Narra Richard: en El BaileLlegué al colegio junto a mi papá y mi mamá para la presentación. Apenas nos bajamos del carro, una pelaita de unos 12 años me pidió una foto. Me reí, le di el saludo, y seguí caminando hasta alcanzar a mis papás y a Neymar, que ya estaban acomodándose en las gradas.
Me senté en la mitad, entre Juvena y Neymar, y desde ahí veía perfecto el escenario y el gentío en las gradas. En eso, vi a Elizabeth saludándonos desde el otro lado y le devolví el saludo con la mano. Me recosté, sin prestarle mucha atención a la presentación.
Pero de repente sonó la música brasileña, y Elizabeth pasó al frente del grupo de baile. Mi mirada se enganchó en ella sin que me diera cuenta. Cuando empezó el reguetón, me quedé embobado. Seguía cada movimiento, sin darme cuenta de que me estaba quedando quieto, cuando sentí el codazo de Neymar.
—Mijo, pero controle el amiguito, —me dijo con una sonrisita y lanzándome una mirada de arriba a abajo.
Me acomodé incómodo, disimulando. —Déjese de bobadas, Neymar.
Él soltó una carcajada, y vi que Juvena volteaba a mirarnos, así que le di un golpecito en el brazo para que no la siguiera.
—Ah, no lo jodo más, —dijo Neymar riéndose, pero yo me sentía raro. No era solo la incomodidad, sino algo más que me dejó con la mente en blanco hasta el final de la presentación.
Narra Elizabeth: tiempo actual
En poco tiempo, la sala se llenó de risas, bulla y de bromas. Yo estaba sentada en el suelo, entre Richard y Sebastián, mientras Alex y Juvena estaban en una esquina, riéndose de alguna bobada. Joss, como siempre, no dejaba de molestar a Ever, y Neymar se sentó en el sofá con una actitud de "yo no rompo un plato". Jhon, por supuesto, no aparecía ni en pintura.
Juvena, curiosa como siempre, no pudo aguantarse y preguntó: —Pero yo no entiendo, ¿por qué fue que echaron al profe de sociales?
Alex soltó una carcajada. —Eso fue un mierdero, —dijo, llevándose una mano a la boca, como si estuviera recordando algo buenísimo.
—Uy, mano, es que ese man era muy liso, —dijo Ever, poniéndose serio y mirándola con rabia, porque al parecer él y el profe casi se agarran en una pelea.
Alex no dejó pasar la oportunidad de seguir con el cuento. —Cuénteles lo de la pierna, —me dijo, dándome una sonrisa
Sonreí y empecé a contar la historia. —Bueno, es que un día estábamos viendo el tema de la Guerra de los Mil Días, y teníamos que hacer un trabajo en clase. Yo lo llamé para preguntarle y él se sentó a mi lado. De repente, ¡que me pone la mano en la pierna así! —dije, y sin darme cuenta, le puse la mano en la pierna a Richard, que estaba justo al lado.
En ese momento, todos se quedaron mirándome raro, y me di cuenta de lo que había hecho. Solté una risa nerviosa. —¿Qué? ¿Qué miran?
Antes de que pudiera retirar la mano, Richard la agarró y me la apretó, dejándome pegada al asiento. Sentí cómo se me subían los colores a la cara y, sin pensar, le solté:
Marica le había agarrado el pipí
—Ajá, ¿y tú qué? ¿Marica o qué?
Él soltó una carcajada. —Si fuera marica, no le hubiera apretado la mano, ¿no creés? —respondió, riéndose y soltándome. Me puse tan roja que Alex, que me conocía como a nadie, no aguantó y se empezó a reír a carcajadas.
Joss, sin perder tiempo, me tiró una almohada. —Miren cómo se pone de roja, —dijo, y todos se echaron a reír.
La bulla era tanta que acabamos tirados en el piso, soltando risas y chismes, hasta que el tema cambió y nos pusimos a recordar las historias del colegio.
Neymar empezó a contar cómo fue que pilló a Juvena en plena guerra de bromas en clase.
—Entonces, vea, la profesora estaba explicando y Juvena ahí toda descarada, metiendo la goma de mascar en la silla. Y justo cuando el profe se da la vuelta... ¡va y se sienta! —contó Ney , muerta de risa, mientras Juvena intentaba defenderse.
Richard soltó una carcajada y levantó las manos. —¡Ah no, pues, vos sí sos una bandida, Juvena! Ay, qué peligro, parce, no ve que ya a uno lo miran de reojo.
Juvena intentó justificar lo que había hecho. —¡Ay, pero fue sin querer! Yo no sabía que el profe se iba a sentar ahí.
Sebastián se reía, apenas podía contenerse. —¡Ajá! ¿Y después quién fue la que salió corriendo a esconderse en el baño? ¡Vos misma!
Richard señaló a Juvena, muerto de risa. —¡La tremenda bandida! Y después es la primera que corre.
Nos reíamos tanto que tenía que secarme las lágrimas de la risa. De alguna manera, terminamos todos en el suelo, con las mismas historias de siempre.
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Tentación - Richard rios
أدب الهواة"Primera regla familiar: no te metas con tu primo. Segunda regla: no lo repitas mucho, que la tentación crece."