Ohm se marchó antes de que él pudiera decir una palabra y
resopló. Se oía a los lejos el ruido de la fiesta y se preguntó si él habría vuelto allí.¿Por qué no? Al fin y al cabo, era un playboy. Sin embargo, en ese momento, no le había parecido un playboy, le había parecido conmocionado... y no se había esperado menos. Él no había dicho nada de hacerse responsable, y él también se había esperado eso. Había sido descarnadamente sincero.
Sintió lástima por Daniel, quien estaba condenado a sufrir el mismo destino que él. No tendría un padre cerca.
Que no hubiese recibido la nota había sofocado parte de la rabia que había ido acumulando a lo largo de los meses, y sin rabia solo le quedaba la decepción.
Cuando se hubiese confirmado que Daniel era suyo y tuvieran que seguir con sus vidas, como él seguiría con la suya, se recompondría e intentaría convencerse de que era suficiente que él lo supiera. Podía sobrellevarlo, sabía sobrellevar la ausencia de un padre. Lo que no sabría sobrellevar era que Ohm quisiera participar. No podía pensar con claridad si ese hombre estaba a menos de tres metros de él.
***
Ohm, en la sala de la mansión Kildare, tomó la frasca y se sirvió más whisky. Que no bebiera directamente de la frasca no quería decir gran cosa sobre el dominio de sí mismo, que era ínfimo.
Había vivido en la más feliz de las ignorancias hasta hacía veinticuatro horas. No sabía que la persona que había protagonizado durante un año sus sueños más pornográficos había sido padre y, quizá, padre de su hijo.
Era desconcertante pensar que los dominantes genes italianos de su padre estuvieran presentes en ese niño. Lo único que él tenía de su madre eran los ojos verdes. Esos genes italianos habían borrado a su madre griega en más de un sentido.
Su padre también había sido oscuro por dentro, solo había pensado en despojar a su madre de su fortuna para alcanzar sus propias ambiciones.
Ella se quitó la vida cuando se dio cuenta de que Domenico Thitiwat, guapo, atractivo y despiadado, se había casado con ella solo para hacerse con la considerable herencia de Constantinos. Ohm había tenido dos años y había dependido de sí mismo desde ese día.
Por eso no había querido tener hijos, no quería ser el responsable del bienestar de un niño inocente. Aun así, ya podía notar que se resistía a la idea de que Daniel pudiera no ser hijo suyo. Algo tan desconcertante como inquietante. De los tres medio hermanos, él era el menos propenso a sentar la cabeza... a tener una familia. Sin embargo, si se creía lo que decía Fluke, ya iba por ese camino.
Si se creía lo que decía Fluke... Había vivido mucho y había visto demasiado sobre la naturaleza humana como para confiar en una persona con la que solo había pasado una noche, independientemente de la imagen que diera él; dulce, inocente...Notó una sensación desconocida.
¿Un chico sin escrúpulos se la había jugado hacía un año?
Sacó el teléfono del bolsillo e hizo un par de llamadas.
El teléfono volvió a sonar al cabo de unos minutos y miró el enlace que le había mandado su empresa de seguridad. Vio unas imágenes de Fluke que había grabado el circuito cerrado de televisión en febrero. Se veía que entraba en el edificio de sus oficinas. Llevaba vaqueros y un chaquetón y el embarazo era evidente. El pelo le caía sobre el rostro.
Se le encogieron las entrañas al ver la evidencia de su visita para intentar decirle que estaba embarazado. También sintió una punzada de arrepentimiento porque no había visto su cuerpo crecer con su hijo. Algo que jamás habría esperado sentir.
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01- Un secreto bien escondido
FanficFluke Natouch, un tímido empleado doméstico, se consideraba inmune a los hombres ricos y poderosos porque su padre, un adinerado magnate, lo había rechazado antes de que naciera y eso le había enseñado a eludirlos a toda costa. Hasta que conoció a O...