Capitulo V

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Harry estaba tranquilamente sentado en el sofá mientras hacía aparecer enormes pompas de jabón con su varita para entretener a Louis y a la pequeña Molly, que bailoteaban por la alfombra alrededor de ellas y reían y aplaudían cuando alguna estallaba.

Ron se había ido a su cita, esperaba que le estuviera yendo bien, no le molestaba haberse quedado en la madriguera, disfrutaba de la compañía de todos los Weasley, y se lo estaba pasando muy bien jugando con los niños.

—Que bonita estampa. —Harry se giró para descubrir a Arthur Weasley parado en el umbral de la puerta mirando a los niños jugar con una afable sonrisa en el rostro.— Se te dan bien los niños.

—Siempre me han gustado. —Comentó Harry al tiempo que se afanaba en hacer una pompa lo suficientemente grande como para que ambos niños cupieran dentro de ella.— Es fácil hacerlos reír.

Arthur asintió y se sentó en el sillón enfrente de dónde estaba sentado Harry.

—¿Y qué opinas tú de todo este asunto de la cita a ciegas?

Harry se encogió de hombros.

—Si Ron es feliz, yo soy feliz.

—Siempre he pensado que tú y Ron deberías salir juntos.

Harry se sorprendió tanto por esa declaración tan directa que la pompa que estaba conjurándose en la punta de su varita estalló repentinamente sobre la cabeza de la pequeña Molly. Afortunadamente, a la niña aquello debió parecerle muy divertido, porque se carcajeó contenta pidiéndole que lo hiciera otra vez.

Ron le había comentado alguna vez que su familia le había sugerido que debería haber algo más que amistad entre ellos, pero siempre había pensado que era más bien una broma. Que el señor Weasley se lo soltara así a bocajarro le desestabilizaba totalmente el ecosistema mental que tenía montado respecto a Ron.

—¿Necesitas otro rompe maldiciones en la familia? ¿Bill no es suficiente? —Bromeó sin saber muy bien que se suponía que debía contestar a semejante declaración.

La sonrisa de Arthur se ensanchó y miró a Harry con gesto paternal.

—Los rompe maldiciones nunca están de más, pero no es por eso. Ron y tú habéis estado juntos siempre. Sois una constante el uno en la vida del otro, mi hijo jamás ha traído a nadie a casa, solo a ti, y a lo largo de los años he podido comprobar que cuando más feliz está Ron es cuando está contigo.

—Bueno, nunca le has visto con ninguna de sus parejas.

—Eso es porque ninguna ha durado lo suficiente como para que yo lo vea. Solo tú, tú has durado.

—Ron es mi mejor amigo.

—Mi mujer también es mi mejor amiga y eso nunca ha sido un problema para nosotros. —La sonrisa afable del señor Weasley casi consiguió hacerle dudar. Los padres de Ron siempre le habían parecido el epítome del matrimonio perfecto, era difícil no aceptar consejos románticos de alguien que se veía tan enamorado después de cuarenta años de matrimonio y siete hijos.

—Debo decir que George y yo coincidimos totalmente con la opinión de nuestro padre. —La voz de Fred sobresaltó a Harry, que ocupado como estaba en fingir que seguía concentrado en el juego de los niños mientras escuchaba la incómoda charla del señor Weasley, no se había dado cuenta de que los gemelos habían entrado a la habitación.— Tú y nuestro hermano deberíais estar juntos.

★★★

Ron volvió a la madriguera con el ánimo por las nubes. Su cita había ido bien, mejor que bien, tanto que hasta se había olvidado de comprar el ramo de flores que pensaba llevarle a su madre.

Soltero en Navidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora