Hasta cuando dejaremos de luchar por respirar

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Diez

La cena fue la más extraña de mi vida. Lo digo en serio. La gente comía con las manos, se reían y cantaban. Era tan extrañamente cómodo. Mis padres estaban felices. Había encontrado viejos amigos. Ana José, la ex líder de A.T.S estaba viva.

- Derramé lágrimas por ti, tonta- dijo Mamá.

- Tenía que fingir mi muerte antes de que fuera de verdad. Además quien iba a cuidar de Lina. Julian murió un mes antes de que yo desapareciera.

- Todo se fue a la mierda-dijo Mamá- todo por lo que luchamos. Por lo que mi madre murió. A la basura.

- Sabíamos que pasaría- respondió Ana José.

- Todos lo sabíamos. Desde cuando la humanidad se conforma con la paz. Nunca lo ha hecho y nunca lo hará- dijo un mujer de unos 40 años. Tenía el cabello café y unos ojos verdes.

- Tienes razón Mag- le dijo Lina.

- ¿Cuantos seguimos vivos? - le preguntó Papá a Mag.

- Que yo sepa Rick, Carl, Judith y Michonne.

Hubo un pequeño silencio. La chica debía ser Maggie Green. Perdió a toda su familia en el desastre. Y supongo que también a Gleen, su esposo. Su mirada era fría y dura. Supongo que era la misma mirada que tenían todos. Hasta Papá la tenía a veces.

- Estamos acostumbrados a ver gente morir. Desde hace mucho sabemos eso. Hemos convivido demasiado con la muerte - mencionó Ana José. Al parecer nadie de su grupo había sobrevivido.

- ¿Hasta cuando dejaremos de luchar por respirar? - preguntó Mag.

- Tal vez nunca - le respondió mamá.

- Ella es tu hija, ¿verdad? - preguntó Mag.

- Sí - dije- soy Danah.

- Es igual a David. Pero tiene tu fuerza, Lucy. Una buena combinación.

Le sonreí. Mamá siempre había hablado bien de ella. Me pregunté si tenía hijos. Pero esa respuesta me fue contestada muy rápido. Un chico alto y fornido se acercó a Maggie. Tenía los ojos achinados y verdes como su madre. Su cabello era negro y tenía muchas pecas. Era muy serio. Notó que me le quede viendo. Bajé la cabeza apenada.

- Este es mi hijo Mark-dijo Mag.

Él sonrió.

- Mark será el entrenador de los hijos de Lucy-anunció Ana José.

Me arrecosté en Jake, esperando alguna manera de apoyo. Pero después de todo, el orgullo petulante de mi hermano se estaba reduciendo, no había hablado durante toda la cena. Estaba asustado como yo.

Sabíamos lo que significaba "entrenar". Tendríamos que matar caminantes y esos bichos me daban miedo, pero eso no era lo peor. Lo peor era tener que matar personas. A veces eso era necesario y yo simplemente no quería hacerlo. Tal vez mis padres tampoco querían hacerlo, pero no tenían alternativa.

La cena terminó y nos fuimos a nuestras habitaciones. Mamá se quedó conmigo un rato.

- No quiero matar a nadie, mamá.

- Me agrada que pienses así, pero a veces es necesario. Voy a contarte una historia, una historia que me contó Rick poco después de que me uní a ellos.

Las historias de mi madre eran interesantes. No me lo tuvo que decir, yo sabía ahora más que nunca que eran reales.

Había una vez un hombre con su hija. Eran una pequeña familia, porque la madre de la niña había muerto hacía un tiempo. La niña se llamaba Peny. Lo único que tenía Peny era a su padre. La niña amaba tanto a su padre y su padre también lo hacía.

El hombre era correcto y bueno. Siempre había hecho el bien. Era un hombre de negocios.

Un día su hija estaba jugando en el patio. Era un día maldito, fue el día del primer brote. Peny jugaba mientras un caminante la mordía por detrás. La niña gemía de dolor. Su padre mató al caminante pensando que había matado a un hombre. Tenía miedo de ir a la cárcel.

Metió a su hija a la casa y la cuidó. Peny tenía mucha fiebre y dolor. El hombre no sabía que hacer. La mordida del hombre se había vuelto morada y llena de pus.

La luz y el agua se fueron. El fin del mundo había empezado. Pasaron los días y Peny había muerto, pero el hombre pensaba que estaba enferma. Peny era un caminante, pero su padre la llevó consigo siempre, literalmente.

El hombre se volvió un asesino. Pero hasta este punto no es tan malo serlo. Lo malo es que lo lleves a otro nivel. Matar por placer esta mal. Solo hay que matar por necesidad. El hombre construyó una comunidad que albergo a muchas personas. Tenía dos caras.

Él mismo destruyó su comunidad por ambición, siempre quiso todo. Su frase favorita era: "Matas o mueres, o mueres y matas".

-¿Quien era él?- le pregunté.

- No le gustaba a usar su nombre, pero lo conocían por el nombre del Gobernador. Esa es la línea que nunca debes cruzar, linda. Ten cuidado con ella y sé valiente. Mañana empiezan las pruebas y quiero que te quedes. Llevas mi sangre. Si alguien puede son tu hermano y tú.

Le sonreí y me dormí con la esperanza de no morir al día siguiente.





Danah (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora