El Misterio de la Doncella del Conde II

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Paula salió de la mansión y se dirigió al lugar donde Lucas había estado momentos antes. Mientras iluminaba el área con su lámpara, un fuerte viento azotó el lugar, esparciendo hojas secas y haciendo que la luz de la lámpara parpadeara erráticamente.

Entonces notó algo inusual: no había sólo unas gotas en el suelo, sino un rastro que conducía a alguna parte.

"¿Qué es esto?"

Intrigada, Paula se acercó para examinar el rastro y se dio cuenta de que no era agua. El color oscuro no se debía a la poca luz; era sangre. Cuando se agachó para confirmarlo, sus peores temores se confirmaron: efectivamente era sangre.

Horrorizada, Paula siguió el rastro de sangre hasta la esquina detrás del anexo. Tragó saliva nerviosamente, con el corazón acelerado por la inquietud. Esto parecía ominoso. ¿Debería pedir ayuda?

Entonces se acordó de Lucas, de quien acababa de separarse. No lo encontraba por ningún lado en la mansión.

¿Podría ser...?

Abrumada por la confusión, Paula dudó un momento, pero luego decidió seguir el rastro. Iluminó el suelo manchado de sangre con su lámpara, notando que las manchas se hacían más frecuentes a medida que se acercaba a la esquina.

El viento le azotaba el pelo contra la cara. Después de sujetarlo, se concentró en la esquina. En medio del viento aullante, creyó oír sonidos desconocidos, como voces...

Cuando llegó a la esquina, tragó saliva con fuerza y ​​dio un paso cauteloso hacia adelante. Giró el cuerpo y dirigió la luz de la lámpara hacia el rincón en sombras.

En ese momento, una fuerte ráfaga de viento obligó a Paula a cerrar los ojos. Su ropa se agitó violentamente y la lámpara se balanceó, lo que la hizo sentir desorientada.

Levantó la mano para protegerse los ojos y logró abrirlos un poco. La luz parpadeante de la lámpara iluminó el suelo, las paredes, una figura parada frente a ella y una figura caída debajo.

De repente, una fuerza poderosa golpeó la lámpara.

"¡Ah!"

Ella gritó instintivamente. Cuando su cuerpo fue arrojado hacia atrás, la lámpara se hizo añicos en el suelo, sumiendo todo en la oscuridad.

Desesperada, Paula buscó a tientas la lámpara, pero sólo pudo agarrar pedazos rotos. Aferrándose a ellos, siguió gritando, esperando que alguien viniera en su ayuda.

En ese momento, alguien la agarró del tobillo con fuerza y ​​la arrojó al suelo. Luchó por sacudirse la mano, sus gritos ahora se mezclaban con sollozos. Agitó violentamente los pedazos de lámpara rota en el aire.

—¡Ah! ¡Ah! ¡Vete!

"...Paula..."

—¡Ah! ¡Ahh!

—¡Por favor, ayúdenme! ¡No hagan esto! ¡Váyanse! —gritó, sacudiendo las piernas frenéticamente y luchando por su vida. Mientras intentaba alejarse a rastras, una voz familiar atravesó el caos.

"Paula."

El sonido de la voz desesperada y tensa de Lucas hizo que Paula volviera a la realidad. Lágrimas de miedo corrieron por su rostro mientras dejaba de gritar.

Cuando el viento aulló, pudo oír débilmente la voz de Lucas llamándola por su nombre. Las palabras se hicieron más claras y atravesaron la oscuridad.

—¿Señor Lucas?

No hubo respuesta inmediata. Mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad, Paula pudo distinguir una forma vaga y redondeada. A pesar de llamarlo, no recibió respuesta, solo el sonido de una respiración agitada que se hacía cada vez más fuerte. Extendió la mano con cautela para tocar la mano que le agarraba el tobillo y sintió algo húmedo.

La doncella Secreta del Conde (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora