CAPITULO 14

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RESTAURANTE BAR

Bruto saca su arma lentamente, saboreando el momento, y la apunta directamente al rostro de Galletita, su dedo acariciando el gatillo.

Bruto: Es hora de borrar este error de la faz de la Tierra.

Galletita, apenas consciente, siente el frío mortal del cañón contra su piel. En sus ojos se asoma la desesperación, pero detrás de ese miedo, aún brilla una chispa de desafío, de orgullo herido que se rehúsa a apagarse.

Galletita: Si me vas a matar... hazlo ya, cobarde. Me das asco... asco.

Bruto sonríe con desprecio, apretando el gatillo con deleite. Pero en ese mismo instante, un disparo retumba en el lugar. Bruto grita de dolor al recibir el impacto en la pierna y su arma cae de su mano. Not y Dante han entrado al local. Not, sin dudar, lanza un potente puñetazo que derriba a Bruto al suelo.

Dante: Arrodillándose rápidamente junto a Galletita, con la voz temblorosa por la preocupación. Galletita... ¿me escuchas? Vas a estar bien, ¿sí? Solo aguanta un poco más. Le echa una mirada a Not. Cuídalo... Volteando hacia Galletita, en voz baja y con determinación. Esto no se queda así.

Con una ira latente en sus ojos, Dante se vuelve hacia Bruto. Su paso es lento, pero cada movimiento está cargado de una fuerza contenida, de una furia que se ha ido gestando en silencio. Al llegar hasta Bruto, lo toma del cuello de la camisa, levantándolo con una facilidad que hace parecer que no está sosteniendo nada.

Dante: ¿Te sientes poderoso atacando a los que no pueden defenderse? Su voz es un susurro gélido, cada palabra llena de desprecio. Eso te hace una basura.

Dante lanza el primer golpe, un puñetazo directo a la mandíbula que retumba en el aire. Bruto apenas se mantiene de pie, tambaleando por el impacto, pero Dante no le da respiro. Otro puñetazo lo hace retroceder, y una patada en las costillas lo lanza contra una pared. Dante se mueve como una tormenta desatada, sin descanso, golpeando con precisión y sin piedad, mientras Bruto solo logra emitir débiles gritos de dolor y sorpresa.

Not: Necesitas ayuda, muchacho.

Dante: No, no te metas. Cuida de César; yo me encargo de esta basura.

Uno de los secuaces de Bruto, en un intento desesperado de intervenir, rompe una botella sobre la cabeza de Dante. El vidrio estalla en pedazos, pero Dante apenas se inmuta, su mirada fija aún en Bruto. Lentamente se gira, y su expresión es tan oscura y llena de furia contenida que el secuaz retrocede, pálido.

Dante: Con voz baja y controlada. —No vuelvas a hacerlo.

Con un movimiento rápido, agarra al secuaz por el cuello, levantándolo sin esfuerzo. Sus dedos se hunden en la piel del hombre mientras esta lucha por respirar. Con un solo gesto, Dante lo lanza con una fuerza brutal contra una mesa, que se rompe bajo su peso. El hombre queda tendido, inconsciente, mientras Dante vuelve su atención a Bruto, quien ahora lo mira con terror en los ojos.

Dante se agacha sobre Bruto, sus manos firmes apretando los hombros de su enemigo mientras lo observa con una intensidad que quiebra cualquier intento de resistencia.

Dante: como te atreves a tocar lo que es mío. Le susurra al oído, su voz una mezcla de furia y desprecio.

Bruto intenta responder, pero solo le sale un gemido débil. Dante lo lanza al suelo con fuerza, dejando que el golpe final cierre el momento. Bruto se retuerce, derrotado y humillado, mientras Dante se incorpora, respirando profundamente, tratando de calmar la furia que aún hierve en su interior.

Bruto: jadeando y tratando de incorporarse) Te vas a arrepentir de esto, maldito...mocoso... ¡Te voy a mandar a la cárcel! ¡Ayúdenme!

Not: (acercándose y mostrando una placa) Yo en tu lugar, cerraría la boca. No sabes con quién te has metido.

TRAVESURAS DE MEDIANOCHE (VEGAS Y PETE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora