10.- El sufrimiento no nos unirá.

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Cuando termine de leer la nota, rompí el papel y lo tiré al suelo. Sentí un fuerte dolor en el pecho. No sabía que hacer, por un lado, no quería verlo, no quería estar con él, sólo quería olvidarme de él, pero por otro lado, quería salir corriendo hacia él, abrazarlo, sentir la seguridad que me proporcionan sus brazos.

Me decidí que era mejor enfrentarlo. Salí por la ventana y mire hacia la calle, había una moto negra y una persona sentada en ella, a penas podía ver por culpa de la falta de luz.

Me acerque a la moto y vi que el chico tenía puestos unos vaqueros y una chaqueta de cuero negra. Miro hacia mi y sonrio. Por un momento pensé ver una luz en sus ojos verde esmeralda, que ahora estaban más oscuros.

Me puse en frente de él y me cruze de brazos, esperando a que hablará.

-Constanza- la voz de Daniel sonaba como una suplica. Pero hay me di cuenta que estaba un poco ebrio- perdóname- siguió diciendo y se paro de la moto y avanzó un paso. La luz del alumbrado público invadió su cuerpo, y me di cuenta las manchas en su cuello...tenía rastro de labial rojo. Su olor me invadió, perfume de mujer, tequila, whisky, otros licores y un rastro de su perfume. El enojo me invadió- sé que la jodi, pero quiero que me des una oportunidad- su voz ebria sonaba en mis oídos, pero yo estaba invadida por el enojo.

-¿Una oportunidad?- pregunté haciéndome la inocente y suspire- Daniel Dawson, nunca te daré una oportunidad, ¿sabes porque? Porque eres un idiota mujeriego, que lo único que sabe es emborracharse y andar con cualquier chica que se te cruze por tú camino, ¿O me equivoco? ¿Vas a negarme que no estas borracho y que no tienes rastro de labial en tú cuello?- Dan se pasó un dedo por el cuello y el dedo quedó con labial. Era imposible descifrar su rostro, era una mezcla de tristeza, confusión, enojo, y desilusión.

-Lo siento...es que...no se....yo no sabía que hacer...estaba demasiado...

-¿Y siempre que no sabes que hacer, vas y te emborrachas y te metes con la primera chica que veas?- lo interrumpí, sus ojos eran cada vez más oscuros- que bien, ¿y que esperas? ¿que te aplauda?- seguí hablando, pero esta vez con una voz llena de notable sarcasmo. Su cuerpo se tenso, sus labios se convirtieron en una fina línea, esto significaba que sé había enojado. Pero él no tenía derecho a enojarse.

-Constanza, entiende, que yo quiero olvidarte, porque se que sí sigo así voy a sufrir y tú igual, pero aveces me pongo a pensar que sí no te tengo, sería mucho peor.

-Ahh- le dije asintiendo con la cabeza- ¿Y crees que emborrachandote y acostandote con cualquier chica que sé te cruce me vas a olvidar? Sí crees eso, eres muy diferente a mi- su rostro se tenso y su mirada se volvió fría.

-Bueno y se supone que tú me dijistes que no querías nada conmigo, así que no debería importate lo que haga; se que yo fui el que vino a tú casa, pero sólo quería una oportunidad, pero contigo no se puede hablar.Y para que sepas, sí, creo eso...nuestros mundos son distintos, yo me crié así, rodeado de fiestas y chicas, y no por ti voy a dejar mi mundo.

-Tienes razón, somos muy diferentes, me crié en medio de dolor, en cambio tú en medio de fiestas...nunca los entenderemos...

-Y tampoco quiero entenderte...no conozco nada de ti, en cambio yo te conté mi pasado, no tubistes ni una sola gota de confianza en mi- la conversación estaba cada vez más fuera de control.

-Tienes razón, no me conoces, nunca te conté nada de mi y para que no te hagas esperanzas, no tengo en mente contarte mi vida.

-Tampoco me interesa saber de tú vida. Hablas como sí sufrieras mucho, pero sólo vives en una vida color de rosa donde todos son felices- no entendía que le pasaba, pero ya me estaba enojando su actitud.

Completamente DiferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora