CAPITULO 17

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CASA DE PLAYA 🏖️

Vegas: (se aleja de Pete, con miedo en los ojos y la voz temblorosa) —Aléjate de mí, por favor, Pete. No me toques... No estoy bien, temo hacerte daño... a ti y a los bebés. Vete, por favor. Solo... vete.

Pete: (con firmeza y un toque de desesperación) —No voy a dejarte, ¿entiendes? No importa lo que esté pasando, no me iré a ningún lado. Estaré aquí, contigo, hasta el final.

(Vegas ignora la determinación de Pete, sus ojos fijos en el vacío mientras se dirige hacia la despensa. Comienza a abrir armarios y a sacar toda la comida, colocándola alrededor de Pete, casi como un instinto protector, antes de tambalearse hasta el sótano. Allí, Vegas se arrastra hacia una jaula en una esquina oscura y, con manos temblorosas, cierra el candado, enjaulándose. Pete observa desde la entrada, con el corazón en un puño).

Pete: (se arrodilla en el suelo, los ojos llenos de angustia y preocupación) —Vegas... ¿Qué estás haciendo?

(De pronto, los gritos de Vegas llenan el sótano, un sonido sobrenatural y desgarrador. Pete siente una oleada de frío recorrer su cuerpo mientras observa cómo Vegas comienza a transformarse, su piel desgarrándose y cambiando, su figura retorciéndose en algo oscuro y siniestro).

Pete: (en voz baja, impresionado y aterrorizado) —Dios mío... (Recuerda las palabras de Galleta sobre la naturaleza de Vegas, pero lo que está viendo supera cualquier advertencia).

(Vegas, atrapado en medio de la transformación, lanza un último grito desgarrador mientras su apariencia se torna más monstruosa. Pete, sin embargo, se mantiene firme, sus manos temblorosas pero sus ojos decididos, incapaz de abandonar al hombre que ama).

Vegas: (con los ojos perdidos en un abismo oscuro y desesperado, se encierra en la jaula con manos temblorosas. Desde dentro, lanza una última mirada a Pete, llena de dolor y temor) —Por favor... VETE

Pete: (arrodillado fuera de la jaula, el miedo y la preocupación plasmados en su rostro) —Vegas, no tienes que pasar por esto solo. Déjame ayudarte... (extiende una mano, pero la retira al ver cómo Vegas se estremece).

(Vegas se aparta, y sus gritos llenan el sótano, un sonido desgarrador y aterrador que resuena en cada rincón. Su piel comienza a rasgarse, y cada pedazo que arranca con manos temblorosas revela una carne oscura, palpitante, como si algo infernal quisiera emerger desde lo más profundo de su ser).

Vegas: (con voz ahogada, entre gritos de dolor) —¡No mires, Pete! ¡Esto no es para que lo veas! ¡VETE! ¡VETE! (Su voz se quiebra, y en sus ojos hay una mezcla de horror y resignación).

(Pete observa, incapaz de apartar la mirada, atrapado entre el horror y la necesidad de estar allí para Vegas. Cada rasgón de piel que Vegas se arranca deja marcas profundas y sangrantes, como si el alma misma intentara desgarrarse para salir. El cuerpo de Vegas tiembla, su piel destrozada cayendo al suelo en jirones oscuros, y su rostro se transforma, perdiendo sus facciones humanas en una mueca siniestra y monstruosa).

Pete: (solloza suavemente, incapaz de resistirse) —Vegas... (Susurra, casi rogando) ¿Dónde estás...? ¿Aún estás ahí?

(Vegas deja caer las manos ensangrentadas y levanta la mirada hacia Pete. Sus ojos, ahora sin el brillo de la vida, son pozos vacíos, y en ellos se asoma una tristeza tan profunda que Pete siente como si algo en su propio pecho se rompiera. Con una voz distorsionada, Vegas intenta hablar, pero solo escapan susurros rotos y distantes, como un eco de su antigua humanidad que se desvanece con cada segundo que pasa).

Vegas: (en un hilo de voz, apenas reconocible) —Perdóname... (Su cuerpo se curva, cada parte de él transformándose en algo más oscuro y siniestro, una figura infernal atrapada entre la realidad y la pesadilla).

TRAVESURAS DE MEDIANOCHE (VEGAS Y PETE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora