CAPITULO 17

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Despertó con pesadez gracias a los rayos de sol que se colaban por la ventana,  basto abrir un poco los ojos y recuperar a medias la conciencia para que todo volviera a ella, fue casi inercia, cuando minutos después se giro y tomo la almohada que el usualmente usaba para pegarla a su pecho y aferrarse a ella, extrañamente no lloro, quizás era que aún no despertaba del todo o que ya no tenia lágrimas, no lo sabia Pero se mantuvo ahí, sin moverse ni un centímetro y aferrada a aquella almohada como si su vida dependiera de ella.

Probablemente llevaba dos horas o más, sin moverse cuando el chillido de la puerta le alerto del ingreso de alguien, sabia de quién se trataba asi que no se inmutó.

- Buenos días...- Anuncia la pelinegra. - Preparé desayuno, anda, date una ducha y baja- Pide acercandose a ella y dándole una palmada en el hombro.

- No tengo hambre- Confiesa.

- Pues no es cuestión de querer o no, es de que te alimentes- Informa con seguridad. - Así que levantate, que el mundo no se ha acabado- Completa quitándole la sabana.

- No quiero...- Murmura girandose.

- Pero lo harás- Asegura Kagura mientras la toma de la muñeca y la levanta.

- Kagura...- Musitá mientras la ve con el ceño fruncido.

- ¡Rin!- Advierte la pelinegra.

Logrando está vez que la castaña se levanté y camine hasta el baño.

- Date una ducha, ahora vuelvo- Anuncia saliendo una vez más.

La vió salir y a pesar de estar dispuesta a lanzarse una vez más a la cama, decidió que su cuñada tenía razón, aunque le doliera el mundo no se estaba acabando, y tenía dos hijas por las que debía estar bien, así que ingreso al baño y se dió una ducha, salió y arreglo la cama, para despues ir hasta el armario y buscar algo más decente, unos pantalones de lino y una camisa. Salió de la habitación y fue hasta la primera planta, en dónde la pelinegra hablaba por teléfono, pero en cuanto la vio corto la llamada y fijo su atención en ella.

- Veo que te arreglaste- Musitá con una sonrisa.

- Tu lo dijiste... El mundo no se ha acabado- Responde con pesadez mientras ingresa a la cocina.

- Es el de los toldillo- Informa.

- Gracias Kag- Anuncia quitándole la malla al plato.

- ¿Vas a algún lugar?- Inquiere sentándose frente a ella.

- A buscar a las niñas- Confiesa comiendo un bocado de panqueques.

- ¿Te sientes mejor?- Pregunta con nervios.

- No mucho pero... No puedo pasarme los días en cama, hay cosas que hacer y... Ahora lo más importante es que está situación no afecte a mis hijas- Confiesa en medio de un suspiro.

- Tienes razón, y ya sabes que aquí estoy... Si algún día necesitas ayuda con las niñas, o no te sientes bien, no dudes en pedirme ayuda- Concuerda con una sonrisa.

- Gracias en serio... Por todo esto que has hecho por mi- Musitá con una leve sonrisa.

- No es nada- Asegura.

Ambas se mantuvieron en silencio por varios minutos, incluso la castaña logro terminar de comer, no fue hasta que llevo el plato al lavavajillas que bocifero nuevamente.

- Kag- Llama su atención en un tono leve.

- Dime- Pide.

- ¿El estará bien?- Pregunta de repente mientras se seca las manos.

Enamorarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora