—Estas... impresionante.Fluke quiso preguntarle si lo decía de verdad, pero hizo un esfuerzo para ser considerado.
–Gracias, tú también.
Era verdad. Esa noche, Ohm llevaba un esmoquin blanco con pajarita negra y jamás le había parecido tan sofisticado.
–¿Vamos...?
Fluke asintió con la cabeza y se puso en marcha con el traje de terciopelo ciñéndose a su cuerpo. Tenía el cuello alto, pero tenía un chaleco entallado que dejaba ver el tamaño de su cintura. Algo que Ohm no había visto todavía. Llevaba un peinado sobrio, pendientes y una pulsera de zafiros a juego con el color azul del traje.
Cuando llegó adonde estaba Ohm, él le puso la mano en la espalda y se quedó petrificado.
–Fluke...
–¿Qué?
–Tu traje...
–¿No te queda muy ajustado?
Él apretó los dientes y se habría reído si su mano no estuviera
teniendo el efecto que estaba teniendo.–Según la estilista, es muy decente.
Además, estaba seguro de que había visto fotos de Ohm en actos con personas mucho peor vestidas.
–Muy bien –replicó él–. Deberíamos irnos.
Una vez en el ascensor, todavía podía notar la marca de su mano en la espalda. Sentirlo le despertaba el anhelo en la parte inferior del cuerpo, y todo empeoró cuando él volvió a ponerle la mano en la espalda para que saliera del ascensor y para llevarlo por el vestíbulo del hotel.
Cada vez le costaba más resistirse a él y se preguntaba cuánto tardaría en que le diera igual que viera su vulnerabilidad o sus sentimientos.
Un coche estaba esperándolos y enseguida se encontraron en medio del caótico tráfico de Roma para llegar al impresionante castillo medieval donde se celebraba la gala.
Se quedó boquiabierto cuando cruzaron el patio para llegar a una habitación palaciega con frescos e iluminada por velas y lámparas de techo. Los espejos de las paredes reflejaban el esplendor de la habitación y de las personas que había dentro.
–Es increíble...
–¿De verdad? –le preguntó Ohm en un tono casi de aburrimiento.
Fluke se detuvo y lo miró fijamente.
–¿Tan hastiado estás que ni siquiera aprecias lo impresionante que es esto?
–¿Es más impresionante que el Coliseo?
–No... bueno, eso es... alucinante. Quiero decir, hay que reconocer que no existe nada parecido.
Él puso una expresión casi de melancolía y tomó dos copas de champán de la bandeja que estaba pasando un camarero.
–La verdad es que no he estado nunca –comentó él dándole una copa a él.
Fluke volvió a quedarse boquiabierto.
–¿Cómo es posible que no hayas estado en el Coliseo? ¿No fuiste en
una excursión con el colegio? Hoy había un montón de colegiales.–Tuve un tutor en Grecia y luego me mandaron a un internado en Inglaterra. Cuando llegué a Roma, estaba más ocupado encontrando mi sitio en la empresa e incordiando todo lo que podía a mi padre con mi comportamiento que en hacer turismo.
–¿Y después de que muriera?
–Tenía que mantener una reputación y trabajaba mucho –contestó él con los dientes apretados.
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01- Un secreto bien escondido
FanfictionFluke Natouch, un tímido empleado doméstico, se consideraba inmune a los hombres ricos y poderosos porque su padre, un adinerado magnate, lo había rechazado antes de que naciera y eso le había enseñado a eludirlos a toda costa. Hasta que conoció a O...