Capitulo 4

4 2 0
                                    

 Capítulo IV

La respuesta.

Después de clase me dispuse a tratar de olvidar lo que había visto, esa gigantesca figura de ese hombre con alas marrones que salía de aquel matorral. Intenté no pensar en ello, pero su suave voz retumbaba en mi cabeza y las imágenes de sus ojos verdes aparecían y sentí que me decían que no quería hacerme daño, pero aparte de esos recuerdos en mi mente retumbaban preguntas que no podía responder. ¿Me estaba volviendo loca?

Mientras caminaba hacia la salida de la universidad, me encontré con varios compañeros a los cuales saludé con afecto y al despedirme de ellos sentí un gran alivio, ya que en esos breves momentos no recordaba lo que había sucedido y me hacían mención que tenía que entregar una investigación para la próxima semana, así que decidí ir a la biblioteca del centro de la ciudad, ya que era enorme y tenía una incontable cantidad de libros. Era demasiado lo que tenía que hacer así que decidí ocupar mi mente en mis deberes como estudiante.

Al salir del lugar me encontré con una calle repleta de autos de todo tipo, en especial muchos taxis que se dirigían a diferentes lados de la ciudad, pude notar que muchos de mis compañeros tomaban algunos de ellos y después de esperar por varios minutos decidí caminar hacia la biblioteca ya que se encontraba a escazas cuadras de la universidad, cruce la calle y me encamine hacia la primera cuadra, la cual estaba cruzando la calle cuarenta cinco norte de la ciudad, y al igual que en la universidad estaba repleta de autos con un tráfico bastante tupido, al seguir caminando pude notar que había pasado un accidente automovilístico, al parecer unos de las personas había perdido los frenos y al tratar de parar en el semáforo choco contra el que estaba delante de él dejándolo en medio de la calle cuarenta cinco y cuarenta y cuatro norte, pude notar que no había heridos ya que los conductores se encontraban fuera de sus autos discutiendo por lo que había sucedido, las cornetas de los autos aturdían mis sentidos y me dispuse a caminar más rápido, y comprimí mis ojos como si estos hicieran que el sonido fuera más suave, y al abrirlos para mi sorpresa nada se movía todo estaba paralizado, un hombre regordete con camiseta blanca señalaba a otro hombre bien vestido con una camisa azul que extendía los brazos de forma agresiva, pero no se movían; cuando muy cerca de mí un árbol totalmente tieso y aunque escuchaba el viento no vi que se moviera, todo estaba en un silencio  y de pronto me sentí que me elevaba, miraba a todos lados y parecía que lo único existente era yo, y lo vi; una figura muy alta de cabello negro de piel blanca ,ojos verdes y de alas marrones me miraba a escasos quince metros de distancia su mirada no era fría, no me producía miedo, mi temor era no saber lo que era y ¿por qué? estaba allí.

Me producía cierto acercamiento; cerré mis ojos y al abrirlos otra vez estaba su rostro a escasos centímetros de los míos. Me sonrió con la ternura más hermosa que había conocido; solo era comparable con la mirada de ternura de mi madre y aunque estaba como deteriorado y de aspecto lastimado, me di cuenta que no estaba en peligro. Su mano derecha fue levantándose poco a poco y la colocó en mi cabeza, acariciando mi cabello y mirándome fijamente y con un tono de voz suave me dijo:

—¿Sabes quién soy?—

No sabía qué hacer; de mi boca no salía una palabra, así que hice la primera reacción que se me ocurrió: rápidamente con mi cabeza hice una señal de negación, que la repetí de manera muy rápida y de manera nerviosa, echándome para atrás como si me anticipara a un golpe, y con su mirada fijamente en mis ojos y su aspecto amigable, formé otra sonrisa y respondió.

—Soy tu ángel guardián, Helena—dijo de forma calmada. No sabía qué decir, sentía que me iba a desmayar; muchas preguntas pasaban por mi mente, me aturdían, me lastimaban. Me quedé mirándolo por unos segundos y volví a cerrar los ojos y puse mis manos tapando mi rostro, deseando no ver más.

La espada de Gabriel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora