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Nuestro protagonista se encuentra acostado y con fiebre en su cama, pues al día siguiente de aquella cita, dónde el y Richard se volvieron novios, todo fue mal.

Y me refiero mal de salud, es como si el cuerpo se Apolo se negara a sanar, nadie sabe que hacer, la fiebre es inhumana pero lastima que Apolo no es 100% humano.

Richard, quien lo había ido a visitar, se encontraba asentado al lado suyo en la cama, preocupado por su novio. Tocaba su frente y dejaba escapar un suspiro. El calor emanaba de su cuerpo, y los temblores le hacían estremecerse. Richard se sentía impotente, quería ayudar, pero no sabía cómo, además temia que si le pedía ayuda a su padre Ivy le iba arrancar la cabeza por traer al murciélago a su hogar.

Acariciaba la espalda de Apolo con suavidad, y poco a poco empezó a cantar una canción en voz baja, tratando de tranquilizarlo y brindarle consuelo, pues el chiquillo empezó a sollozar y soltar quejidos, que solo hacian que el corazón del ojinegro se apretara.

Se quedó junto a él, cantando y esperando a que la fiebre bajara. Pasaron horas, Richard no se apartó ni un segundo, permaneció sentado en la cama acariciando el cabello de Apolo y susurrando promesas de que todo iría bien.

Un poco más tarde, la fiebre bajó ligeramente, y Apolo se quedó dormido lentamente en los brazos de Richard.

El cuerpo de Apolo se sentía febril contra el de Richard, pero él no retrocedió. A pesar del calor y la enfermedad, el aroma de su novio seguía siendo un bálsamo para sus sentidos. En la quietud de la noche, Richard se permitió caer en un sueño tranquilo, sintiendo el lento y suave subir y bajar del pecho de Apolo.

La luz de la luna que se filtraba por las cortinas era la única guía en la oscuridad. Se sentía tranquilo, a salvo en la presencia del chico que amaba.

A la mañana siguiente, Richard se despertó al escuchar una tos agitada. Sus ojos se abrieron y su mirada se enfocó en Apolo, quien yacía con la cara enrojecida y jadeante, su cuerpo entera se agitaba con cada exhalación. Richard lo levantó y lo sentó con cuidado, su expresión pasando de la preocupación a la desesperación al ver el estado de Apolo.

Tal vez era momento de pedirle ayuda a B, el sabria que hacer, siempre sabe que hacer.

Con cuidado tomo el delicado chico en sus brazos, y empezó su huida, pues sabe que las madres de este no aprobarían que Batman revisara al joven en sus brazos.

Se escabulló por los pasillos de aquel hogar lleno de plantas, llendo directamente al sistema de alcantarillado que lo llevaría directo a su coche.

Con un par de movimientos más llegó al automóvil que lo esperaba, colocando con cuidado al chico en el asiento del acompañante, sin dudarlo hecho andar el auto, acelerando directamente a la mansión Wayne.

El corazón de Richard palpitaba con fuerza mientras conducía, su concentración estaba totalmente enfocada en llevar a Apolo a la mansión Wayne lo antes posible. Podía sentir la respiración agitada del chico al lado suyo, y la situación se volvía cada vez más preocupante.

Condujo por las calles de la ciudad con un sentido de urgencia, las luces y ruidos de afuera eran como un telón de fondo en su mente ocupada con la salud de su novio.

El viaje a la mansión Wayne pareció durar una eternidad, pero finalmente, llegaron. Richard ayudó a Apolo a salir del auto y lo llevó hasta la puerta principal de la mansión. No tenía tiempo para llamar o anunciar su llegada, igual no importaba, las enormes puertas se abrieron frente a el.

Alfred, quien por alguna razón parecía estar al tanto del delicado estado del joven, los recibió apenas entraron, portando una mascarilla y guantes.

— Alfred, necesito que lo examine de inmediato. Su temperatura está por las nubes y no deja de temblar.—El rostro de Richard expresaba una preocupación sincera mientras hablaba con el mayordomo, sus ojos reflejando un temor genuino por la salud de Apolo.—Ayudalo por favor, te lo ruego.

𝙎𝙥𝙞𝙙𝙚𝙧! Nightwingˣ ᵐᵃˡᵉ ᵒᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora