The Multiverse Of Madnes

Capítulo 10: El Despertar Del Poder

Después de que la niña tuviera el mismo ataque que cuando escapó del laboratorio por primera vez, su poder se desató en la habitación. Una extraña voz comenzó a llamarla. Las puertas que conducían a la terraza se abrieron por el fuerte viento. La niña, al asomarse, vio a lo lejos cómo varios autos negros se acercaban. Supo de inmediato que lo que estaba por suceder no sería bueno.

Cinco autos negros llegaron a la granja, deteniéndose en formación. Nao-yoon salió corriendo, con un rifle en sus manos. El viento agitaba su cabello y una tensión oscura parecía flotar en el aire. De esos autos, bajaron hombres de traje oscuro y un hombre extraño con un gorro negro que le cubría el rostro. Sus movimientos eran fríos y calculados. Los hombres pusieron una silla para que él se sentara.

Nao-yoon disparó al cielo, un tiro de advertencia. Pero los hombres ni siquiera pestañearon.

-Tanto tiempo, Nao-yoon. ¿Ya no me reconoces?

Nao-yoon sintió que el corazón le daba un vuelco. Observó sus ojos y no pudo creerlo. "No... no puede ser él", pensó. Pero sabía la verdad.

Nao-yoon: -Infeliz... tú eres... tú eres Javier. ¿Qué haces aquí, idiota? ¡Por tu culpa mi padre murió!

Javier: -Jajaja. Tanto tiempo. Bueno, no tengo idea de qué hablas con tu padre, pero creo que sabes por qué vine aquí, ¿no? Tu padre y yo éramos buenos amigos, pero eso fue en el pasado. Ya sabes a qué vine realmente.

Nao-yoon: -Si piensas en quedarte con mi granja, sigue soñando. No pienso entregarte nada.

Javier: -De todas formas, la granja será mía. No olvides que la deuda de tu padre aún sigue en pie. Me debe demasiado dinero. Y la única forma en que puedas pagar es dándome este hermoso terreno. Aquí planeo construir un gran hotel de cinco estrellas.

Nao-yoon apretó el rifle con fuerza, llena de odio y desesperación.

Nao-yoon: -Ni en tus sueños. Será mejor que te largues de aquí. Soy capaz de dispararte.

Javier y sus hombres comenzaron a reír con desprecio.

Javier: -¿Qué? ¿Me vas a disparar con ese rifle? No me hagas reír.

Javier se levantó de su asiento y comenzó a acercarse lentamente a Nao-yoon.

Nao-yoon: -No des un paso más o disparo. -Su voz sonaba firme, aunque podía sentir su corazón
acelerado.

En un movimiento rápido, Javier la tomó del hombro y dio una señal a sus hombres para que la sujetaran. Nao-yoon comenzó a forcejear, gritando.

Nao-yoon: -¡Suéltame, idiota!

Javier: -Vas a firmar un papel para entregarme este terreno, ¿de acuerdo?

Javier le tendió un papel y una pluma.

Nao-yoon: --Ni en tus sueños, te dije. -Escupió en su rostro, sintiendo un alivio momentáneo al hacerlo.

Javier, limpiándose la cara lentamente: -Maldita hija de... ¿cómo te atreves?

Con una seña, ordenó a sus hombres que comenzaran a golpearla. Justo en ese momento, el hermano de Nao-yoon, Jae-yoon, llegó corriendo, con un palo en las manos, y golpeó a uno de los hombres.

Jae-yoon: ¡Dejen a mi hermana, bastardos!

Javier: -Vaya, pero si es el pequeño Jae-yoon. Cuando te vi por última vez, tenías unos ocho años. ¡Cómo pasa el tiempo, no?

Jae-yoon: -¡Hijo de puta, ya suéltala!

Sin compasión, los hombres de Javier lo inmovilizaron y comenzaron a golpearlo. Jae-yoon no dejó de gritar ni de intentar liberarse, aunque los golpes no paraban.

Nao-yoon también intentaba zafarse, pero apenas la abofeteaban, más para humillarla que para dañarla realmente.

De repente, una voz resonó en el aire, firme y fría.

Voz de la niña: -¡Sueltenlos!

Los hombres y Javier miraron en todas direcciones, buscando el origen de la voz. Entonces, vieron a la niña parada en el techo.

Javier: -Oye, niña, bájate de ahí. Es peligroso.

La niña los miró fijamente y dio un paso hacia el precipicio. La tensión en el aire se hizo aún más densa.

Hombres de Javier: -¡Nooo!

Todos cerraron los ojos, anticipando lo peor. Pero cuando los abrieron, la niña estaba de pie, intacta, mirándolos fijamente.

Los hombres intercambiaron miradas sorprendidas y llenas de pánico.

Javier: -¿Qué? ¿Qué es esto, un circo?

Uno de los hombres: -¿Pero qué demonios?

Antes de que pudieran reaccionar, la niña desapareció en un abrir y cerrar de ojos, como si se hubiera esfumado.

Hombres de Javier: ¿Qué...? ¿A dónde diablos fue?

De repente, la niña apareció frente a uno de ellos, y sin pensarlo, le dio una patada tan fuerte que lo lanzó hacia el establo, rompiendo la puerta en mil pedazos. Todos miraron aterrados.

Los demás hombres intentaron atacarla. Uno empuñaba un fierro en sus manos y se lanzó contra ella. La niña lo detuvo, y con una fuerza sobrehumana, aplastó el fierro como si fuera de arcilla.

Sin esfuerzo, la niña comenzó a despachar a los hombres uno por uno. Cada golpe suyo los lanzaba a varios metros. Javier, atónito, dio la orden.

Javier: -¿Qué rayos es esta niña? ¡Mátenla!

Los hombres sacaron sus armas, pero la niña, sin inmutarse, pateó uno de los autos. Este voló y, en su trayectoria, derribó a varios de los hombres de Javier, lanzándolos al suelo como si fueran muñecos.

Solo quedaban Javier y algunos de sus hombres. La niña comenzó a caminar lentamente hacia él, sus ojos llenos de una calma inquietante.

Javier, temblando, sacó un arma de su bolsillo e intentó dispararle. Pero la niña fue más rápida. En un parpadeo, estaba a su lado, sujetándolo del brazo con una fuerza que lo hizo soltar el arma al instante. Con un movimiento brusco, le quebró el brazo.

Javier, gritando de dolor, cayó al suelo, tratando de arrastrarse para escapar. La niña levantó el puño, lista para acabar con él.

Nao-yoon, recobrando el aliento, gritó: -¡Espera! Déjalo. Dejemos que la policía se encargue de esto. Por favor... detente.

La niña miró a Nao-yoon y, tras unos segundos de duda, bajó el puño y dio un paso atrás. Nao-yoon se acercó a Javier, aún lleno de dolor y en estado de shock.

Nao-yoon: -Lleva a tus hombres y lárgate de mi hogar. Espero no volver a verte.

Javier, apenas consciente, se levantó y salió tambaleándose, con los pocos hombres que le quedaban siguiéndolo apresuradamente.

Jae-yoon, sentado en el suelo, observaba todo en estado de shock, mientras la niña se volvía hacia él. Le dedicó una leve sonrisa amable. Pero para Jae-yoon, fue suficiente para llenarlo de temor, y dio un paso atrás, estremecido.