El Misterio de la Doncella del Conde I

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"Deja de mirar."

"¿Eh?"

"Me hormiguea la cara."

Paula siguió observándolo mientras leía. Es posible que él se diera cuenta y frunciera el ceño.

"No os preocupéis, no voy a morir", aseguró.

Paula permaneció en silencio.

"Está bien."

Su voz tranquila resultaba tranquilizadora, pero la ansiedad de Paula aumentaba. Su perfil, vuelto hacia la ventana, parecía resignado, pero algo a gusto. Tal vez había esperado esa situación.

Paula también estaba preocupada por Violet, que se había ido ese mismo día. Las cartas que normalmente llegaban cada dos días habían dejado de llegar. Ethan dijo que Violet había regresado sana y salva, pero oír que lloraba todas las noches preocupó a Paula. Quería escribirle, pero temía que pudiera empeorar las cosas.

Ethan le dio una palmadita en el hombro a Paula y le dijo: "Violet es fuerte. Se recuperará pronto".

Paula esperaba que sus palabras fueran ciertas, pero lo único que podía hacer era rezar para que Violet no sufriera más.

Como de costumbre, Paula estaba entregando ropa a Renika y recogiendo prendas nuevas cuando escuchó una voz.

"Paula."

Al darse la vuelta, vio a Lucas con ropa informal.

Desde el reciente alboroto, Paula había visto a Lucas en contadas ocasiones. Mientras Vincent estaba confinado, Lucas se había quedado en su habitación.

Ethan había abandonado la mansión hacía unos días después de reunirse con Vincent y despedirse de Paula.

—Cuida de Vincent —le había dicho Ethan con aire arrepentido. Paula le había dado una palmadita en el brazo y Ethan le había sonreído antes de marcharse.

Con Ethan desaparecido, sólo quedó Lucas.

Así que esta fue una oportunidad única para conversar.

-Señor Lucas, ¿a dónde va?

"Estoy planeando irme mañana."

"¿Mañana?"

"Sí. Mi hermano tuvo que regresar primero porque estaba ocupado".

Paula asintió, aunque todavía estaba desconcertada.

—¿Estarás bien? —preguntó, recordando el profundo miedo que Lucas tenía hacia James y lo que había dicho al respecto.

Paula sintió un momento de vergüenza por haberlo olvidado, pero Lucas parecía no darse cuenta. Continuó hablando con calma.

"Está bien. Gracias por preocuparte por mí".

"Es una pena que te vayas."

—¿En serio? —preguntó Lucas, con una sonrisa traviesa.

Paula asintió. Su presencia había traído una energía vivaz a la tranquila mansión.

La sonrisa de Lucas se amplió.

—Entonces, ¿jugarás conmigo hoy?

"¿Hoy?"

"Sí."

Lucas extendió su mano hacia ella.

"Dame tu tiempo hoy."

Su petición era difícil de rechazar, sobre todo sabiendo que podría ser la última oportunidad. Después de obtener el permiso de Isabella, Paula se preparó rápidamente y siguió a Lucas hasta el pueblo que se encontraba debajo de la mansión. Aunque siempre había querido visitarlo, nunca se había aventurado allí antes. Por casualidad, ahora iba con él.

La doncella Secreta del Conde (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora