Sombras de traición.

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La noche había sido una tormenta de emociones y recuerdos. Alessia, recostada en el sillón, no había pegado un ojo. Aun cuando Jungkook permaneció a su lado, abrazándola, dándole esa calidez que tanto necesitaba, su mente no podía dejar de revivir la imagen de Namjoon entre los árboles, su presencia siniestra en el momento más vulnerable de su vida. Era como una sombra que se cernía sobre todo lo que amaba, como si se asegurara de destruir cualquier cosa que pudiera significar paz para ella.

Jungkook, sin decir mucho, se había convertido en su refugio. Le daba pequeños besos en la frente y acariciaba su cabello, calmándola en los momentos en que las lágrimas volvían a brotar de sus ojos. Sus brazos la rodeaban, sosteniéndola mientras ella dejaba salir el dolor y la rabia. Pero, aunque le reconfortaba su presencia, la mente de Alessia se mantenía despierta, entre pensamientos de amor y odio, tratando de encontrar alguna razón que explicara el horror de lo sucedido.

Apenas había amanecido cuando Jungkook se levantó. Ella lo miró, sin poder ocultar el temor de que él también la dejara sola en ese mar de angustia. Pero él le dio un último abrazo y le murmuró al oído que volvería tan pronto pudiera.

- Namjoon me llamó... voy a ver qué quiere,-le dijo en voz baja, y aunque no quiso decirlo, ambos sabían que también intentaría obtener la información que Alessia tanto buscaba.

Ella asintió, mordiéndose el labio para no dejar que el dolor volviera a salir. Observó cómo él se marchaba, su figura desvaneciéndose por el pasillo, hasta que la puerta se cerró suavemente. La soledad de su departamento, de repente, le pareció inmensa y silenciosa, como si el peso de la realidad cayera aún más sobre sus hombros.

Revisó su teléfono, encontrando un mensaje de Miller. "Tómate la semana libre si necesitas, Alessia. Lo lamento mucho por tu abuela," decía el mensaje. Las palabras de su jefe eran comprensivas, pero Alessia sintió una punzada de frustración. No quería descansar, ni esconderse, ni mucho menos dejar de hacer su trabajo. Sabía que necesitaba seguir adelante, sobre todo ahora, cuando Namjoon había tenido la desfachatez de aparecer en el funeral de su abuela con una sonrisa maliciosa en el rostro. Era claro que él no pensaba detenerse, que la veía como una amenaza y, de alguna manera, quería demostrarle que estaba siempre un paso adelante. Alessia no iba a permitirlo.

Determinada, se levantó y caminó hacia el baño, mirándose al espejo con una mezcla de tristeza y resolución en los ojos. Las ojeras bajo sus ojos eran profundas, un reflejo de la noche en vela, pero en el fondo de su mirada había una chispa que Namjoon no podría apagar. Entró a la ducha, dejando que el agua caliente recorriera su cuerpo y tratando de limpiar un poco de esa tristeza que se había instalado en su pecho.

Mientras el agua caía, Alessia empezó a recordar momentos junto a su abuela, su risa cálida y sus palabras llenas de sabiduría. La tristeza era profunda, pero también comenzó a transformarse en algo más; en un deseo ardiente de justicia, de encontrar la verdad y de hacer que Namjoon pagara por lo que había hecho, si realmente estaba detrás de la muerte de su abuela. Cerró los ojos, recordando la última vez que la había visto, su mirada amorosa y la promesa de que siempre estaría ahí para ella. Ahora, Alessia sentía que era su deber proteger esa memoria y descubrir lo que realmente había sucedido.

Cuando salió de la ducha, el vapor llenaba el baño, pero en su mente ya no había confusión. Sabía lo que tenía que hacer. Con una expresión firme en el rostro, se secó rápidamente, se vistió con ropa sobria y cómoda y se preparó para enfrentarse a lo que sea que estuviera en su camino. Ya no era una opción darse el lujo de la tristeza; ahora necesitaba enfocarse en la justicia, en desentrañar cada uno de los secretos que Namjoon escondía. Sabía que él estaba acostumbrado a salirse con la suya, a manejar cada situación a su favor, pero estaba decidida a demostrarle que ella no era como las personas a las que él había intimidado antes.

Bajo la mirada del peligro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora