El Secreto de Viento

CAPÍTULO 13

—Hemos llegado. –dijo Rick.

—¡Es como si hubiéramos volado! –exclamó Idali, maravillada de no sentir ningún agotamiento.

Rick e Idali estaban extasiados, observando el paisaje desde el pico del precipicio. Repentinamente, él levantó los brazos con júbilo y sonrió pleno de felicidad.

—¡Es increíble! ¡Estamos en la cima de este mundo!

Idali percibió el mismo entusiasmo y observó el panorama que de pronto se iba limpiando ante sus ojos. Unas nubes de tono púrpura, lo surcaban lentamente. Debajo de ellos, estaba el despeñadero más grande que había visto y le pareció ver que de la montaña que estaba frente a ellos, nacía una caída de agua.

—Hay una cascada allá.

—Más bien parece una catarata. –La corrigió él.

Idali pensó que tenía que aguantar los aires de sabihondo de Rick Powell, a quien consideraba un nerd. Pero no sin antes, le demostraría que su rebeldía la impondría por encima de cualquier cosa.

—¿Cuál es la diferencia? –preguntó ella, cruzándose de brazos.

Rick notó enseguida la resistencia de Idali, pero podía vivir con eso. Estaba acostumbrado a oír esa clase de preguntas y también era normal para él, llamar las cosas por su nombre.

—La caída de agua en una catarata es más grande y más poderosa.

—¡Ahh!...

Idali volteó a ver la catarata unos segundos. Crispó el rostro al notar que no era muy cristalina, más bien, tenía un tono café y luego le pareció que se obscurecía cada vez más. No podía ser. Era... ¿Sangre? Le dio un vuelco la cabeza y rápidamente desvió la mirada. Rick notó la confusión de ella y también miró la catarata. Si, estaba seguro que el líquido era color rojo, pero no dijo nada. Se inclinó hacia Idali.

—¿Estás bien?

—No es nada, sólo pensé que...olvídalo ya.

Idali pasó sus manos por el cabello, reflexionando que no tenía que esperar que ese lugar fuera como el mundo donde ella había nacido y crecido. Detuvo sus pensamientos abruptamente y miró a Rick.

—Bueno, −ella inspiró− ya estamos aquí... ¿Ahora qué?

—Ponte cómoda. Tengo que explicarte algunas cosas y necesito toda tu atención.

Idali obedeció y entonces se sentó sobre la tierra, seguida de Rick, que lo hizo frente a ella.

—Sólo te pido una cosa, –dijo Idali− no empieces con tus términos científicos, porque perderemos tiempo en que yo utilice las palabras, Por qué y Cómo, ¿De acuerdo?

Ahora era Rick que soltaba una risa contagiando a Idali.

—Siendo así, —dijo él, poniéndose serio— necesito que uses la lógica en tus pensamientos, ¿Vale?

—Eso sí que podré hacerlo.

—Imagina por un momento que logramos entrar al túnel en este primer intento. −Rick la miró fijamente− ¿Qué harías?

—Pues...no lo sé. –Idali se quedó pasmada.

—Imaginé tu respuesta.

—No, tampoco soy una tonta, ¿Eh? Lo he dicho porque para empezar no estoy totalmente segura de que el túnel del tiempo exista, sin embargo, estoy dispuesta a colaborar.

—Necesitas más que eso, Idali. –Rick hizo puño con sus manos− No tienes que tener ninguna duda acerca de su existencia.

—Lo que yo crea o no, no importa, Rick. Si existe, existe a pesar de mí, ¿No lo crees? Esta no es la tierra de nunca jamás.