NARRA DARIO
Aparco el coche delante del Power Club y cojo a Simba en brazos.
Desde la noche en que me recuperé y recibí la noticia de Giuseppe, lo primero que hice fue ordenar a mis hombres que me trajeran cualquier noticia de dónde pudiera estar Bulldog, pero nadie se enteró de nada, como si la tierra se lo hubiera tragado y a mi mujer se la hubiera llevado con él.
La pena es mi única compañera a cada paso que doy y a cada cosa que intento hacer y eso me hace trizas. Joder como la extraño y si pudiera daría años de mi vida por volver a tenerla entre mis brazos y jamás volver a dejarla sola.
Era más de medianoche y mi cumpleaños ya había pasado, pero Victoria pareció intuir lo que estaba a punto de ocurrir y dejó mi regalo en el coche, junto a un monito.
Lo primero que quise hacer con el cachorro de león fue matarlo. Coger el cuchillo y arrancarle el corazón, porque por culpa de que Victoria fue al zoo a comprarlo, ahora no está conmigo, y mi corazón no pasa un segundo sin llorar por ella, pero claro, no pude hacerlo.
Desde primera hora de la mañana había estado buscando pistas, intentando averiguar dónde podría estar mi mujer, pero nadie sabía nada, hasta que llegué y hablé con un líder de otro clan, que me dijo que aquí encontraría a Rodrigo. Una de las personas con las que Bulldog siempre ha hecho negocios y con la que tiene cierta confianza.
El club tiene un cartel de neón rojo que ilumina su denominación, y un montón de hombres empiezan a sisear entre ellos en cuanto entro.
— ¡Vaya! Di Marco está aquí, ¿habrá venido a combatir? — Un hombre mayor habla con otro en susurros, los cuales yo escucho.
Les dirijo una mirada poco amistosa y no me cuesta llegar a la barra donde sirven los aguardientes. La mayoría se apartan de mi camino y tomo asiento en una silla, buscando con la mirada cualquier persona que pueda resultarme útil. El humo de los cigarrillos irrita los ojos, el olor a alcohol está en pleno apogeo y la música rock está demasiado alta. Nunca me han molestado estas cosas, pero hoy tengo los nervios de punta y cada pequeño ruido me resulta fastidioso.
El club no se ha redecorado y conserva su propia esencia. Las mesas negras y los taburetes del mismo color están rayados, las fotos en las paredes de varios luchadores que ahora parecen estar de moda están en las paredes como si quisieran hacerles un santuario, y echo un vistazo a la derecha, donde todavía está mi foto enmarcada del último combate, sosteniendo el trofeo con quinientos mil en efectivo que tiré a un abismo al volver a casa.
Dejo a Simba sobre la barra y le acaricio la testa, mientras veo venir hacia mí a una camarera que me resulta familiar.
—¡Uff, Di Marco! Eres como el vino, ¡cuanto más viejo te haces, mejor te pones! —. La rubia de ojos oscuros me sirve un vaso de whisky y me mira fijamente mientras a me cuesta recordar quién es.
Todos en este club me reconocen, pero creo que no conozco a nadie. Cuando era más joven, con veintidós años recién cumplidos, solía venir aquí todas las semanas, solía golpearme con los puños en la jaula situada en el subsuelo. No lo hacía por dinero, lo hacía para demostrar mi fuerza y mostrar al mundo quién era yo, pero dejé de hacerlo cuando maté a un hombre al que un clan mafioso que conocía había obligado a pelear para pagar una deuda que no podía saldar. La mujer y su hijo de ocho años estaban en primera fila y vieron cómo el puñetazo que le di en la tráquea fue mortal. Les envié un cheque de dos millones de euros, aunque supongo que nada en este mundo es tan preciado y valioso como un ser querido.
— ¿Y tú eres? — Examino a la mujer rubia con el cabello recogido en dos coletas laterales y los labios rojo fuego. Su cuerpo es pequeño y delgado, y los tatuajes mal realizados recubren sus brazos y su cuello, restándole toda su belleza.
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No puedo renunciar a ella +21 #2
RomanceSu fuego está alimentado por un deseo infinito de venganza, y su orgullo no le permitirá dejarse ver. Cree que ha encontrado su nuevo rumbo, y ser un loco en un mundo de locos no suena tan mal cuando bailas solo. Darío Di Marco nunca ha estado tan c...