Las semanas pasaban despacio, como en cámara lenta. Desde que volvió a la casa de su madre, John se había acostumbrado a la rutina monótona, casi automática. Cada mañana, se veía obligado a ponerse un traje gris y peinarse el cabello de la forma más prolija posible. Se paraba frente al espejo, ajustando la corbata que parecía apretarle la garganta, y el reflejo que veía no era más que un extraño.
Trabajaba en una tabacalera ahora, gracias a las conexiones de su madre. La oficina olía a papeles y a humo, y los rostros de sus colegas eran tan fríos como la luz blanca de las lámparas. Se sentaba frente a una montaña de informes y números que apenas entendía, y cada vez que escuchaba la risa seca y formal de sus compañeros, sentía que ese sonido se iba colando dentro suyo, apagando cada rincón de su ser que alguna vez había sido suyo.
Pero había una escapatoria, un alivio pequeño y fugaz. Una vez por semana, salía de la oficina directo a la casa de Paul. Nunca le decía nada a su madre. Solo dejaba el traje en el perchero y se dirigía a esa pequeña sala de ensayo que Paul había armado, un rincón cálido, lleno de partituras arrugadas y olor a polvo. Allí, la luz era tenue y no había relojes en las paredes. Y apenas llegaba, Paul ya lo esperaba junto al Hammond, afinando las teclas con calma.
– ¿Cómo estuvo? –preguntaba Paul en voz baja.
John se limitaba a soltar un bufido, encogiéndose de hombros. No hacía falta decir mucho; Paul entendía. Observaba la expresión cansada en el rostro de John y no presionaba. Sabía que cargar con la expectativa de los demás era como arrastrar una cadena invisible, y respetaba su silencio.
La música empezaba, suave, apenas un susurro. John tocaba sin prisa, sus dedos deslizándose sobre las cuerdas del bajo eléctrico que Paul le había conseguido, y cada nota le recordaba quién era en realidad. Paul, concentrado en el teclado Hammond, dejaba que sus propios acordes respondieran, creando una conversación muda que se entrelazaba en el aire. A veces, John sentía que esa era la única manera de hablar con honestidad, sin formalidades, sin máscaras.
Entre canciones, John encendía un cigarrillo y dejaba caer la cabeza hacia atrás, observando el techo como si fuera a revelarle algún secreto. La luz apenas iluminaba los contornos de su rostro, dándole un aire de melancolía.
–¿Por qué no lo dejamos todo y nos vamos a Londres? –dijo un día, rompiendo el silencio.
Paul se quedó en silencio, bajando la mirada hacia el teclado. Sabía que esas palabras salían del cansancio, de una frustración que ambos compartían pero que ninguno podía resolver. Él también lo había pensado, claro, pero había algo en el modo en que John lo decía, como si esa idea fuera su último intento de encontrar un propósito en medio de tanto desencanto.
–John… –murmuró Paul–. No puedo perderte otra vez.
Las palabras quedaron suspendidas en el aire, y John apenas asintió. Era la primera vez que escuchaba a Paul hablar así, con una vulnerabilidad que lo hacía ver tan humano, tan frágil. Y en ese instante, entendió que esos encuentros semanales no solo eran una válvula de escape; eran un salvavidas para ambos, una manera de mantenerse a flote en un mundo que parecía empeñado en devorarlos.
No dijeron nada más. Volvieron a tocar, como si esa fuera la única respuesta posible. Y, por primera vez en semanas, John sintió que algo en su interior volvía a encenderse, como una llama débil pero persistente.
(...)
Esa tarde, después de otro día agotador en la oficina, John salió con pasos lentos y pesados, como si el peso del traje gris que llevaba lo mantuviera atrapado en una rutina que detestaba. Sin embargo, en lugar de ir directo a casa, sus pies lo llevaron sin pensarlo al café donde solían reunirse, donde todo aún olía a tiempos mejores, a risas y sueños compartidos.
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The Underground Beat Club (mclennon)
Fiksi PenggemarEn Liverpool de 1962, John Lennon, un joven mod, se siente atraído por el ambiente del bar Cavern, donde el jazz y la cultura alternativa florecen. Allí conoce a Paul McCartney y otros músicos, lo que provoca un cambio en su vida. Mientras explora n...