hermanos y las chicas esperaban fuera de la habitación de Karl Heinz y Claudia, escuchando los fuertes gritos y aullidos de dolor que ella emitía durante el proceso del parto, que cada vez, se volvía más y más difícil para el rey de los vampiros que se volviera un éxito. Pasó la noche y los gritos se convirtieron en un terrible llanto que dolió al oirlo. Entonces, unos sirvientes salieron con una olla enorme de agua un poco ensangrentada y toallas manchadas con la misma, al final, saliendo Karl Heinz, limpiando sangre de sus manos, notaba demasiado decaído y triste. Reiji se acercó y le preguntó lo que pasó.

-El bebé nació muerto... Ella vivirá pero... No podremos tener más hijos. Será mejor que no entren, Claudia está totalmente deprimida y no quiere verme ni a mi siquiera.- después de explicar, todos se quedaron petrificados, en especial Drianna, pues la idea de perder un hijo fue una idea pesada para ella. Lilliana empezó a lagrimear después de oir a su padrastro, lo cual sorprendió a Ayato, pues estaba convencido de que su hermanastra no se iba a sentir mal por alguien a quien detestaba. Todos los hermanos se retiraron a las habitaciones con sus parejas, perplejos por lo que pasó.

Lilly fue a su habitación y comenzó a llorar, sentada en su cama y abrazadando sus piernas. El vampiro pelirrojo no pudo evitar seguirla y oir sus llantos inocentes a través de la puerta, acompañado de la loba Oda, entonces llamó a la misma. -Lilly ¿Puedo pasar?- preguntó Ayato.

-Si, pasa- le respondió la vampiresa azabache, limpiando rápido sus lágrimas, dejando que su hermanastro pasara y caminara, acto seguido, se sentó al lado de ella. La loba Oda entró con él y se sentó frente a ellos. -¿Por qué lloras?-

-Ayato... Lo que Claudia está sufriendo es realmente desgarrador y de solo pensar en el dolor que ella está pasando...- la chica intentó no llorar de nuevo.

-Creí que odiabas a Claudia. Si la odiabas, de seguro le deseabas lo peor y querías verla sufrir como lo hizo contigo o quizás más.- aplicó Ayato, intentando alegrarla, pero sucedió lo contrario, Lilliana siguió triste y lo miró con sus bellos ojos azules. -Te equivocas... Si fui grosera con ella unas veces, pero mi intención nunca fue lástimarla. Nunca le he deseado el mal a ella ni a otra persona y ahora mira lo que pasó...- mientras hablaba, la chica acarició con algo de ternura y tristeza a la vez. Ayato lo comprendió en ese momento: a pesar del odio que Lilly le tenía a Claudia, ella tenía cierto nivel de humildad. La Lilly que él conoció de niño, aquella niña tan traviesa, pero dulce y buena, no se había ido con el pasar de los años, al contrario, esas virtudes e incluso pequeños defectos, se hicieron fuertes en ella. Concluyó entonces que ella se sentía terriblemente culpable por lo que pasó, a pesar de que la muerte del bebé no fue realmente su culpa, entonces la abrazó con mucha ternura. La chica correspondió inmediatamente y se aferró mucho a él. -Ayato- le habló ella.

-Dime -

-¿Puedes quedarte aqui hasta que me duerma?... No quiero estar sola... - pidió. Ayato sintió ternura y asintió a lo que su hermanastra dijo. Ella fue a cambiarse y desmaquillarse al baño, saliendo con un camisón blanco corto y se recostó en la cama, mientras que Ayato se sentó en la cama con Oda a su lado. Mientras Lilly permanecía con los ojos cerrados, tratando de dormir, el vampiro pelirrojo la observó fijamente, estudiando cada rasgo de la chica, como si buscara alguna imperfección en su rostro, pero no, no había nada, ni un pequeño detalle que "arruinara" el rostro de ella, era completamente perfecto. Con miedo y atrevimiento, acercó su mano al rostro de ella y lo acarició. Para suerte de él, ella ya había caído dormida, entonces se tomó la libertad de seguir. Su piel blanca era demasiado suave, como si estuviera hecha de porcelana. Aquello fue como la primera vez en que conoció a la chica cuando eran niños. Él la confundió con la nieve en ese momento y se acercó a tocarle la cara para comprobarlo. Había sentido esa misma suavidad pero no la había sentido fría, siendo ese, un momento muy tierno que sucedió después de que los presentaron. Ayato decidió no molestar más y apartó la mano, acto seguido, salió de la habitación junto a su loba para luego ir a su cuarto.

La noche fue larga para todos y necesitaban un respiro. Pero alguien no se iba a recuperar con un simple descanso: Claudia. Ella seguía llorando la pérdida de su bebé, sentada frente al espejo que trajo consigo cuando llegó. Era un espejo grande de tocador que tenía dos puertas que se abrían de par en par para descubrir el espejo. No solamente fue la pérdida de su hijo, también su rostro había perdido su belleza, o eso era lo que parecía, pues había sufrido un parto prematuro y llorado demasiado. Mientras lloraba, recargada en la madera frente al espejo, se escuchó una voz como en susurro.

-Claudia~ Claudia~ -

La mujer levantó la cabeza y miró a todas partes, asustada. No había nadie. Entonces, el último lugar donde decidió ver, fue a su propio reflejo, el cual se alteró un poco físicamenre. El reflejo de Claudia era hermoso, como era ella naturalmente, y el cabello parecía dar un brillo extraño. La mujer se miró y llevó sus manos al rostro, el reflejo hizo lo mismo, pero parecía tener una mirada seductora. Claudia se dio cuenta: su propio reflejo estaba vivo.

-Claudia, tu eres hermosa y todos te aman.- dijo el reflejo, que mostraba el verdadero ser de ella. Claudia sonrió un poco con esas palabras y asintió, entonces dejó que prosiguiera. -Yo siempre te diré la verdad. Siempre tendrás al mundo bajo tus pies con tu belleza, pero debes eliminar a un estorbo.-

-¿Un estorbo?- preguntó Lady Claudia confundida. -¿Cuál? ¿O quién?-

El reflejo no dudó en responderle y al decirle, todo cobró sentido para la perversa mujer y no se lo pensó dos veces para planificar eliminar ese "estorbo".

The Poisoned Heart (Diabolik Fanfics de Romance) Vol.6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora