CAPITULO 6

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CASA DE ZAMIRIEL

Zamir: (Desesperado) Por favor, dime que lograste encontrar a mi hijo... ¡Dime que sí, por favor! 🙏🏻

Alonzo: (Con voz grave) Zamir... tengo malas noticias. Encontré el orfanato donde tu hijo fue llevado, pero... ya no queda nada. El orfanato fue destruido en un incendio. Hablé con la directora, y ella confirmó que, sí, un niño ingresó en las fechas que me diste... pero, según los registros, ese niño murió de neumonía.

Zamir: ¡No! ¡No puede ser! ¡Mi hijo estaba sano! ¡Quiero saber dónde está enterrado, dime dónde está! ¡Quiero llevar su cuerpo al cementerio, junto a mi esposo y mi hijo mayor!

Alonzo: (Susurrando, intentando ser compasivo) Zamir, ha pasado tanto tiempo... ya no queda nada. El cuerpo de tu hijo fue cremado...

Zamir: (Rompiendo en llanto) No, no... ¡Te pago para que encuentres a mi hijo! ¡Ve y tráeme lo que quede, aunque sea polvo, lo que sea! ¡Haz lo que te digo!

Alonzo: Tranquilo, Zamir... lo haré. Calma, por favor.

En ese momento, Galletita entra corriendo al escuchar el llanto de Zamir.

Galletita: (Alarmado) ¿Qué pasa, mi señor? ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué llora? (Se voltea hacia Alonzo, desafiante) ¡QUÍTATE DE SU LADO, NO LO TOQUES!

Galletita abraza con fuerza a Zamir, protegiéndolo con su cuerpo.

Galletita: (Con enojo) ¡Si le hiciste algo, te juro que te saco los OJOS!

Alonzo: (Sorprendido, pero tranquilo) ¿Quién eres tú?

Zamir: (Con voz quebrada, interviniendo) Tranquilo, Galletita... él es Alonzo, mi investigador. Está... está buscando a mi hijo menor. No te preocupes...

Galletita: (Gruñendo, sin apartar la vista de Alonzo) Voy a estar vigilándote... no dejaré que nadie le haga daño. ¡Si ya no tienes nada que hacer aquí, lárgate! ¡FUERA!

Alonzo: (Dando un paso atrás, asintiendo) Calma, muchacho. No pasa nada. Pero qué carácter... Ya me voy. (Se retira.)

Galletita abraza aún más fuerte a Zamir, quien sigue llorando con desconsuelo.

Galletita: (Susurrando con ternura) Mi pobre jefecito... llore todo lo que necesite, yo estoy aquí... nadie va a hacerle daño, yo te cuidaré.

Zamir: (Entre sollozos, con el rostro escondido en las manos) César... Tenía la esperanza... la esperanza de encontrar a mi niño... Pero... está muerto... igual que mi hijito mayor... ¡Es mi culpa, es toda mi culpa!

Galletita: (Con voz suave, limpiándole las lágrimas) Mi señor... en su corazón, ¿de verdad siente que su hijo está muerto?

Zamir: (Pausa, mirando al vacío con los ojos rojos) No... No lo siento. Puedo sentir en mi corazón que mis dos hijos están vivos. Pero mi hijo mayor... él está enterrado junto a mi esposo... Y ahora... no sé qué pensar.

Galletita: (Guiándolo con suavidad hacia una silla) Siéntese aquí, señor... cuénteme, ¿qué fue lo que realmente pasó?

Zamir: (Con la voz quebrada por la angustia) Hace 20 años, fui encarcelado por un crimen que no cometí. Me acusaron de robar unas joyas y me condenaron a 10 años. Mi esposo quedó a cargo de nuestro hijo, que tenía apenas dos años... y yo estaba embarazado cuando entré a la cárcel. Después de cinco meses, recibí la peor noticia de mi vida. Mi esposo había muerto en un accidente de coche, junto con nuestro hijo. La explosión fue tan violenta que solo encontraron el cuerpo de mi esposo... y de mi pequeño, solo un mechón de su cabello.

TRAVESURAS DE MEDIANOCHE (VEGAS Y PETE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora