Checo
Llegar a una nueva escuela me tenía con los nervios de punta. Me acababan de transferir desde México, y aunque trataba de mantener la calma, el miedo a lo desconocido me hacía sentir pequeño. Cuando la profesora anunció mi llegada, mis manos temblaban un poco. Al dar el primer paso al salón, el ambiente me envolvió con un olor peculiar, cálido y reconfortante, algo difícil de describir. Instintivamente busqué el origen y, al girar la cabeza, mis ojos se encontraron con los de un niño rubio, de ojos azules profundos y brillantes que me miraban asombrados.
Mi corazón latió un poco más rápido bajo esa mirada, que parecía escudriñarme y absorber cada detalle. Sentí cómo mis mejillas se ruborizaban, y traté de mantener la compostura.
—Hola, mi nombre es Sergio Mitchel Pérez Mendoza, —me presenté, esforzándome por no tartamudear. La maestra me indicó un lugar donde sentarme, y mientras caminaba hacia allí, sentí nuevamente aquella curiosidad sobre él. Desde mi asiento, de reojo, lo vi dibujando con un crayón rojo, su rostro concentrado, y me sorprendí cuando descubrí que estaba dibujando pequeños corazones en su cuaderno. No pude evitar sonreír ante el detalle.
Pasaron los años, y aunque ese recuerdo siempre había quedado guardado en mi mente, finalmente entendí la conexión especial que había sentido aquel primer día. Ese niño, que ahora sabía que se llamaba Max, era mi destinado. Lo supe en el instante en que nuestras miradas se cruzaron de nuevo, esta vez como adolescentes, y sentí esa misma calidez inexplicable.
En mi habitación, consulté a George, buscando su consejo sobre cómo acercarme a Max. Quería que él me cortejara, pero George bufó ante mi idea.
—Ni de broma, lo asustarás —dijo como si fuera lo más obvio del mundo. —Tienes que hacer que él se fije en ti primero. Dale señales, —añadió, rodando los ojos como si yo fuera el más despistado.
—¿Señales? —repetí, un poco incrédulo. Aún no entendía muy bien lo que quería decir.
—Sí, señales. —Se cruzó de brazos, suspirando como si fuera evidente. —Siéntate junto a él, hazte el indefenso. Busca formas de que salgan juntos, pero discretamente. No seas tan... tosco como sueles ser. Tienes que hacerlo pensar que está decidiendo por sí mismo.
—¿Funcionará? —pregunté, sin sentirme del todo convencido, aunque me aferraba a la idea.
George me dio una sonrisa confiada. —Lo hará. Vamos, Checo, eres tú. No creo que sea tan tonto como para no notar tus indirectas.
Asentí, sintiéndome algo más animado, pero luego, mientras hablábamos, George se movió y soltó una exclamación de dolor. —¡Auch! —se quejó, sacando de su espalda mi Nintendo Switch.
—Perdón, —dije, conteniendo una risa. Había jugado tanto tiempo con él que había olvidado quitarlo.
Decidí poner en marcha el plan, empezando con algo sencillo: fingí no ver bien y logré cambiarme al asiento junto a Max, en la segunda fila. Aunque fue un paso pequeño, me dio un espacio cercano a él, y cuando noté cómo él parecía cada vez más consciente de mi presencia, supe que iba en la dirección correcta.
Luego, probé con un truco diferente. Me las arreglé para no alcanzar un libro de uno de los estantes altos de la biblioteca, esperando que él se ofreciera a ayudarme. Sin embargo, parecía que media clase tenía la misma idea y me ofrecieron ayuda de inmediato, algo que me frustró un poco. Con una sonrisa forzada, rechacé a todos, esperando que Max fuera quien finalmente se acercara… pero eso tardo más de lo que planeé.
Entonces llegó una oportunidad inesperada. Un día, Max estaba en problemas por chismoso, y aproveché para ofrecerle mi ayuda. Como agradecimiento, aceptó ir a tomar un café después de clases. Fue una victoria enorme para mí, aunque para conseguirla, tuve que negociar con Esteban para que no matará a mi alfa. No fue sencillo, pero valió completamente la pena.
![](https://img.wattpad.com/cover/380536161-288-k147072.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Conquistando a mi crush || Chestappen
Fanfic"Es triste amar a alguien tan querido, tan admirado, y saber que mi lugar es en las sombras, donde ni siquiera se dará cuenta de lo que siento."