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...Despertó gracias a los rayos de sol colándose por la ventana, pudo notar de inmediato gracias a aquella sensación de livianes que se encontraba sola, fue ahí, que se levantó y tan rápido como pudo arreglo la cama, fue hasta el baño a cepillarse los dientes y para finalizar su recorrido, camino hasta la habitación de sus hijas.
En cuanto entro, reviso el reloj por primera vez en la mañana, y noto como de costumbre que estaba a tiempo para llevarlas a la escuela.
- Buenos días mis ángeles- Suelta abriendo cuidadosamente las cortinas.
Sin embargo las niñas no se inmutaron ante el halago de su progenitora, y no fue hasta que una vez más la castaña intentando despertarlas, depósito un beso en la frente de cada una, y susurro un: "Ya es hora de despertar" que para su sorpresa, sí funcionó, pues a los pocos segundos, ambas niñas abrieron lentamente sus ojos, y aunque con pereza intentaron reincorporarse, terminado por hacerlo con ayuda de su madre.
Termino por levantarlas y las condujo hasta el baño, en dónde tan rápido como pudo las ayudo a bañarse, al cabo de quince minutos regresaron a la habitación y como era costumbre, ellas se encargaban de cambiarse mientras que la castaña las peinaba, aquel día pidieron especialmente una trenza francesa, que su madre aunque corta de tiempo, por supuesto realizó. A las siete y treinta en punto estuvieron listas, por lo que ella se cambió la pijama por algo decente y bajo con ellas hasta la primera planta, empacó sus loncheras rápidamente y de la misma forma partieron a la escuela, aquella mañana estuvo por completo fuera de la habitual, no había loncheras preparadas con anterioridad, ni una Rin bañada y lista para llevar a sus hijas a la escuela, más bien había hecho todo al tiempo, sin embargo, todo seguía siendo con amor, y gracias ello lograron llegar a la escuela sin preocupaciones y con todo listo. Las dejo con su maestra y una vez más regreso a casa, está vez ya estando sola, sí se dió el tiempo de darse un larga ducha y de arreglarse un poco para poder bajar a media mañana a iniciar los preparativos para el almuerzo.
Optó por algo no tan difícil, puré de papas, pollo al horno y una ensalada, podía sonar complicado pero a su parecer no lo era. Se acomodo el delantal y se dispuso a cocinar, primero dejo las papas en el agua hirviendo, luego marino el pollo y en cuanto estuvo listo lo metió en el horno, para pasar nuevamente a las papas y hacer el puré con algo de mantequilla y queso, una vez listo preparo la ensalada y bajo la temperatura del horno para ir hasta el living y descansar un poco. No había sabido nada de su esposo desde que se levantó, y por más enojada que estuviera, no se sentía bien sin saber del, por lo que se levantó y fue por su celular a la habitación, marco el número del Taisho y para su completa sorpresa el celular al que estaba llamando resonó en la entrada de la habitación; se inclino curiosa, y ahí lo vio, colgando el saco en el perchero y dirigiéndose hacia ella.
- ¿Me llamabas?- Inquiere con sorna en inclinandose para acercar su rostro al de ella.
- No te despediste está mañana- Le recuerda.
- Te desvelaste por mi culpa, lo menos que podía hacer era que descansarás- Le recuerda.
- No me importa, sabes que me preocupo Sesshomaru- Confiesa.
- Disculpa, no volverá a suceder- Asegura acortando la distancia y dejando un corto beso en los labios de su mujer.
- ¿Desayunaste?- Pregunta posando las manos en su rostro.
- Aún no- Informa.
- Te voy a preparar un sándwich para que esperes a que este la comida- Anuncia soltandolo y levantandose.
Camino hasta la salida, sin embargo no logro poner ni un solo pie fuera de la habitación, ya que en cuanto llegó hasta la puerta pudo sentir como los brazos del peliplata la aprisionaban.
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Enamorarte.
FanfictionEstá historia es la continuación del fanfic "Tu dulce presencia" que también pueden encontrar en mi perfil. Es importante leerlo con anterioridad para entender algunas cosas. . . ... SINOPSIS. La gloriosa victoria de la noche en que sus labios se to...