Nanon.Siempre que pienso en cambiar mi vida, agarro una agenda, me prometo despertar temprano y comer sano.
Ya he fallado, pero no va a pasarme esta vez.
—Buenos días, mi amor —le digo a Ohm ya terminando de vestirme, y él me mira desde la cama.
—¿Por qué estás despierto?
Ya sé, es raro.
—Voy a hacer compras hoy, quiero prepararte la cena.
—No quieres pedirle a…
—Ohm —interrumpo acercándome y le doy un beso corto en los labios— voy a hacerlo yo.
Acomodo mi cabello húmedo, antes de mostrarle dos camisetas.
—¿Cuál te gusta más?
Él suspira, señalando la verde, y es la que me voy a poner.
—No voy a desayunar acá, tomaré un café en el hospital —me avisa y yo asiento, agarrando las llaves de mi auto.
—Está bien, pasaré también por un café en la plaza, quiero comprar un libro.
—¿Quieres leer?
—Quiero leer —le confirmo sentándome a su lado y soplo el mechón de pelo en mi frente que está molestándome— ¿Tienes trabajo extra hoy o vas a llegar temprano?
—Podría presentarse algo.
—Escríbeme un mensaje cuando salgas de allá, ¿bien?
—Sí —dice estirando su mano, y acomoda mi cabello.
Mi mirada baja a sus labios automáticamente.
No importa si ya debería estar acostumbrado, yo todavía sigo sorprendiéndome por lo guapo que es.
Intento besarlo, pero se quita.
—Tengo que entrar a la ducha —menciona levantándose.
Tiene razón.
Estoy molestándole, aunque sé que tiene que trabajar.
—Ten un buen día —le digo levantándome también y me sonríe.
—Te veo en la noche.
Asiento, cerrando la puerta, y bajo las escaleras, dándole un rápido “buenos días” a todos.
Sé que invado el espacio de Ohm, es una de las razones por las que quiero salir.
—Señor —dice Jimmy haciendo una reverencia y se acerca a mí, en nuestra cochera.
—¿Sí?
—¿Quiere que lo lleve a algún lado?
—Voy a manejar yo, no te preocupes.
Me sonríe, abriendo la puerta por mí.
—Tengo dos manos —le recuerdo mostrándoselas.
—Las he visto, y es mi trabajo impedirle usarlas.
Le sonrío de vuelta, porque él siempre es muy atento.
—Gracias, Jimmy.
Ya arriba, me estiro, prendiendo la música.
Llevaba bastante sin hacer algo tan simple como esto.
Me gustaba mucho cantar, antes.
No quiero perder la costumbre, no me gusta depender de alguien más cuando se trata de salir a dar una vuelta.
Muevo mis dedos contra el volante, cuando paro en el semáforo.
No hay mucho tráfico en esta zona, y no estoy apurado de todos modos.
Voy a tomarme el día, quiero comer fuera, quizás ir al cine, no lo sé, hay muchas opciones.
Busco el estacionamiento para entrar en la plaza, y dejo mi auto ahí, buscando una cafetería con la mirada.
Quiero un libro de cocina, no le he dicho a Ohm porque quiero sorprenderlo siempre, cocinándole yo.
—Buenos días —digo ya frente al mostrador— un latte macchiato, por favor.
Estiro mi tarjeta para pagarle, y agarro el recibo, sentándome en una de las mesas.
Tengo mi teléfono en mis manos, y miro el chat de Ohm haciendo un puchero.
Llevamos tanto tiempo sin tener una conversación casual durante el día.
No sé como recuperar eso sin sentir que soy una molestia.
—Latte macchiato —escucho cuando está listo.
Me levanto y voy a cogerlo, pero una mano agarra mi vaso antes.
—Lo siento —me dice al darse cuenta— es que también pedí…
—Latte macchiato —repite la chica colocando otro vaso frente a nosotros.
—Creo que este es mío —agrega sonriéndome y yo asiento.
Claro.
Me siento de nuevo junto a la ventana grande, alejándome de él.
—¿Está ocupado? —me pregunta señalándome y yo miro a mi alrededor.
Hay muchas mesas libres.
—No, pero…
Cierro la boca con resignación, porque se sienta frente a mí.
—¿Tendremos algo más en común? —suelta con confianza— ¿O crees que es solamente el gusto que tenemos por el café?
¿Por qué siempre que salgo de casa tengo que cruzarme con un idiota así?
Soy como un imán de tontos.
—¿Cómo te llamas? —le pregunto yo.
—Soy Joong.
—Joong, ya tengo que irme —le aviso parándome.
Supongo que voy a tener que buscar una banca afuera.
No quiero ser maleducado, pero no siempre tengo ganas de socializar con las personas.
Me siento frente a la librería, y sonrío, porque estoy solo por fin.
Extrañaba solo tomar un café y escuchar música.
Me tomo mi tiempo y al terminar, tiro el vaso y me levanto para ir ya a buscar el libro que quiero.
Quizás me lleve dos.
Leo los títulos en mi cabeza, hay ensaladas, sopas, postres, bebidas, carnes.
Ohm adora las pastas.
—¿En serio? —escucho a mi lado— ¿También cocinas?
No puede ser, ¿por qué no se ha ido todavía?
Está ahí, puedo verlo al voltear, agarrando un libro.
Respiro profundo, mirándolo directamente y giro un poco la cabeza, para que vea mi marca.
—No sé qué estás buscando, pero no me interesa, ¿Joong era tu nombre?
—Solo intentaba…
—No intentes, no me importa, quizás somos extremadamente compatibles, pero no vamos a averiguarlo, porque no quiero, ¿bien?
Él sonríe.
—¿Siempre eres así de firme cuando rechazas a alguien?
—Siempre —respondo quitándole el libro que sostiene, porque es el de pastas.
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Un novio para Nanon || Ohmnanon
FanficOhm está cansado de Nanon, y quiere conseguirle un novio.