Cap. 23

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En una habitación cerrada, dónde apenas entraba la luz, una silla estaba en medio.

Allí estaba una persona atada, con los pies atados a las patas y los brazos por detrás.

Con evidentes rastros de golpes.

Pero un balde de agua fría la obligó a despertar.

—¿Ahora si me diras?

No respondió nada se quedó callada.

—¿Dónde esta la niña?

Siguió callada.

—Otra vez asi, ¿no? Me ocultaste y me mentiste que tenía una hija.

Ela no dijo nada.

—Lo volveré a preguntar —agarró su mandíbula con fuerza—, ¿donde esta mi hija?

Le escupió en la cara.

—¡Maldita zorra!

Salió de la habitación y dejó la eriza dentro, ella empezó a llorar, y a asustarse.

La habitación le recordaba mucho a su infancia, cuando se encerraba para que los novios o los tipos que traía su mamá no intenten entrar. Ya que ellos le lanzaban cumplidos asquerosos, o la tocaban cuando su madre no se daba cuenta.

Solo tenía seis años.

Sacudió su cabeza olvidando esos recuerdos de su pasado.

Nadie sabía que ella estaba allí.

Pues al tratar de huir de Knuckles, más adelante una camioneta se pusó delante de ella y la secuestró.

Fue llevada y encerrada en esa habitación desde entonces.

Ferxs la golpeó ese día, ya que en las pruebas salieron, él era el padre biológico de la bebé, y la torturo por permitir que otro hombre la cargará.

Tenía celos. Por qué ese hombre tenía la atención total de la eriza, donde ella hizo locuras incluso bastantes malas, para poder tenerlo. Mientras que a él, le costaba que ella le pusiera atención.

Pero ahora que sabía que la niña era suya. Las quería a las dos a toda costa.

—Son mías. La bebé por ser mi hija, y Ela por que la dejé embarazada y la hice mía.

Ferxs hablaba en el sofá sentado con un cigarrillo en la mano.

Estaba molesto y celoso.

—¿Qué debo hacer para que ella me de su atención?

—No lo se, pero esa perra está enganchada a ese tipo, ¿sabes quién es? ¿O tienes una idea?

—Ella no dice nada, no habló desde que esta aquí, ni siquiera sé donde esta la niña. Espero no haya sido mala madre y la haya abandonado.

—Le dije que tenía que seguirla desde el momento en que la vio en la calle, así sabríamos donde esta la niña, y acabar con ese desgraciado.

—Si, lo se, pero queria una bebida después de todo.

Miró a la habitación donde Ela se encontraba.

Si ella no va a hablar, usaría otro método.

[...]

El azabache estaba acomodando algunas cosas de la habitación, ya que estaba un poco desordenada.


Hace un poco los doctores lo habían conectado a un electroencegalograma. Una máquina que detectaría si había alguna actividad cerebral, es decir, si llegaba a estar consciente.

•Hasta El Fin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora