.
.
.
.
.
.
.
...CINCO SEMANAS DESPUÉS.
...Las cosas habían vuelto a la normalidad, su relación y la que tenían con sus hijas. Las discusiones y los problemas matrimoniales está vez parecían haber quedado en el pasado, y ellos estaban encantados con eso.
Si bien no todo era color de rosa todo el tiempo, ya podían sobrellevar las cosas sin discutir y ambos eran más atentos con sus acciones para no provocar el enojo del otro, al menos así lo veían ellos, una forma de mantenerse unidos, dando espacio personal y cuidando su relación.
...Aquella mañana luego de llevar a las niñas a la escuela, regreso a casa dispuesta a realizar una limpieza profunda, hacia días que no lo hacía y si no se apuraba las alergias de Setsuna volverían, ya que la pequeña sufría de rinitis. Se cambió por algo mas cómodo y tomo todo lo necesario, desinfectantes, pañuelos, limpiadores y por supuesto la aspiradora y el trapeador; inicio con el living moviendo los muebles y retirando las alfombras que luego reemplazó por otras, desinfecto, limpio y acomodo todo nuevamente, repitió ese mismo proceso en la sala de televisión, en la cocina y por supuesto en la segunda planta y las habitaciones. Termino bien adentradas las doce, exhausta pero complacida de su trabajo regreso al cuarto de aseo y acomodo todo para ir hasta la cocina, en dónde tomo un vaso de agua , en cuanto terminó, regreso a su habitación y se dió una corta ducha, cambio su ropa por algo mas decente y se recostó en la cama, en dónde tomo una siesta hasta las dos, cuando se levantó para ir en busca de sus hijas a la escuela y las llevo a comer a su restaurante favorito.
Luego de aquel día de limpieza no tenía ánimos de cocinar, por lo que además de comer ahí pidió para llevar, las niñas accedieron gustosas a la petición, porque extrañamente amaban el pure de papas con el pollo salteado en verduras del lugar, así que ella ni corta ni perezosa lo eligió; cuando regresaron a casa ya daban las tres y media. Aunque sabia que las pequeñas estaban cansadas, les impidió tomar las siesta debido a que en la noche no dormirían. Las distrajo con la tarea, se sentaron en el jardín después de cambiarse y junto con su madre hicieron los deberes que les habían asignado ese día, eran muy pocos realmente por lo que no les tomo demasiado tiempo en acabarlos, una vez listos se dedicaron a las plantas, una actividad que solía compartir con ellas y que bajo su percepción le ayudaba a crear responsabilidad en las niñas, ya que cada dos días la castaña y su hermana se ocupaban de limpiar las plantas con ayuda de su madre, no habia ocasion en donde se les olvidara y además disfrutaban al hacerlo. Esos pequeños momentos Rin los disfrutaba, era como darle un respiro a su corazón.
El sol se había comenzado a ocultar, y supo de inmediato que ya era hora de terminar así que se levantó del césped y apuro a las gemelas, las ayudo con sus guantes y guardo todo en el cobertizo para ingresar juntas a la casa, se lavaron las manos y caminaron en dirección a su habitación, pero no lograron llegar ni a las escaleras cuando el sonido de la puerta las alerto, y sus hijas sabiendo dequien se trataba corrieron a recibir a su padre. Camino despacio a la misma dirección que las niñas segundos atrás y cuando llegó pudo ver una de las escenas que más enternecian a su corazón; sus hijas abalanzandose a los brazos de su progenitor con una sonrisa en sus rostros.
- Buenas noches- Músita con una sonrisa para alertar de su presencia.
- Cielo- Corresponde el hombre caminando hacia ella aún con las niñas en brazos.
Dejo un beso en su frente y luego bajo a las gemelas.
- ¿Cómo te fue mi amor?- Pregunta tomando las manitas de sus hijas.
- Hay algunas cosas que debo contarte, pero más tarde será... ¡Ahora estás pequeñas de seguro se debe dar un baño!- Responde inclinadose a sus hijas y haciendo una voz de caricatura al final.
ESTÁS LEYENDO
Enamorarte.
FanfictionEstá historia es la continuación del fanfic "Tu dulce presencia" que también pueden encontrar en mi perfil. Es importante leerlo con anterioridad para entender algunas cosas. . . ... SINOPSIS. La gloriosa victoria de la noche en que sus labios se to...