Entre el deber y el deseo.

26 5 0
                                    

A la mañana siguiente, Sheyla y Alessia se encontraban en la sede, sentadas en la sobria y austera oficina de Miller. Las paredes estaban adornadas con algunos diplomas y fotos enmarcadas, pero el ambiente era más que serio, y el aire se sentía denso, cargado de la tensión de la noche anterior. Ambas estaban nerviosas, repasando mentalmente cada detalle de lo que habían visto, cada conversación y cada expresión que lograron grabar en sus cámaras ocultas.

Al cabo de unos minutos, Paula entró en la oficina. Alessia la observó mientras se acercaba, notando que se veía ligeramente diferente. Al principio, no entendía qué era, hasta que un pequeño destello le hizo darse cuenta.

-Tus lentes... -murmuró Alessia, observándola con curiosidad.

Paula sonrió con un ligero asentimiento.

-Ah, sí. Anoche usé lentes de contacto para que nadie me reconociera, especialmente J-Hope -explicó, acomodándose en la silla junto a ellas-. Nos cruzamos varias veces en Manhattan, y estoy segura de que recordaría mi rostro si me hubiera visto con las gafas.

Alessia y Sheyla intercambiaron una mirada, impresionadas por la previsión de Paula. Este trabajo requería una atención al detalle que ninguna de las dos había considerado antes. Miller, quien estaba sentado detrás de su escritorio, las observaba atentamente, esperando que comenzaran a hablar. Al ver que estaban listas, asintió con la cabeza.

-Bien, cuéntenme todo lo que sucedió anoche -pidió, su tono firme y enfocado en cada una de ellas.

Alessia respiró hondo y comenzó a relatar los eventos de la noche anterior, desde el momento en que los chicos desaparecieron de la fiesta hasta cómo ella y Sheyla lograron seguirlos sin ser vistas. Con cada detalle que ella y Sheyla aportaban, la expresión de Miller se volvía más seria. Finalmente, sacaron las cámaras ocultas que habían utilizado y las colocaron sobre la mesa frente a él.

-Logramos grabarlo todo -dijo Alessia, sintiendo una mezcla de orgullo y nervios al mismo tiempo-. Cada transacción, cada gesto. Los ayudantes de esos hombres abrieron las cajas y vimos claramente que contenían armas... armas que no se consiguen fácilmente.

Sheyla continuó, su tono lleno de convicción:

-Luego J-Hope les entregó unas bolsas con droga. Y cuando la transacción terminó, vimos cómo esos hombres le dieron varios maletines llenos de dinero a Jimin. No podemos negar que estamos ante algo grande, Miller -concluyó, mirando al hombre con seriedad.

Miller se mantuvo en silencio por unos instantes, procesando cada palabra y lo que implicaba todo lo que acababan de decirle. Encendió la cámara, revisando rápidamente las grabaciones. Al ver las pruebas, su semblante se endureció.

-Esto es más grave de lo que pensábamos -murmuró, levantando la vista hacia ellas-. Si esos tipos están involucrados en el tráfico de armas y drogas en una escala tan amplia, esto podría ser un caso de repercusiones internacionales.

Paula tomó la palabra, aclarando un aspecto que consideraba clave.

-En Manhattan, he estado persiguiendo al grupo de J-Hope por meses. Su operación es mucho más que solo tráfico de armas y drogas. Las redes de tráfico de personas que manejan son complejas y, cada vez que estuvimos a punto de atraparlos, la evidencia desapareció de la nada. Anoche sentí la misma sensación... como si alguien estuviera borrando sus huellas en tiempo real.

Alessia frunció el ceño, recordando a alguien en particular de la fiesta.

-Hay algo más que necesito mencionar -dijo con cautela-. Arianny, la mujer de Jin, también estaba en la fiesta. Se me acercó cuando estaba esperando a Sheyla y dejó claro que no estaba nada contenta con mi presencia. Me advirtió que no necesitaban "moscas alrededor del grupo" -hizo una breve pausa, recordando su actitud fría y distante-. Podría ser un problema. Tiene esa mirada que deja claro que es alguien con conexiones, y creo que conoce a la perfección el negocio en el que están metidos.

Bajo la mirada del peligro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora