Todo cambia

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Siete

Los días de clase me parecían aburridos. Pasaba sola, porque así me sentía. Fabián había conseguido nuevos amigos. Vamos a ver cuanto le duran.

Jake y yo hablamos en casa. Pero en la escuela jamás. Yo no era su problema.Como dije, la gente desaparecía de mi vida. Supongo que ver la muerte de alguno de ellos sería horrible. Ya me sentía así. Y supongo que sería peor.

Llegaba a casa y me encerraba en mi cuarto. Pasaba leyendo todo el día. La estúpida escuela solo me enseñaba cosas que iban contra mis valores, mis principios.

Los días pasaron y todo me parecía lo mismo.Una vez caminaba cerca de Fabián y él me sonrió. Yo también lo hice. Solo que no le agrado que sacara mi dedo corazón junto con la sonrisa. Que raro.

Mis padres parecían tensos. Jake y yo lo notábamos.

Mamá tenía una cara de que no había dormido en días. A papá no se le notaba tanto. Supongo que era parte de su carácter tan dulce.

Ese día comenzó como cualquier otro. Me levante, me alacié el pelo y me vestí. Me puse una camiseta azul, un short y unos botines.

Me fui al colegio. Siempre me voy caminando. Iba a darle vuelta a la esquina cuando noté que alguien me seguía. Me volví y vi al tipo de ojos celestes mirándome. Me sonreía. Lo admito. Me entró miedo.
-¿Qué quieres?- dije tratando de aguantar mi miedo

- Mirarte, basura sobreviviente-dijo sin alterar su sonrisa.

Comencé a asustarme más. Mi respiración se aceleró cada vez más. Tenía que salir de allí. Iba a tratar de correr cuando dijo:

- Pequeña e insignificante Danah. ¿A caso crees que escapar de mi será fácil? ¡¿He, Danah?!- cada vez que decía mi nombre parecía que le encantaba. Este tipo estaba mal.

Sonreí de la forma más falsa y eché a correr. Él no me siguió. Ahora no le era suficiente aparecer en mis pesadillas. Ahora de verdad me perseguía. ¿Como sabe mi nombre? ¿Por qué me conoce?

Pasé el resto del día pensando en el asesino de los padres de Em. Un secreto que no le conté. Un secreto que nunca contaré.
Me costó dormirme.
-Danah- susurró una voz.
Brinqué asustada. El tipo viene por mí- pensé.
Pero no era él. Era mamá.
- Tenemos que irnos- me dijo.
- Qué?
- No hay tiempo para explicar. Ya empaqué lo más importante. Solo llevate lo que consideres necesario llevarte. Es decir los recuerdos.
Estaba extrañada, pero no parecía una broma.
Mamá ya había levantado a Jake. Estaba callado. Solo hacía lo que le pedían.
Metí unos libros, unas fotos, una almohada pequeña. El diario y con que escribir. Sabía que lo que dejaba se quedaba aquí. Metí unas camisetas que me encantaban también.
Parecía un robot sin sentimientos. Pero eso era, porque no sentía nada.
Terminé de guardar mis cosas y Jake me regaló una sonrisa torcida. Estaba con miedo, se le notaba.
Lo miré y me tendió la mano. Se la agarré. Y así nos despedimos de la mayoría de nuestras cosas. Nos despedimos de nuestra vida, de todo lo que conocíamos.
- Listos?- dijo Papá.
Asentimos.
No sabía lo que pasaba. Aunque una parte de mí sí. Estabamos huyendo porque mis padres eran sobrevivientes.
Nos subimos a un auto.
- Ten- dijo Mamá dandome un cuchillo. Obvio llevaba armas.
Sé manejar un arma, sé disparar.
Tomé el cuchillo y vi que nos diriguíamos al muro. El muro "todo poderoso" de A.T.S.
No tengo idea de cómo pasaremos. No tengo idea de cómo será fuera de los muros.
No tengo idea de si podremos vivir fuera de los muros.
Estamos muertos.
Pasó una hora desde que nos fuimos de nuestra casa. Maso menos esa era la distancia del pueblo a los muros.
Papá parecía nervioso, Mamá estaba muy segura.
Cuando nos acercamos a los muros fue cuando el miedo apareció de verdad. Una parte de mi no quería pasar esos muros.
Los guardias de esa entrada eran pocos. Solo cinco.
- A donde se diriguen? -dijo un guarda golpeando la ventana del auto.
Mamá sonrió.
Entonces Mamá salió del auto y apuñalo al guarda. Quedé impactada. Jake abrió los ojos como platos.
No sé como pasó, pero de repente mis padres comenzaron a disparar. Solo quedaron los cadaveres de cinco guardas.
Mi respiración se entre corto.
Papá aceleró.
Estamos fuera de los muros. Mamá se limpió la sangre de los guardas. No parecía afectada. Entonces se me ocurrió que no era la primera vez que mataba. Era de lógica, pero nunca había pensado en serio que mi madre era una asesina hasta ese momento.
Papá se detuvo en seco al ver a un hombre.
Era medio canoso, pero tenía aun unos grandes musculos. Aun tenía un rostro hermoso.
Entonces supe quién era.
- Hola, tío Daryl- dijo papá.
- Hola, me llevan?
- Claro- sonrió Mamá.
Conocí a Daryl de pequeña. Yo pensaba que era su amigo. No su familia. Fue hasta ese momento que me di cuenta.
- Daryl, tu conocías a Lucy? Ya sabes, la del diario.
Daryl soltó una risotada.
- Claro que la conosco. Es genial.
- Sabes donde esta?
- Más cerca de lo que crees.
Mis padres sonrieron.
Estuvimos callados un rato. Yo me limité a mirar por la ventana.
Antes de que yo lo dijera mi hermano exclamó:
- Un... un caminante!
A.T.S en serio los caminantes se externinaron? De verdad, no necesitamos más cura? Que asco de gente.
No sabía a donde íbamos. Solo seguíamos.
Me dormí en el hombro de Daryl y esperé lo mejor.
Tenía miedo de los caminantes, a pesar de tener la cura.
Pero era lo único que podía pensar.
Me dormí esperando mi destino, como la gran Lucy lo habría hecho.

Danah (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora