GANGSTAS

14: Un dolor para dos

—Omarion ha llegado a La Tierra —informa Hoseok, que irrumpió en la sala de conferencias de la sede de Leviatán

—Mientras esté solo negociaremos el precio —Namjoon se masajea la frente.

—Lo invitaremos a nuestra casa, le ofreceremos nuestro precio por no interferir —Jungkook deja a un lado su teléfono—. Estoy cansado de esperar, es hora de destruir la última barrera en el camino hacia la unificación.

—Lo invitaremos, por supuesto, pero es poco probable que acepte la invitación: los Depredadores siempre están defendiendo La Tierra —Psycho chasquea la lengua.

—Eso es porque hasta ahora solo La Tierra ha sido solvente, y ahora lo somos nosotros —le dice Jungkook—. Necesitamos a los Depredadores, son militares, y su ayuda será necesaria para construir el estado. Quiero acordar una cooperación a largo plazo.

—Déjamelo a mí —Hoseok se da una palmada en los muslos—. ¿Vamos a construir un estado militar? —se gira hacia Jungkook.

—Más bien, un estado policial —afirma Jeon—.  ¿Crees que es tan fácil declarar un estado y que todo el mundo obedecerá? Necesitamos control, y no el mismo que había bajo los cárteles, sino un control policial estricto. Nosotros mismos no entendemos realmente la disciplina, pero los Depredadores la tienen de hierro.

—Huele a totalitarismo —frunce el ceño Namjoon.

—No pongamos etiquetas —Jungkook se pone de pie—. Como dicen, el hombre es un lobo para el hombre, por lo que es posible que haya conflictos civiles. Yo también lo pensé. Leviatán será un estado fuerte y poderoso que protegerá a sus ciudadanos y garantizará sus intereses de cualquier manera.

—Sí, pero lo que dices sobre los métodos de gestión no lo hace atractivo, al contrario, ahuyentará a la gente y evitará que se unan —lo mira Namjoon.

—Somos la estructura que va a dirigir el Estado, todo el mundo nos conoce y no creo que haya problemas con la transferencia de estos poderes hacia nosotros. Repartiremos derechos, redactaremos leyes y castigaremos a quienes las infrinjan. Designaremos el poder, decidiremos a quién y a quién nombrar y, por supuesto, decidiremos qué opiniones hay que erradicar y cuáles hay que promover —Jungkook suspira.

—Estaríamos privando a la gente de su derecho a elegir. Debes entender que no nos van a conceder estos derechos a cambio de nada, porque no se trata solo de Amaho, donde todos crecimos, sino de toda la península y su población —le dice Hoseok.

—Sí, les quitaremos algunos derechos porque nos los entregarán con facilidad, pero a cambio les garantizaremos su seguridad; no habrán marcas, ni límites, ni pandillas, ni asesinatos, ni robos, ni violencia —dice Jungkook—. Tú y Mo —mira a Hoseok—, son guerreros, lo mejor de lo mejor, y tú —se vuelve hacia el alfa mayor, Namjoon— eres un diplomático. Ninguno de nosotros puede manejar los conflictos como tú lo haces. Estoy seguro de que todos juntos podremos crear un modelo de estado que se adapte a todos, incluida la población. Mientras tanto, arreglemos el asunto con los Depredadores y La Tierra.

. . .

—Eres todo un caso —dice Taesung, que se dirige al salón nupcial, donde su hermano habla con los organizadores—. Tu boda será como la boda de los jeques árabes. No querías casarte, así que decidiste organizar la boda del siglo. ¿Los baños también serán de oro? —observa con asombro el mayor de los hermanos el coste final de la organización del evento.

—Aún no es suficiente, no se va a empobrecer con esto —resopla Taehyung y se vuelve hacia sus asistentes—. No me importa cuántas solicitudes tengan, necesito alquilar este castillo y ustedes tienen que estar de acuerdo.