Vegas: No soporto más este maldito lloriqueo." Pensé, mis orejas de lobo ya expuestas por la irritación. El sonido de los sollozos de Pete llenaba la habitación, volviéndose insoportable.
Cállate de una vez, perro salchicha. -le gruñí, cruzando los brazos mientras observaba su cuerpo temblar en la cama. "Si sigue así, no se va a curar." Los medicamentos no estaban funcionando, y lo sabía bien. Pete no dejaba de retorcerse, atrapado entre el dolor y el miedo.
Pete: -No puedo... no puedo... ¡me duele demasiado! -gimoteé, con lágrimas recorriéndome las mejillas. Las heridas en mi espalda me quemaban, y el dolor no cedía. "¿Por qué no se alivia? ¿Por qué sigue así?"
Vegas: -Eres un fastidio. -dije con frialdad, dando un paso hacia él. "No puedo creer que tenga que hacer esto, pero lo haré a mi manera." Me acerqué a su cama, y sin pedir permiso, agarré su cuerpo con firmeza.
Pete: -¿Qué... qué estás haciendo? -pregunté entrecortado, el miedo apoderándose de mí cuando sentí la mano de Vegas en mi cintura, sus dedos rudos tocando mi piel desnuda. Mi cuerpo reaccionó de inmediato, tensándose bajo su toque.
Vegas: -No te muevas. Esto lo hago una vez y ya. -respondí, mi voz dura y sin compasión. Bajé la cabeza hacia su espalda, donde las heridas se veían más profundas. "Si los medicamentos no sirven, mi saliva sí lo hará."
Mi lengua recorrió la primera herida en su espalda. Era un toque salvaje, instintivo, pero efectivo. La piel se estremeció bajo mi contacto, sanando lentamente.
Pete: "¡Esto no puede estar pasando!" Mi mente se bloqueó, y el miedo mezclado con una extraña sensación de sumisión me invadió. Intenté moverme, pero el agarre de Vegas en mi cintura era firme. Sentía su mano apretando mi piel con fuerza, su respiración pesada sobre mí mientras continuaba lamiendo.
-¡P-para! -exclamé, mi voz rota por la vergüenza y el desconcierto. Quise apartarme, pero no tenía fuerzas, y Vegas no parecía dispuesto a soltarme.
Vegas: -Te dije que te quedaras quieto. -gruñí, sujetándolo aún más fuerte, mis dedos clavándose en su costado. Mi lengua siguió recorriendo cada herida de su espalda, el sabor de su sangre mezclándose con mi saliva mientras su piel comenzaba a regenerarse. "Esto funcionará, le guste o no."
Pete: Mi cuerpo se rebelaba contra mí. Sentía cada lamida como una descarga eléctrica recorriéndome, pero no era solo el dolor lo que me hacía temblar. Era la forma en que Vegas me tenía sujeto, su presencia dominante, su toque rudo... todo me hacía sentir completamente indefenso.
-P-por favor... -susurré, la vergüenza quemándome el rostro. Quise cubrirme, pero no podía moverme. Su mano en mi cintura me mantenía atrapado, y no había escapatoria.
Vegas: -Eres patético. -bufé, soltando una risa seca mientras terminaba de lamer las heridas de su espalda. Su piel ya comenzaba a sanar, pero aún podía sentir la tensión en su cuerpo. "Está temblando... de miedo o de algo más, pero no me importa."
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TRAVESURAS DE MEDIANOCHE (VEGAS Y PETE)
De TodoTravesuras de Medianoche es una invitación a perderse en la oscuridad del deseo, donde los juegos de poder, control, y sumisión se vuelven protagonistas. Para mayores de 18 AÑOS , este relato te lleva al corazón del SADOMASOQUISMO , donde el placer...