Capítulo 30

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Dedos de pollo y puré de papas.

Una perfecta combinación con una pizca de sabor a plástico digna de un almuerzo escolar.

Mis ojos brillan mientras me sirvo dos cucharadas grandes de todo lo que haya.

Me doy media vuelta en dirección de las mesas de la cafetería y me encuentro con lo de siempre: adolescentes altaneros desprendiendo hormonas y olores particulares.

Sin embargo, no es eso lo que me llama la atención sino un par de ojos brillantes frente a mí que me miran molestos.

—Jisung.— Le sonrío al chico que tiene sus brazos cruzados y expresión acusatoria.

¿Y ahora qué hice? Soy inocente, lo juro.

Aborten todo y guarden la droga.

—Minho, ¿dónde estabas? Te estuve esperando como mil años.— Dramatiza exhaustivo.

—Unos minutos querrás decir.— Le corrijo sonriente y sigo mi camino. Él se une a mí sin quitarme sus ojos extrañados de encima.

¿Por qué me mira como si tuviera un grano a punto de explotarle en la cara?

—Pensé que aún seguías molesto conmigo y no querías verme.— Mira sus zapatos al caminar evidenciando pena.

—Escucha, Jisunggie.—Detengo cada uno de mis movimientos. —Eres mi mejor amigo y te quiero, por eso mismo te perdone, pero tampoco voy a dejar que me trates como la mierda todo el tiempo.— Le informo serio sin señales de gracia.

—Lo sé y en serio agradezco que lo hayas hecho.— Me brinda una sonrisa de boca cerrada y seguimos nuestros pasos más aliviados. El vacila un poco antes de decirme algo. —Y bueno, ¿por qué tardaste tanto en llegar aquí? Siempre vas a buscarme a clases.— Vuelve al tema anterior en un intento de lucir desinteresado, pero es Jisung por Dios.

Puedo leer hasta sus expresiones más insignificantes y en seguida noto en él cierta incomodidad.

Okey, las cosas son así.

Hannie y yo vivimos tan pegados como un chicle a un zapato. Es muy raro vernos separados.

Vamos, soy un chico que no se definiría como sociable y que no soporta a muchas personas. Luego está mi mejor amigo, un niñito tímido que no puede decir ni dos palabras a desconocidos sin sudar como morza.

Somos tal para cual.

—Jisung, tú lo dijiste.— Expreso pesadez. —No debo andar detrás de ti todo el tiempo.— Le rememoro lo que dijo en la fiesta con aquel sentimiento melancólico traspasándome nuevamente.

—Minho, sigues con eso.— Mira hacía arriba con un aviso claro de "estoy cansado de ese asunto". —En serio, lo que dije fue un error.

Un error. Esto no es un pie de más en un muñeco, una letra mal en un empaque o algún defecto de fábrica.

Ese "error" en serio me dolió, hizo vaciar mi tanque de lágrimas que creía vacío.

Sin embargo, jamás le diría cuanto me lastimó.

Si permanezco sólido como una roca nada puede hacerme daño.

Aunque Jisung es mi kryptonita.

—No es un error si es lo que realmente sientes.— Me encojo de hombros y esquivo una de las mesas.

—Ya deja eso en el pasado.

Pero si fue hace menos de una semana. No puedo sólo reiniciarme como un teléfono.

—No actúes como si fuera rencoroso sólo soy memorioso.— Le reprocho con mis labios inflados.

—Como sea, déjame llevarte esto, memorioso.— Bromea y toma mi bandeja desbordante en comida.

¡Odio Ser 𝘖𝘮𝘦𝘨𝘢! ★Hyunho★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora