Capítulo X

9 2 0
                                    

Nada más descender de su escoba, esquivando los abrazos del resto del equipo, notó que había una cabeza castaña sobresaliendo entre varias pelirrojas. Ese no podía ser otro que el famoso Jack. Lo miró de arriba abajo y se hundió un poco; el chico era atractivo, muy atractivo, demasiado. Ron había tenido suerte, la suerte que Harry nunca tendría.

Sabía que debía acercarse y saludar, que debía ser educado, y que si, como parecía lo más probable, ese tipo pronto sería una parte importante de la vida de su mejor amigo, lo más adecuado por su parte era tratar de conocerlo y llevarse bien. con él.

Pero no podía, simplemente no podía hacerlo. No cuando acababa de descubrir lo que sentía, no cuando acababa de ser consciente de que había perdido algo que en realidad nunca había sido suyo.

Se zafó como pudo de los abrazos de sus compañeros de equipo y entró en la casa, subió las escaleras, se encerró en el baño, abrió el grifo de la ducha para amortiguar el ruido y se dejó caer sobre el suelo de baldosas.

No podía sentirme más miserable.

★★★

Ron se extrañó sobremanera al ver a Harry prácticamente correr hacia el interior de la casa. Se preocupó al instante, algo debía pasarle, quizás se había hecho daño en el partido y no se había dado cuenta.

Quiso seguirle, ya había dado un par de pasos en su dirección cuando una mano grande y gentil se posó sobre su hombro.

—Tu manera de volar es espectacular. ¿Lo sabías?

Completamente estupefacto, se giró para confirmar que quien le había hablado no era otro que Jack. ¿Desde cuándo estaba allí?

—¡Jack! ¿Estás aquí? ¿Me has visto jugar?

Jack asintió.

—Llegué hace unos cuarenta minutos, justo a tiempo para verte marcar unos cuantos tantos dignos de un profesional. ¿Jugabas de cazador en la escuela?

—No, en realidad mi posición siempre fue la de guardián.

Jack subió ambas cejas en un gesto de sorpresa.

—¡Vaya! ¡Pues nadie lo diría! Viéndote jugar, parece que hubieras nacido para ser cazador.

Ron cambió el peso de una pierna a otra, incómodo y un poco avergonzado por tanto cumplido.

—Si... Bueno... Gracias. —Contestó con un ligero sonrojo.— Oye, no es que no me alegre de verte pero ¿Que haces aquí?

—Esperaba que quisieras ir a tomar una copa o a hacer algo conmigo. Sé que te quito mucho tiempo que podrías emplear en estar con tu familia, pero me apetecía mucho verte. Aunque si no quieres, lo entenderé perfectamente, no me gustaría que te sintieras obligado a salir conmigo si prefieres quedarte aquí, de verdad.

Ron reprimió una sonrisa. ¿De verdad era posible que alguien tan grande y de apariencia tan ruda fuera tan tierno y encantador? ¿De donde había salido este tío y porque no tenía ya una legión de hombres dispuestos a dejarse pisar la cara por él?

—Me apetece mucho salir contigo, Jack. —La sonrisa perenne de Jack volvió a hacer acto de presencia en la escena y Ron se sintió profundamente conmovido. Con Jack todo era tan fácil, tan sencillo...— Espérame aquí un momento. Iré a darme una ducha rápida y ponerme algo decente. Vuelvo enseguida.

Soltero en Navidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora