Un año más tarde...El coche, conducido por un chófer, se abría paso por las carreteras rurales flanqueadas por altos setos. El cielo estaba adquiriendo ese tono ligeramente morado del atardecer y el olor de los campos era penetrante.
Allí, en el asiento trasero del coche, sintió una añoranza muy evocadora, como la sensación de emoción por lo que le esperaba...
Sin embargo, él no estaba allí.
Se había despedido unas dos semanas después de la noche que pasaron juntos.
El principe vikingo y él...
A pesar de todo lo que había hecho para olvidarlo, le había obsesionado durante todo el año. El recuerdo de aquella noche había sido tan claro e intenso que le había impedido acostarse con nadie más. Su pasmo al comprobar que un amante se le había quedado grabado en la memoria había dejado paso a una frustración considerable, hasta el punto que había llegado a buscarlo.
Sin ningún resultado.
No había dado ninguna información a sus empleados.
Para él era inaudito que pudiera seguir deseando a alguien después de una noche y que él no estuviera persiguiéndolo. No era tan arrogante como para pensar que era irresistible, pero su fortuna y su fama hacían que fuera muy codiciado. Sin embargo, Fluke había sido distinto. Virgen, avispado, apasionado... ¡y cómo respondía a él!
Notó la erección solo de acordarse y soltó un juramento.
–¿Cuánto falta? –le preguntó en tono tajante al conductor.
–Casi hemos llegado, señor Thitiwat.
Ohm, impaciente, se dejó caer sobre el respaldo y tamborileó con los dedos en el muslo.
Estaba allí solo porque había aceptado la invitación a la fiesta del final de verano que iba a celebrar un amigo suyo en una casa cercana. Era el mismo amigo que le había animado a que comprara la mansión Kildare y que invirtiera en caballos de carreras, una inversión que no había realizado.
Cuando el coche cruzó por fin la verja de entrada, se juró a sí mismo que pondría en venta esa mansión en cuanto volviera a París.Se pararon a los pies de las escaleras que llevaban a la puerta principal y tomó la bolsa de viaje.
Llamó a la puerta y contuvo la respiración como si esperara...
Se abrió la puerta y su decepción fue como una burla más para su estado ya bastante alterado. El empleado era un hombre de unos cincuenta años y no podía parecerse menos a Fluke Natouch.
–Señor Thitiwat, es un placer verlo en la mansión Kildare.
–Gracias... señor Wilson, ¿no?
–Sí. Me ocuparé del equipaje. Le he preparado café y algo de comer en
la sala. Puedo mostrarle el camino...–Sé dónde está –le interrumpió Ohm.
Una vez en la sala, fue directamente a la estantería. Los libros de Fluke habían desaparecido. Notó un hormigueo en la nuca. ¿Lo había soñado todo?
–¿Desea algo más, señor?
Ohm se dio la vuelta y vio al señor Wilson en la puerta, no a Fluke. Sintió una decepción muy intensa que le irritó mucho.
–Prepáreme el esmoquin para esta noche y dígale al conductor que nos marcharemos dentro de una hora.
–De acuerdo...
Ohm miró el café que estaba en una bandeja encima de la mesa e hizo una mueca. Necesitaba algo más fuerte que el café para aniquilar esos recuerdos. También necesitaba saborear a alguien más para borrar definitivamente, de su cabeza y de su cuerpo, el recuerdo de Fluke. Esa noche, en la fiesta de Barbier, habría por lo menos uno que le despertaría otra vez la libido.
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01- Un secreto bien escondido
FanficFluke Natouch, un tímido empleado doméstico, se consideraba inmune a los hombres ricos y poderosos porque su padre, un adinerado magnate, lo había rechazado antes de que naciera y eso le había enseñado a eludirlos a toda costa. Hasta que conoció a O...