Como una bomba

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Seis

- ¿Danah? - Susurró Em.
- ¿Sí? - contesté.
- Tengo miedo.
Me miraba con ansiedad. Yo no había estado con ella. Tal vez se sentía sola. Si, lo sé. Apesto como amiga.
La abracé. Estaba temblando.
- Mientras estés con nosotros nada te pasará- le dije.
- Pero, amiga... ¿Ellos que hicieron para que los matarán?
- No hicieron nada. No sé porque los mataron.
- Yo sé que no eran normales. Lo que quiero decir es que no encajaban con el estatus. Pero nunca hicieron daño.
- Lo sé. Las cosas se están poniendo mal. Nos están oprimiendo. Cámaras, prohíben libros, canciones. Matan a tus padres.
- ¿Por qué, amiga? ¿Por qué son tan crueles?
- Es parte de la naturaleza del ser humano. No se cansa por destruir. Por más poco que tenga lo destruye. Nunca se van a detener hasta que ya no quede un humano en pie.
Emily se encogió de hombros. Me levanté y comencé a peinarme. Luego peine a Emily. Le hice una trenza cascada. Le gustaban mucho.
- ¿Crees que soy fuerte? - me dijo.
- Lo eres y mucho. Sentir tristeza no es signo de debilidad. Es todo lo contrario.
Me sonrió. Y no se lo decía porque era mi amiga. Estaba siendo totalmente sincera. Ella era más fuerte que yo. Había pasado por muchas cosas ella sola. Abandonada por sus hermanos mayores. Responsable de cuidar a su madre que no estaba en sus cabales. Soportar los gritos de su padre. Y allí estaba. Preguntándose si era fuerte.
Nos quedamos en silencio un rato hasta que Jake entró por la ventana.
- Señoritas- saludó.
Emily se sonrojo. Mi hermano era guapo. Lo peor de todo: él lo sabía.
- Día de ducha- oí decir a papá.
Era triste pero gente de nuestro "estatus" solo podía permitirse una ducha a la semana. Había que ahorrar agua. No apestabamos tanto porque teníamos desodorantes y perfumes.
A mis padres no les importaba ducharse. Supongo que durante la catástrofe no habían duchas.
- Yo voy primero - dije.
- No si yo ganó- dijo mi hermano.
Intercambiamos una sonrisa cómplice y salimos disparados al cuarto de baño. Nos resbalamos. Me golpee la rodilla, pero gané.
Sonreí triunfante.
Era uno de mis momentos favoritos de la semana. Me quedaba completamente sola. Me sentía tranquila. Éramos solo la ducha y yo. El agua me impacto y solté un suspiro. Podía pasar horas allí. Pero como todo buen momento, termina rápido. Para ser exactos solo tenía cinco minutos.
Me vestí con unos vaqueros y una camiseta gris. Me puse unas tenis negras y salí del baño.
- Duraste un siglo - bromeó Jake.
Luego él se metió a bañar.
Sonreí para mis adentros.
Mis padres generalmente se tocaban las manos, o se besaban. No les daba pena enseñar su cariño. Pero hoy se veían preocupados. La angustia en sus ojos se notaba.
- Danah-me llamó papá.
- ¿Si?- contesté.
- Los hermanos de Emily quieren recogerla, cariño- dijo mamá.
- No. A ellos no les importa. No la quieren - contesté.
Era un fraude. Ellos no querian a Em. Querian la pensión que ella recibía.
- Cariño, ellos son los que deben llevarse a Em. Es la ley.
- Y desde cuando tu siges la ley? -dije a punto de llorar.
- Sé que crees que es injusto. Pero no podemos hacer nada.
- Solo...
Me fui corriendo a mi cuarto. Estaba enojada con mis padres. Ellos podian tener un montón de cosas ilegales pero yo no podía tener una amiga conmigo porque era la ley. Vaya mierda.
***********
Me quedé dormida el resto del día. Emily me despertó.
- Ya me voy-me dijo.
Asentí. Ya me había resignado. No era que no quería luchar. Era que sabía que si armaba un escandalo mis padres terminarian como los de Em. Muertos.
- Te extrañaré- dije.
- Yo igual. Al menos tienes a Fabián contigo.
- Si, claro. Fabián.
En ese instante me di cuenta que estaba sola.
-Te quiero, amiga. No me olvides.
- Jamás lo haría. Yo tambien te quiero. Esto no es un adios, es un hasta luego.
Ambas sonreímos. Aunque ambas nos conociamos lo bastante para saber que estabamos destrozadas. Sin Em conmigo solo me dejaba con Jake. Lo cual no era tan malo, pero tampoco tan bueno.
A Jake nunca le podría contar mis cosas de chica. En eso no podía ser sincera con él.
Necesitaba a mi chica, a mi tímida y simpatica Em.
Se acerco y me abrazó.
-No me olvides- susurró.
Se subió al auto de su hermana y me saludo desde la ventana.
Quien diría que esa sería la última vez que vería a Emily.


Danah (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora