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Jimin llegó a la fiesta de cumpleaños de Eunwoo alrededor de las ocho de la noche. Se cuestionó toda la mañana si era buena idea venir o no. Lo que le había dicho el anciano que tenía en su casa, le había hecho sentir mal, tanto a él como a su lobo. Pero intentó ignorar sus palabras y concentrarse en lo importante; Eunwoo.

A medida que se acercaba a la puerta de la casa, el nerviosismo lo invadio. Pero ya era demasiado tarde para dar marcha atrás. Se detuvo un momento para arreglarse el cabello y ajustar su camiseta, tratando de lucir lo mejor posible.

Tocó el timbre y, tras unos segundos, la puerta se abrió, revelando al anfitrión.

—Hey, viniste. —dijo el Alfa, sonriéndole amable.

—Feliz cumpleaños —respondió Jimin, entregándole un regalo.

—Gracias, Jimin. Pasa, todos están en la sala.

Lo condujo hacia la sala, donde la música vibraba y tanto Alfas como Omegas llenaban el lugar.

—¿Tus padres no están? —inquirió el Omega.

—No. Mamá está en un viaje de negocios, y papá tenía algo que hacer a las afueras de la ciudad. Estoy solo.

—Oh, ya veo.

Se detuvieron cerca de las escaleras, mientras los demás bailaban y bebían del otro lado.

—Bueno, diviértete. —Eunwoo se despidió, yendo en dirección a la piscina con sus amigos.

Jimin se mordió el labio sin saber qué hacer a continuación. No conocía a nadie de aquí, no era una persona muy sociable en la Universidad. Su mejor amigo vivía en Daegu y muy pocas veces se veían. Fuera de eso, Jimin no tenía más amigos.

Así que, estar aquí era completamente nuevo para él.

Tomó una bebida de la mesa y se recostó de la pared mirando a los demás. Así transcurrieron varios minutos, que se volvieron eternos. Tras chequear la hora, se fijó que eran más de las diez. Eunwoo no apareció, y él estaba demasiado aburrido.

Decidió subir las escaleras, sintiendo cómo el ambiente festivo se desvanecía a medida que se alejaba de la sala principal. Al llegar al pasillo, notó una puerta semi abierta. Curioso, se asomó, pero hacer esto fue un completo error.

Allí, en el interior, vio a Eunwoo besando a una chica. La escena le golpeó como un balde de agua fría. La decepción lo invadió, y sin pensarlo dos veces, dio un paso atrás y salió corriendo por las escaleras.

Mientras bajaba, su mente estaba en caos. No podía creer lo que acababa de ver. Justo cuando llegó al pie de las escaleras, un grupo de chicos de la facultad de administración pasó corriendo, tropezando con él y derramando un vaso de cerveza sobre su camiseta.

—¡Oh, lo siento! —gritaron, riendo entre ellos mientras seguían su camino.

Jimin se quedó parado, sintiendo la mezcla de la cerveza y la decepción empapando su ropa. En ese momento, supo que no podía quedarse más. La fiesta que había esperado con ansias se había convertido en un mar de desilusiones.

Con el corazón pesado, se dio la vuelta y salió de la casa, dejando atrás el bullicio y las risas.

Después de todo, el anciano tenía razón.

No debió haber venido.

[🖤]

Jungkook revisó todas las gavetas de la casa de Jimin en busca de un teléfono celular para poder llamar a sus guardias. Pero no encontró nada. Tenía el presentimiento de que Jimin sólo contaba con su propio teléfono. Y pedirle prestado una llamada, imposible. El Omega era demasiado amargado como para permitirle tal cosa.

Belong to me © Kookmin Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora