•Hasta El Fin•

Cap. 26

Ya han pasado varios días, la pareja aun seguía en el hospital. Ya que pusieron a prueba a Sonic para verificar el grado de su situación.

Lograba quedarse parado, pero tras unos minutos se cansaba perdiendo el equilibrio muchas veces.

Trataron de ver si podía dar pasos. Le costaba demasiado dar uno, podía, pero aveces aseguraba que le dolía hacerlo. Podia dar entre 10 a 15 pasos con mucho esfuerzo.

Para después cansarse.

El azabache siempre estuvó con él, alentandolo para dar otro paso, o siendo su rescatista cuando perdía el equilibrio.

Con esos datos, ya tenían en claro lo que el azabache debía hacer para ayudarlo con la fisioterapia.

Estaba deprimido, si, pero ya no como cuando despertó del coma. De hecho, desde que vio a Emma, fue un poco más feliz.

El azabache le pidió ayuda a Rouge, ya que el cobalto necesitaba terapia para afrontar sus miedos, y tambien para adaptarse a que paso un año, lo que para él fueron días.

Ella haría lo mejor que pudiera para que el cobalto mejore.

Ahora, el azabache recogía las pertenencias de ambos, ya le dieron el alta al cobalto, y era hora de volver a casa.

El azabache, con ayuda de su hermano y su cuñado, subieron todo al vehículo. El cobalto los esperaba en una silla de ruedas.

Cuando el azabache fue con él, lo llevó un poco cerca del vehículo y el azabache lo ayudó a levantarse. Siendo él donde el cobalto pudiera sostenerse. Lo ayudó a levantarse.

—Shadow, yo... pensé que me ayudarías a solo a subir en el vehículo.

—Lo sé, pero quiero ayudarte a dar el intento.

—Pero, ¿y si no lo logró?

—No te preocupes, cada vez que caigas, estaré para ayudar a levantarte, y lo haré hasta que te sientas satisfecho.

El cobalto solo asintió y su esposo le ayudó a caminar. El cobalto se sujetaba de sus brazos como apoyo, mientras los demás lo animaban.

Dieron pasos lentos, ya que el cobalto sentía algo de dolor y bastante cansancio.

Solo tenían que llegar al asiento del copiloto, para todos estaba muy fácil de llegar, pero para el cobalto era un martirio.

Daba pasos con mucho esfuerzo, incluso casi llega a caerse. Pero el azabache siempre lo sostenía a tiempo.

Ya estaban cerca de llegar, pero el cobalto estaba bastante cansado.

—Shadow... ya no puedo... —cansado.

—Vamos amor, un poco más no falta mucho.

El cobalto se detuvó con sus piernas temblando.

—No puedo Shadow, me voy a caer... por favor...

—Amor, yo estoy aquí, solo un poco más ya no falta mucho, yo se que puedes...

—Esta bien...

El cobalto dio unos tres pasos más, pero se detuvó sosteniendo con fuerza los brazos de su esposo.

—Ya no puedo Shadow, enserio... me duele... ya no puedo...

El azabache se obligó a detenerse, cargó a su esposo, y lo metió en el vehículo con cuidado. Lo sentó en el asiento e incluso le pusó el cinturón de seguridad.

—Lo siento Shadow...

—Tranquilo, no debí forzarte. Pero aun asi lo hiciste bien.

El azabache acarició su mejilla, y cerró la puerta vehículo. La otra pareja subió en los asientos de atras.