GANGSTAS.

17: Lo siento, te amo.

El fin de semana, su hermano llega a casa de Taehyung y el omega le ruega que se quede hasta el lunes. Taehyung no le advirtió a Hoseok sobre la visita, ya que decidió que cuando Taeson estuviera en Amaho, el alfa no tendría otra opción que aceptar su estadía. Para sorpresa de Taehyung, Hoseok le dio una cálida bienvenida a Taeson e incluso se ofreció a mostrarle Amaho en persona, pero los omegas que quieren pasar tiempo juntos rechazan la oferta. Hoseok no vuelve a casa, pero su guardia a menudo se acerca a ellos y averigua si necesitan algo.

El domingo por la mañana, Taehyung desayuna con sus amigos y les presenta a su hermano. Los omegas reciben cálidamente a Taeson, pasan tiempo en el centro después del desayuno y luego se ocupan de sus asuntos.

—Tenía miedo por ti, estaba preocupado, pero ahora entiendo que fue en vano —le dice Taeson al omega más joven mientras les da de comer a los gatos—. Me alegro de que hayas hecho amigos aquí y de que tu marido sea agradable.

—No me quejo —Taehyung se sienta en el sofá a su lado—. Mentiría si dijera que me presiona o me intimida. Simplemente no podemos estar juntos por mucho tiempo, inmediatamente nos insultamos, pero por lo demás este es un matrimonio ideal y sigo siguiendo el calendario y esperando la libertad.

Los chicos son interrumpidos por Hoseok que entra al apartamento. El alfa, desde la puerta, anuncia que van a cenar.

—¿Qué pasa con tus asuntos, Leviatán y todo eso? —Taehyung lo mira confundido.

—Estoy libre las próximas horas y no quiero que tu hermano piense que tu marido no es hospitalario, así que cenaremos los tres juntos —el alfa se agacha y recoge a los mininos regordetes, a los que está muy apegado últimamente.

Los omegas van a cambiarse y media hora después los tres están sentados en una mesa junto a la ventana de un acogedor restaurante italiano. La cena va genial, Taehyung incluso está celoso de su marido por su hermano, en el que está tan interesado. Hablan de todo, desde coches hasta depósitos, y el omega, francamente aburrido, se bebe otra copa de vino. Una vez terminan la cena, Hoseok los lleva a casa y se va de nuevo.

—No tienes que esperarlo esta noche —Taehyung se quita la chaqueta y camina hacia la sala de estar.

—¿Fui solo yo o escuché notas de tristeza en tu voz? —pregunta Taeson con una sonrisa burlona.

—Solo estás delirando por todo el vino que tomaste —niega Taehyung y se va a la ducha.

De hecho, la cena fue tan cálida y agradable que Taehyung no quería que terminara. Hoseok es un conversador interesante, es galante, agradable, incluso los camareros lo adoran, y Taehyung admira a Lay, que fue capaz de criar a un hijo así. Quería que Hoseok se quedara. Sí, entiende perfectamente que el alfa se fue para que los hermanos pudieran estar juntos, y cualquier interacción entre ellos termina en una discusión, pero cuando el Lamborghini se fue alejando de la casa, a Taehyung se le hizo un nudo en la garganta.

Por la mañana, Taehyung acompaña a su hermano a Córdoba y, de camino a casa, recibe un mensaje de texto de Lay, que le pide que venga urgentemente a su hogar. Taehyung, que por alguna razón no puede relajarse en compañía del omega mayor, va igualmente a la mansión de su suegro. En el patio de la mansión, ve un Lamborghini blanco, esta vez sin moños, y, preguntándose por qué está allí, entra en la casa. Lay está en el jacuzzi de abajo.

—Quítate la ropa y sumérgete, hablemos —dice Lay, y toma una copa de la bandeja lateral.

—¡Escribiste que era urgente! —Taehyung está enojado.

—Tu marido ha enviado tu coche aquí, ha dicho que no aceptaste el regalo y que yo podría usarlo en tu lugar —Lay se inclina hacia atrás, disfrutando de las burbujas—. No lo necesito y no tengo ganas de conducir, así que te llevarás el regalo. Si tuvieras algo de sentido común aceptarías todo lo que te dan, de lo contrario, con tu carácter repugnante, mañana te quedarás en la calle sin nada. Entiende ya que si das un paso hacia Hoseok, él dará dos a cambio.