Capítulo 13: Poder de amor y maldad

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Era difícil para Ayato tener que despedirse de aquella a quien amó desde su niñez. La encantadora niña de los labios tan rojos como la sangre, cabello tan negro como el ébano y piel tan blanca como la nieve, había crecido para volverse una joven de belleza pura, por dentro y por fuera, lo ideal para el vampiro pelirrojo, pero ahora era tarde y ya no iba a disfrutar de ese amor, sin importar que fuesen hermanastros. Aquel pudo ser el último beso, el "adiós" para siempre. Justo después de recostarla de nuevo, Ayato, por más pesado y triste que fuera, iba a colocar la tapa de cristal de nuevo. Antes de siquiera taparla, escuchó un sonido, era alguien jadeando y tosiendo. Se le hizo extraño, pues él era el único ahí y evidentemente, Oda no podía hacer esos sonidos, entonces puso la vista en donde escuchó esos ruidos, no lo pudo creer. El vampiro pelirrojo había bajado su vista hacia Lilly, quien hacía esos ruidos, hasta que de la nada, algo salió de la boca de ella, era algo negro que cayó al suelo. Ayato lo recordó en ese momento: la manzana que Lilly había mordido, aquella que se pudrió después se eso. Aquello era el trozo, lo que aparentemente se había quedado atorado en la garganta de su hermantra. Ayato abrió sus ojos como platos en señal de asombro pero sus cejas se fruncieron, mostrando que estaba confundido, por lo que se acercó un poco a la chica. -¿L-Lilly?...- al verla, notó que ella estaba jadeando levemente y entonces, empezó a abrir  sus hermosos ojos azules de forma muy lenta.

-Ayato...- ella lo llamó levemente y luego lo miró. Ayato no lo pudo creer, pero se sintió feliz y le acarició su rostro, el cual ahora estaba cálido de nuevo.

-¿C-Cómo es que...? L-La manzana te había...- tartamudeó Ayato y tras repasar lo que hizo por medio de su mente: la había besado y después la dejó caer. Aunque esa caída había sido suave, fue suficiente para que el trozo de manzana envenenada que la había mantenido en un sueño de muerte, se moviera y pudiera salir. Ayato hizo un enorme esfuerzo por no llorar, pero muy apenas le salieron lágrimas y antes de que él pudiera hablar, ella acarició su rostro mojado y se levantó para besarlo con mucha ternura y pasión a la vez. Ayato la rodeó con sus brazos y la aferró a él fuertemente. Habían muchos sentimientos encontrados pero les importaba mucho que ni la misma muerte los pudo separar. Tras mucho tiempo de besarse con tanta deliciosa intensidad, ambos por fin se separaron del beso y se miraron entre sí.

-Te amo, Lilly...- le susurró Ayato al oído de ella, mostrando hasta lo más profundo de lo que sentía.

-Yo también te amo...- respondió Lilly, sintiendo un escalofrío por el susurro.

La chica intentó levantarse, pero al poner todo su peso sobre sus pies, ella se comenzó a tambalear, por lo que Ayato terminó cargandola como a una princesa. -Será mejor que yo te lleve, sigues adormilada.- le dijo él y empezó a caminar mientras llamaba a Oda por medio de un silvido.

Mientras tanto, Lady Claudia estaba tan feliz por la muerte de Lilliana que intentó seducir a Karl Heinz para animarlo, pero él estaba tan triste e impotente que la rechazó y terminó saliendo de la habitación. La mujer se molestó por eso, pero le dio igual porque ahora la chica estaba muerta, o por lo menos eso creía, porque las puertas del espejo de tocador se abrieron y el mismo la llamó, dandole curiosidad a Claudia, acto seguido, lo abrió y vio a su reflejo viviente. -Claudia... Tengo una mala noticia para ti. Lilly regresó a la vida.- tras decir esto, el reflejo tomó la forma de Lilly. Claudia, al ver ese cambio, se asustó y se alejó.

-¿¡Qué!? ¿¡Cómo es posible!?-

-Tal parece que lo que iba a ser una simple despedida, terminó en otra cosa. Lilly parece ser una rival fuerte.-

-¡Dame otro método! ¡La quiero muerta!-

-Oh, Claudia, necesitas recargar tu energía.- dijo el reflejo volviendo a la forma de Claudia. -¿Has notado que tus nueras son todas hermosas? No más que tu, por supuesto, pero si consumes la belleza de ellas, tendrás más de lo que piensas y aparte serás fuerte. También sé que aún te deprime la muerte de tu hijo, da la vida del hijo de esa loba por la de tu pequeño varoncito.-

Tras escuchar la sugerencia del espejo, Lady Claudia se puso a pensar y llegó a la simple conclusión de que era una idea muy buena, además, de verdad quería tener a su hijo en sus brazos, pues envidiaba a Drianna por eso. No se lo pensó dos veces y puso su plan en marcha, dejando que su espejo le dira instrucciones. El plan se llevaría al cabo en ese instante.

Karl Heinz por su lado, sólo se paseaba de un lado a otro, aún sin poder digerir la muerte de su hijastra hasta que se abrió la puerta de su oficina. Cuando vio quien era, se sorprendió tanto. -Padre...- dijo Ayato tranquilo mientras que cargaba a Lilly. Fue difícil calmar a su padre, pero lo hizo bien, por lo tanto, le explicó con toda la tranquilidad posible lo que sucedió, incluyendo sus sentimientos por la preciosa chica. A Karl Heinz le costó mucho comprender lo que Ayato decía, en especial la parte en la que le dijeron que ambos se amaban. Sin embargo, él de algún modo ya tenía sospechas porque su hijo era demasiado apegado a su hijastra. El rey de los vampiros no podía aceptar eso por ahora, debido a que era cosa sobre su matrimonio con Lady Claudia, pero deseaba la felicidad de los dos, así que iba a hacer algo al respecto. Los tres salieron de la oficina y buscaron a la mujer, pero ella no estaba ahí en su cuarto ni en ningún otro lado. Lo extraño, era que tampoco encontraron a las chicas de los hijos Sakamaki, pues se hizo presente un silencio casi fantasmal.

The Poisoned Heart (Diabolik Fanfics de Romance) Vol.6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora