Draco era una persona que le encantaba experimentar cosas nuevas, sobretodo con su pareja. Quería satisfacerlo de cualquier forma, incluso si eso incluía convertirse en un maldito pulpo para que sintiera todas las sensaciones necesarias.
Otro fetiche antes mencionado, era que le jalaran en cabello mientras lo penetraban. No solo por la posición de sumisión en la cual estaba, sino también por sus impulsos masoquistas.
Ya que, no era simplemente que le gustaba la sensación de que Draco tuviese sostenido el cabello, también le gustaba la sensación de que lo apretara y empujara hacía atrás, causándole dolor. Pero eso no le importaba, porque el dolor le excitaba
—D-debo tener los oídos más afortunados del mundo por escuchar cada uno de tus gemidos, mi amor.—
...
—D-de verdad, mi niño. N-no sabes cuánto deseo hacerte mío todas las veces que pueda.—
Parecía que las palabras iban totalmente sincronizadas con el movimiento de caderas que hacía para penetrarlo. Estaba yendo suave, pero el impulso primitivo dentro de Draco jamás se iba, su naturaleza, fuerte y desesperada, solo ansiaba llegar cada vez más lejos en los interiores de Edgar.
Sobretodo luego de decirle tales cosas tan posesivas. No disimulaba en lo absoluto, era súper tóxico y extremadamente obsesivo. Aunque, lo entiendo. ¿Quién no sería obsesivo con Edgar?
Sus caderas, sobretodo la parte baja de la pelvis, estaba cubierta de esas finas pero marcadas venas gracias a hacer fuerza con el miembro totalmente erecto. Se veía tan masculino y dominante que Edgar no podía evitar ver ahí cada vez que volteaba sus ojos con la poca fuerza que tenía.
Empezó a ir levemente más rápido, pero el apretón en su cabello se intensificó, haciendo que Edgar volviera a gemir.
—T-tan precioso, mi bebé.—
La mano derecha, la cual se encontraba masturbando el miembro de Edgar, empezó, con su dedo pulgar a hacer pequeños circulitos en la punta, cosa que sabía que volvía loco a Edgar.
—E-eres mi niño especial, ¿Entendiste?—
...
—S-siempre serás mi tesoro... nadie e-entiende lo que tenemos.—
Sus caderas se volvieron más rápidas, al mismo tiempo que Edgar no paraba de gemir con la espalda totalmente arqueada, haciendo que, por movimientos inconscientes, el miembro del mayor entrara cada vez más profundo.
—Tan lindo y pequeño, siempre quiero cuidarte...—
Yo también creo que las frases que dice Draco son un poco cuestionables. Pero no se puede poner peor, creo.
—J-jamás dejarás de ser el niño de papi, ¿No?—
Edgar negó con la cabeza. Amaba que lo llamara asi. No quería decepcionarlo, sonaba tan mal y tan bien al mismo tiempo...
—T-tan obediente, c-como casi siempre.—
...
—P-pero... ¿Sabes lo que pasa cuando no eres obediente?—
Edgar asintió con la cabeza. Lo único que podía hacer era gemir hasta el cansancio y agarrarse de la almohada.
—M-me alegro de que lo sepas. P-por eso debes obedecer a tu papi, ¿V-verdad?—
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"Fan" - Draco x Edgar
Romance¿Y si tu artista favorito se cruzara frente a tí un día totalmente al azar? A nadie le pasó eso, a Edgar sí; y no sabe ni cómo ni cuando sucedió tal cosa, que cambiaría su adolescencia para siempre. Solo sabe que sus emociones van más allá del arte...