Capítulo 32

115 24 4
                                    

—¡Jisung! recibí tu mensaje y vine lo más rápido que pude.— Anuncio abriendo la puerta de la habitación del castaño.

Mi respiración está agitada y mi ropa completamente mojada. Debería ir a un doctor, sudar tanto no es normal. Aún llevo puesto el casco y el uniforme de mi trabajo pues había venido de allí hasta aquí en un santiamén.

Si un santiamén significa ir en la moto con la que entrego pizzas a la velocidad de una ancianita en bastón.

Mi apariencia es todo lo contrario a la de Jisung, el cual aparenta tranquilidad luciendo impecable. Está ubicado junto a la ventana con unos binoculares que ni idea porque los tiene.

Diría que está espiando a un omega sexy, pero lo más allegado a eso es el viejo de en frente que baila con unos shorts demasiado cortos para nuestros pobres ojos.

—Hola.— Saluda sin más y yo levanto una ceja.

—¿Hola?— Pregunto exagerado. —¿Eso es todo? Me enviaste un mensaje diciendo que te estabas muriendo.— Saco mi celular del bolsillo y le muestro la pantalla.

—De las ganas de que veas esto.— Completa por mí y me ofrece los binoculares.

Mis orbes lo enfocan como si pudiera elevarlo por el aire con la mente.

—¿Sabes? No deberías jugar así con los sentimientos de la buena gente.— Meneo mi cabeza y los tomo brusco. —Espero que sea bueno.

Miro a través de los binoculares y puedo confirmar que la vista no es buena, es mega increíblemente super buena.

Puedo visualizar a Hyunjin en el patio de la casa lavando un auto rojo. No trae camiseta y los músculos de su espalda se mantienen mojados. Las gotas de agua se deslizan magestualmente por el tatuaje que tiene en el torso.

Oh, por las barras de chocolate. Miren esos abdominales, podría abrir una lata con ellos.

Creo que el calor que tengo se expandió a otra zona.

—Es horrible, ¿verdad?— Jisung desprecia la imágen con sus ojos.

Sí, tan horrible que le sacaría una foto y la guardaría para asuntos privados en mi cama.

—Sí, muy horrible.— Pronuncio pegando lo más posible mis ojos a los binoculares hipnotizado por ese cuerpazo.

Probablemente estoy formando un charco con mi saliva y otros fluidos hormonales.

—¿Puedes creer que mi papá le regaló un auto a ese idiota?— Señala la ventana acelerado por el enojo. —Dice que es una recompensa por sus buenas notas.

¿Dónde me consigo un padrastro así?

Recuérdenme subastar a mi hermano a cambio de un Lamborghini. Ahora que lo pienso, con la pinta que tiene no me darían por él ni un carrito de compras.

—¿Y eso por qué te molesta? Tú tienes una motocicleta.— Lo miro sin entender.

Y yo corriendo el autobús como por tres cuadras. ¿Qué he hecho mal?

—Sí, pero es injusto.— Se sacude como si quisiera quitar su ira. —Ayer le pedí que me comprara un Mercedez Benz y me dijo que lo hará cuando tenga mejores notas. No es mi culpa que el idiota de Hyunjin sea un nerd.— Se sienta en la cama de brazos cruzados al igual que un niño berrinchudo.

Suspiro y me siento junto a él. Su cabello largo cubre sus ojos apagados y juega con las mangas de su suéter que tapan sus manos.

—No entiendo.— Apoyo mi barbilla en mi mano. —Tú padre te paga a los mejores tutores, ¿por qué aún así no aprendes?

¡Odio Ser 𝘖𝘮𝘦𝘨𝘢! ★Hyunho★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora