Capítulo 6: Un Encuentro Inesperado

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La camioneta negra se detuvo en seco frente a la niña, que permanecía inmóvil, su mirada fija en el vehículo. La ventanilla del conductor se bajó lentamente, revelando a un hombre de aspecto imponente. Tenía el rostro severo, y un cigarrillo colgaba de su boca. Su expresión era fría, calculadora, y de inmediato se notaba que no estaba de humor para juegos. Detrás de él, en la camioneta, resonaba una suave música coreana, un contraste inquietante con la tensión en el aire.

Junto a él iba otro hombre más joven, que parecía ser el conductor. Su expresión era distraída y un tanto nerviosa, como si estuviera fuera de lugar en aquel grupo. En la parte trasera, otros cuatro hombres iban sentados junto a una chica que parecía asustada y maltratada. Esa chica, llamada Nao-yoon, tenía el rostro pálido y reflejaba el miedo y el cansancio de alguien que había sido secuestrada.

El hombre mayor miró a la niña de arriba abajo, evaluándola.

---Richard--- "¿Qué haces aquí afuera? ¿Vives por aquí?"

La niña simplemente lo miró sin responder, con sus ojos llenos de una calma inquietante. Esto irritó al hombre, que la miró con desdén.

---Richard--- "¿Eres muda o qué?"
Volteó hacia los otros hombres en la camioneta y ordenó:

---Richard--- "Suban a la niña."

La puerta de la camioneta se abrió rápidamente, y uno de los hombres salió para sujetarla. A pesar de que la agarraron con rudeza, la niña no opuso resistencia. La sentaron en el asiento trasero, y sin perder tiempo, el vehículo arrancó de nuevo, avanzando a toda velocidad por el camino cubierto de nieve.

Mientras la camioneta avanzaba, el hombre se volvió hacia ella con una mirada severa.

---Richard--- "¿Cómo te llamas?"

La niña permaneció en silencio, su mirada fija al frente. En ese momento, Nao-yoon, la chica secuestrada, intervino:

---Nao-yoon--- "Déjenla salir. Es solo una niña. No tiene nada que ver con esto, ¡idiotas!"
Uno de los hombres la golpeó brutalmente en la cabeza y le gruñó:

---Hombre 1--- "Cállate."

Richard, el hombre que parecía ser el líder, observaba a la niña con una expresión intrigada. Se dirigió a uno de sus hombres, señalando las manchas de sangre en la ropa de la niña.

---Richard--- "¿Esa sangre es real?"

El hombre examinó a la niña y asintió, sorprendido.

---Hombre 2--- "Sí, jefe, es sangre de verdad."

Richard frunció el ceño, pensativo, y comentó en tono burlón:

---Richard--- "¿Qué pasa, saliste de un manicomio o algo? Esa ropa, la sangre..."

Todos en la camioneta estallaron en carcajadas, ignorando la frialdad en la mirada de la niña.

Nao-yoon, indignada, volvió a intervenir:
---Nao-yoon--- "¡Déjenla en paz! ¡Bájenla de aquí!"

Richard la miró con fastidio y replicó:

---Richard--- "No. Ella vio el auto, y probablemente también vio la matrícula. No podemos dejar testigos."

Con un tono furioso, Nao-yoon comenzó a insultarlos, rogando que dejaran a la niña en paz. Sus palabras solo provocaron que los hombres comenzaran a golpearla, ignorando su desesperación.
De repente, la niña habló por primera vez, su voz firme y clara:

---La niña--- "Déjenla. Suéltenla."

Richard la miró, sorprendido por su voz fría, y sonrió.

---Richard--- "Vaya, por fin hablaste. Pensé que te habían comido la lengua los ratones."

Le hizo una señal al conductor y preguntó:

---Richard--- "Oye, ¿este auto es seguro? ¿No hay manera de rastrearlo?"

El joven conductor, nervioso, asintió rápidamente y respondió con una risa forzada:

---Conductor--- "No se preocupe, jefe. Este auto es fijo. Nadie nos sigue."

La niña, sin apartar la mirada, dijo en voz baja pero clara:

---La niña--- "No. Este auto no es fijo. Su número de matrícula es '333-AE' y es alquilado. Proviene de la calle Nai-min 708."

La tensión en el aire aumentó de inmediato. Richard se giró bruscamente hacia la niña, sorprendido y
asustado.

---Richard--- "¿Cómo sabes eso?"

Ella no respondió, manteniendo su mirada impasible. Furioso, Richard le ordenó a uno de sus hombres:

---Richard--- "¡Golpéala!"

Uno de los hombres la sujetó con fuerza por el cuello. Nao-yoon gritó, intentando intervenir.

---Nao-yoon--- "¡Suéltenla! ¡Es solo una niña, malditos!"

El hombre la golpeó sin piedad para callarla. Sin embargo, esta vez, la niña habló nuevamente, su voz era helada y resonaba en el interior de la camioneta:

---La niña--- "Suéltenme."

Sus palabras resonaron con una fuerza extraña, y todos en la camioneta quedaron momentáneamente paralizados, sorprendidos por la autoridad en su voz. El hombre que la sujetaba trató de burlarse de ella, pero antes de que pudiera reaccionar, la niña le torció el brazo con una fuerza increíble, rompiéndoselo. El grito de dolor del hombre llenó la camioneta, y el caos se desató.

A su alrededor, objetos comenzaron a moverse y vibrar, mientras la energía sobrenatural de la niña aumentaba. De repente, una de las puertas laterales de la camioneta salió disparada hacia afuera, y el panel trasero se desmoronó, dejando al descubierto el interior del vehículo. En un instante, los hombres fueron lanzados hacia afuera, golpeando el suelo nevado mientras la camioneta se tambaleaba sin control.

Con un último golpe de su poder, la niña provocó que la camioneta perdiera el control y se estrellara contra un árbol cubierto de nieve. El impacto fue brutal, y en medio de los restos de la camioneta, Nao-yoon yacía inconsciente, mientras la nieve comenzaba a cubrir los restos del accidente.

The Multiverse Of MadnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora