La ciudad estaba en silencio, solo perturbada por mis pasos apresurados de. El corazón me latía con fuerza, no solo por el esfuerzo físico, sino por la emoción de la rebelión. Las luces de neón reflejaban mi ira, el deseo de ser libre.
Corría, dejando huellas de mi rebelión en cada pared, en cada callejón. Graffitis de protesta y desafío se esparcían detrás de mí, impulsándome a seguir.
Yo, hijo de All For One, el símbolo del mal, ya no podía ser contenido. Estaba decidido a romper las cadenas, a demostrar que mi destino no estaba escrito por mi viejo, sino por mis propias acciones. Cada golpe de los latidos era un eco de mi lucha.
A lo lejos escuché a los subordinados de mi padre, la LOV, tratando de darme caza. Ingenuos. No iban a ser capaces de pillarme ni en un millón de años. Deslizándome por las sombras como si fuera una luz ultravioleta, junto a un pequeño demonio en mi hombro que quiere destrucción.
Me escondí en un pequeño callejón. Miré mis manos. Un pequeño invento de mi autoría iba a ser el centro de atención a esos idiotas.
Lo lancé. Este empezó a hacer fuegos artificiales. Era increíble que siguieran aquella corona que se había puesto mi padre él solito. Él solo traía desgracias. No era un buen gobernante. No quiero que mi vida sea gobernada por una cabeza de nuez.
Observé con una satisfacción oscura cómo los fuegos artificiales iluminaban el cielo, desorientando a mis perseguidores. Los colores brillantes y el estruendo eran un símbolo de mi rebelión contra el régimen de AFO.
Me detuve brevemente para recuperar el aliento y escuché con atención. Los subordinados de All For One estaban cerca, pero yo tenía una ventaja: conocía la ciudad como la palma de mi mano. Un pequeño mapa mental se desplegó en mi mente, señalándome el camino hacia mi próximo objetivo.
—Atrapad al chico como sea —escuché decir a Shigaraki.
Con una sonrisa sarcástica, me lancé nuevamente a las sombras, mi figura desapareciendo entre los callejones oscuros. Sabía que mi rebelión era más que simples actos de vandalismo; era una declaración de independencia, una promesa de que nunca me sometería al control de mi padre.
Los fuegos artificiales seguían explotando en el cielo, como un recordatorio constante de mi desafío. Y aunque la noche era peligrosa, sentí una libertad que nunca antes había experimentado.
Ellos me encontraron pero yo tenía un plan. Salté desde unos diez metros de altura, amortiguando la caída con el retrato colgado de mi padre. Lo partí en dos. Eso sí que le iba a doler.
Corrí. Entre los callejones hasta llegar a una zona sin salida. Mierda. Estaba en un aprieto. Soy bueno con el parkour pero ese muro era más alto de lo que esperaba.
Cuando estaba por rezar para que mi condena no fuese tan larga, unas vendas me agarraron, sacándome de ahí. Una vez en un lugar seguro, mi salvador me regañó.
—Niño, deberías tener más cuidado, los subordinados de All For One podrían haberte enviado al calabozo y lo sabes –me saqué la capucha, sacudiendo la cabeza—. ¿En qué estabas pensado?
—¿En qué el retrato de AFO necesitaba una remodelación?
—Izuku, en serio, debes dejar de hacer esto —se dejó caer a la silla y yo en el puf—. No siempre estaré para sacarte de los apuros.
–Aizawa-san, sabes que eso es prácticamente imposible, soy un prisionero de la tiranía de mi padre.
Aizawa se levantó y me miró desde arriba.
—Tú, Izuku Shigaraki, no eres una causa perdida —empezó—. Tienes un gran futuro por delante.
—¿Cuál? Porque yo no veo nada más que destrucción y poder. Él solo quiere que yo tome el poder cuando se retire. Y yo no quiero ser un villano, quiero ayudar a la gente. Pero él pasa olímpicamente de mis deseos.
Aizawa se paseaba frente a mí, su figura recortada por la luz tenue. Sus ojos, normalmente tan imperturbables, ahora mostraban una mezcla de preocupación y frustración. Sus vendajes colgaban de sus brazos, aun vibrando ligeramente por la reciente acción.
—Sé que odias a tu padre y todo lo que representa, pero esta no es la forma de cambiar las cosas. No puedes destruir lo que odias sin poner algo mejor en su lugar.
La desesperación y la confusión me envolvían. Las palabras de Aizawa resonaban en mi mente mientras miraba mis manos. Quería hacer el bien, quería ser diferente, pero el camino estaba lleno de oscuridad y decisiones difíciles.
El ambiente seguía cargado de tensión, pero también de una extraña esperanza. En esa pequeña habitación oscura, me di cuenta de que tenía a alguien que creía en mí, que veía un futuro donde yo solo veía destrucción. Y eso, por primera vez en mucho tiempo, me dio fuerzas.
Aizawa suspiró y se sentó nuevamente, esta vez con un tono más suave en su voz.
—Lo primero es dejar de actuar solo—dijo, mirándome directamente a los ojos—. Necesitas aliados, personas que compartan tu visión y que estén dispuestas a luchar contigo, no solo por ti. No puedes cargar con todo el peso de esta rebelión sobre tus hombros.
Asentí lentamente, comprendiendo la verdad en sus palabras. Había estado llevando esta carga solo durante demasiado tiempo, y era hora de confiar en otros.
El peso de sus palabras me llenó de un nuevo tipo de resolución. Tenía un largo camino por delante, pero por primera vez, no me sentía solo en mi lucha. Aizawa me ofreció una mano, y la tomé, sintiendo un vínculo de confianza y respeto.
Juntos, comenzamos a planificar el siguiente paso en mi rebelión. No iba a ser fácil, y los peligros eran inmensos. Pero con Aizawa a mi lado y un nuevo entendimiento de lo que realmente significaba luchar por lo que creía, sabía que podía enfrentar lo que viniera.
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ONE SHOTS SONGFICS
Fiksi PenggemarAsí como dice el titulo, es una recopilación de diferentes historias que se basan en el significado y letras de las canciones. Al principio de cada parte, pondré la canción a la que pertenecen, por lo que créditos a los creadores y cantantes de cada...