008

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Jimin estaba en la cocina, concentrado en la tarea de preparar unas galletas. La mezcla de harina, azúcar y mantequilla llenaba el aire con un aroma dulce y reconfortante. Mientras tanto, Jungkook estaba en la ducha, el sonido del agua corriendo resonando suavemente en el fondo.

No estaba seguro qué tipo de “relación” tenía con Jungkook ahora. Pero la incertidumbre de un futuro incierto le causaba emoción.

Mientras colocaba las galletas en el molde,
un fuerte ruido resonó desde el baño, seguido de un grito ahogado. Jimin se sobresaltó, dejando caer la cuchara que estaba usando. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia el baño. Al abrir la puerta, encontró a Jungkook en el suelo, con una expresión de dolor en su rostro. Se había resbalado y se había lastimado el brazo al caer.

—¿Pero qué te pasó? —Jimin se arrodilló a su lado—. ¿Estás bien?

Jungkook intentó levantarse, pero una mueca de dolor cruzó su rostro.

—Creo que me lastimé el brazo —dijo, respirando entrecortado.

—Vamos, déjame ayudarte —dijo, tomando suavemente el brazo de Jungkook y ayudándolo a levantarse. Con cuidado, lo guió hacia su habitación, donde lo sentó en la cama.

—Para tener treinta y dos años, te lastimas más que un niño.

Jungkook sonrió pequeñito, la toalla alrededor de su cadera sólo cubría una parte de su desnudes.

—Nunca me había pasado antes. —respondió el Alfa.

Jimin se sentó a su lado con el botiquín en manos.

—¿Caerte a cada segundo? —bromeó.

—Lastimarme. —replicó— Mi lobo ha estado muy débil, y ya no tengo la misma fuerza de antes. Probablemente necesite descansar más, o un Omega que me dé más atención.

Jimin le miró divertido, aplicando la compresa de hielo en su hombro. Pero su mirada se desvió a su brazo tatuado, toda una manga que finalizaba en el hombro. No había caído en cuenta que Jungkook estaba semi desnudo, y en su habitación. La adrenalina le hizo olvidar lo más importante.

—Tendrás que buscar uno de esos bajo las piedras.

—No hace falta, tengo a un médico experto justo aquí. —las mejillas del Omega se ruborizaron. Terminó de aplicar el hielo y se levantó para abrir el armario y sacar una camiseta y pantalones anchos.

—Ponte esto mientras tanto, no sé si te queden, eres tres tallas más grande.

Jungkook tomó la ropa y la escaneó, el olor de Jimin estaba impregnado en la tela.

—La usaré.

—Bien, estaré afuera, vístete.

Antes de que Jimin saliera de la habitación, Jungkook sostuvo su mano. Ambos se miraron fijamente, como si tuvieran tanto que decir, pero poco salía de sus gargantas.

—Gracias por ayudarme. —dijo el Alfa de repente, Jimin le sonrió.

—Estás siendo cursi.

—Es un lado que no conoces de mí.

—¿Hay otros lados que debo saber?

El Alfa rio.

—Los demás puedes averiguarlos cuando estemos juntos en la cama.

Jimin abrió sus ojos de par en par y comenzó a reír, pero más que una risa de gracia, fue una risa de nervios. Sus mejillas comenzaron a arder.

—¿Y qué te hace pensar que estaré contigo en la cama, eh? Creo que se subieron un poco los humos y el ego.

Belong to me © Kookmin Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora