Capítulo Seis

412 53 2
                                    










De todo lo que había llegado a esperarse, eso no...

Miró fijamente a Ohm y se preguntó si había oído bien.

–¿Has dicho casarnos?

Ohm asintió con la cabeza, mirándolo con cautela.

Fluke notó que le temblaban las piernas.

–Es la cosa más ridícula que he oído en mi vida. Casi ni nos conocemos.

–Y, aun así, hemos llegado a un punto de intimidad de tener un hijo – replicó Ohm con un gesto de firmeza–. Algunos dirían que eso es conocerse bastante bien. En otras culturas, la gente se casa por mucho menos.

Fluke se sintió al borde del pánico.

–¿Es lo que quieres? –le preguntó para intentar que él recuperara el sentido común–. ¿De verdad? Después de lo que me contaste que te pasó...

Se hizo un silencio que fue alargándose, hasta que Ohm replicó, en tono tenso.

–Precisamente por lo que me pasó estoy decidido a estar al lado de mi hijo. Mi padre nos falló a mi padre y a mí, y yo no voy a haceros lo mismo a ti y a mi hijo.

El pasmo se apoderó de Fluke. No sabía qué era peor, si un padre que no quería saber nada de ellos o un padre que aceptaría la responsabilidad por sentido del deber y nada más.

–Pero ¿tenemos que casarnos? ¿No podemos alcanzar algún acuerdo?

–Hay más cosas en juego aparte de nosotros.

–¿De qué estás hablando? –preguntó él con el ceño fruncido.

–Del Grupo Thitiwat. Aunque mi padre murió hace tiempo, la gente sigue atenta para ver si los tres medio hermanos nos mantendremos unidos. Seguimos solteros, y eso hace que seamos menos dignos de confianza para el consejo de administración, que es muy conservador y se pone cada vez más nervioso a medida que pasan los años. La imagen y la estabilidad de la marca son esenciales –Ohm torció la boca–. Cuando la prensa se entere de tu existencia y de la de Daniel, dará saltos de alegría. Para muchos, no será ninguna sorpresa que tenga un hijo, pero los accionistas se pondrán más nerviosos todavía.

–Entonces, ¿quieres que nos casemos solo para salvaguardar la imagen de la marca Thitiwat?

–No será solo por eso, pero sí es una parte importante.

El pánico amenazó otra vez con adueñarse de él.

–Sin embargo, no sé nada de ti... –Fluke se sonrojó al acordarse de
que lo había buscado en Internet–. Quiero decir, ¿y tu familia? Tienes dos hermanos, ¿estáis unidos?

–Tengo dos medio hermanos –le corrigió Ohm con una expresión inflexible–. Uno mayor y otro menor. Los tres tenemos padres distintas. Además, no, no estamos especialmente unidos, aunque sí estamos comprometidos con el Grupo Thitiwat.

Le sonó muy frío y Fluke replicó en el tono más moderado que pudo poner.

–Entiendo por qué quieres hacer las cosas de una manera distinta, como yo, pero también sabes, mejor que nadie, el daño que puede hacer un matrimonio malogrado. No nos queremos.

–¿Hablas del amor? –Ohm puso un gesto despectivo–. Si hay algo que puede desestabilizar un matrimonio, eso es el amor. El amor es para necios ingenuos.

–Creer en el amor no es de ingenuos –él cerró los puños a los costados–. Yo quería a mi padre y él me quería a mí. él hizo todo lo que pudo para protegerme y yo casi me muero cuando se murió él. Además, cuando nació Daniel, el amor que sentí por él en ese instante era indescriptible. Haría cualquier cosa por él.

01- Un secreto bien escondido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora