Bajo la mirada del peligro.

Hasta dónde llegarías por amor?

Alessia llegó al café donde había quedado en verse con Jungkook. Lo encontró esperándola junto a una ventana, con una sonrisa despreocupada y esa mirada encantadora que siempre le hacía estremecer el corazón. Era una escena tan cotidiana y, a la vez, tan fuera de lugar, considerando todo lo que ella cargaba en su mente.

Jungkook se levantó para recibirla y le ofreció una silla con ese gesto caballeroso que tanto la hacía sonreír. La suavidad en su forma de ser contrastaba con la intensidad de la noche anterior, donde Suga había descolocado cada uno de sus pensamientos con un simple beso. Alessia se sentó y agradeció, intentando relajarse, pero se sentía extraña, como si su cuerpo se negara a calmarse y su mente no lograra ignorar lo que pasó.

Mientras desayunaban, Jungkook hablaba con su habitual ligereza, haciéndola reír y sacándola de esa nube de pensamientos oscuros. Pero, aún así, Alessia notaba que la tensión seguía ahí, latente, arrastrada por el recuerdo de Suga y esa mezcla confusa de atracción y desconfianza que le generaba.

- ¿Estás bien? -preguntó Jungkook de repente, interrumpiendo su charla casual con una mirada de preocupación.

Ella lo miró, algo sorprendida de que él lo notara tan pronto. No quería decirle lo que en realidad le preocupaba, ni tampoco quería abrirse por completo. Había una barrera entre ellos, algo que ambos sabían pero que ninguno mencionaba. Sin embargo, en ese momento, la incomodidad fue más fuerte que su cautela, y dejó escapar la pregunta que llevaba días en su cabeza.

-Jungkook... ¿a qué estás jugando?

La pregunta sonó más directa de lo que había planeado, pero no se retractó. Lo miró a los ojos, buscando una respuesta genuina en su expresión. Jungkook, por un instante, pareció sorprendido; pero la tensión en sus facciones mostró que él sabía exactamente a qué se refería.

- ¿Jugar? -respondió él con un leve arqueo de cejas, intentando mantenerse en calma-. No estoy jugando, Alessia.

-No me mientas, Jungkook. Tú sabes quién soy, lo sabes desde el principio, ¿verdad? Sabes que soy agente, que estoy aquí para desmantelar todo esto -le dijo, su voz firme pero con un tono de decepción.

Jungkook se inclinó hacia ella, sus ojos oscuros clavándose en los de ella, con esa intensidad que tanto la hacía dudar de sus propios pensamientos.

-Sí, lo sé. Desde el principio sabía quién eras y que estás aquí para... atraparnos, por decirlo así -admitió, bajando la voz y buscando sus palabras con cuidado-. Pero, Alessia... quiero conocerte mejor, quiero ver a dónde puede llegar esto entre nosotros.

El desconcierto en su rostro era genuino, pero sus palabras sólo incrementaron el conflicto en el pecho de Alessia. ¿Cómo podía confiar en él? ¿Cómo saber si esas palabras eran sinceras o si él era parte de un juego mayor, un juego al que ella no podía ver el final?

- ¿Y realmente piensas que puedo confiar en ti? -preguntó ella, con una sonrisa triste y el corazón a punto de romperse entre dudas.

Jungkook soltó una risa breve, nerviosa, mientras bajaba la mirada hacia la mesa, como si luchara por encontrar una respuesta que le devolviera la confianza.

-No sé qué decir para que confíes en mí, Alessia. No estoy aquí para hacerte daño ni para jugar contigo... sólo... sólo quiero intentarlo. Tal vez es una locura, pero quiero intentarlo contigo.

Ella sintió cómo sus palabras atravesaban sus muros, esos que había construido para protegerse de la trampa que representaba su mundo. No era fácil; su instinto le decía que tenía que alejarse, que era peligroso, pero su corazón, cada vez que lo veía, le decía algo completamente distinto.