Obssession || WinRina G!P

14

Habían transcurrido dos semanas desde la última vez que Haewon vio a MinJeong, a pesar del desánimo de la situación, se mantuvo optimista, le quiso creer. Su madre, sin embargo, parecía más tensa, llegando más temprano, algo extraño.

No le quiso dar importancia y el sermón de que dejara de salirse del edificio escolar seguía allí cada día.

Jimin solo la miraba y parecía frustrada. Algo en el corazón de Haewon se hundió, ¿por qué siempre la miraba así? Sus abuelos dijeron que su mamá era una mujer muy dulce, pero para Haewon solo existía su mamá molesta con ella por alguna razón que desconoce. Como si al ver su cara pudiera ver algo que no le agrada.

Entonces hoy, después de tantos días, vio a MinJeong sentada en un columpio, mirando a la nada. Salió y fue por ella, algo feliz cuando cruzaron miradas y se levantó de inmediato para alcanzarla.

Minjeong sabía que Jimin la vio aquel día, por consejo de Jennie evitó ir tan pronto, solo para asegurarse de que no se encontraran. Aunque algo en ella sentía que pronto lo harían y no habría forma de evitarlo, solo no quiere que su hija vea a Jimin sin control de sí misma.

Su pequeña la guió y ambas terminaron sentadas en el césped de aquel parque, mirando el cielo debajo de un árbol.

Hoy Jimin llegaría más tarde, tenía que asistir a una junta en el trabajo y salía más tarde de lo usual. Así que tuvieron más tiempo para hablar a solas.

Llevaban un par de minutos en silencio hasta que la pequeña decidió resolver una duda que estaba en ella desde ese día. Tenía tan solo 8 años, pero era demasiado curiosa.

—Tía Min.

Minjeong dejó de quitar los pétalos a una flor que halló y miró a su pequeña, hizo un sonido con la garganta para que hablara.

Haewon se acercó más a MinJeong, rozando su cuerpo con el de su mayor. Estaba algo temerosa de la respuesta a su pregunta, pero quería hacerlo.

—Si tú y mami Jimin... vuelven a estar juntas— los ojos de la pequeña miraron cautelosa a MinJeong, que la estaba viendo fijamente y juró ver sus cejas fruncidas un segundo. Jugó un poco con sus manitos—. ¿Yo podría dejar de decirte "tía" Min...? Y tal vez... ¿tener un hermano menor? 

Para este punto, Haewon sintió los nervios y mariposas en su pecho, estómago, donde sea. Estaba ansiosa. Sus mejillas estaban rojas y fingió no notar que Minjeong la estaba mirando.

—¿A qué te refieres?

La pequeña soltó una bocada de aire—. Sé que no eres mi tía, y quisiera reconocerte como mi otra mamá, y sería lindo ser hermana mayor—se obligó a ver a MinJeong para notar su reacción ante la palabra y vio su rostro muy serio, frunciendo su entrecejo y boca, cómo si fuera un tic—. Perdón, creo que no debí decirte eso.

Por alguna razón, entendió tácitamente que Minjeong no estaba nada bien con eso. Y parece que por fin reaccionó la mayor cuando vio a su hija alejarse un poco de ella.

—Eso es difícil, Wonnie —comenzó, tratando de sonar agradable—. Tomará tiempo... pero, tal vez, podríamos ir lentamente, con respecto a ambas cosas. 

¿Fue un sí?

—¿Es un sí...?

—Tal vez.

Minjeong sintió un escalofrío en su espalda al pensarlo. Sus pesadillas con su propia madre volvían cada tanto, estaban dejando de ser regulares y constantes, pero seguían allí.

No lo admitiría, pero le tiene miedo a esa palabra y todo lo que conlleva. Aunque le daría un poco de puntos a su pequeña por decirle eso tan valiente. Minjeong es horrible con niños, siempre que mira uno, sale corriendo o está por llorar.
Pero Haewon no, solo la mira de regreso, sosteniendo su dura mirada y encontrando en ella algo que no siente todavía que sea, no sabe exactamente qué es tener una madre, es difícil pensar que ya es una.

—¿Quieres volver con mami Jimin? —Preguntó fingiendo ver un auto. Y Minjeong pensó en lo mucho que se parece a Jimin; preguntando demasiado—. Mami siempre está triste y enojada conmigo, pero si volvieran tal vez sea feliz. Nunca la he visto feliz... mi abuelo dice que su sonrisa hacia brillar toda la habitación.

Abrió sus brazos para dar con su punto.

Entonces, ¿Jimin se siente igual de perdida que ella? ¿Se sintió horrible como Minjeong cuando supo que estaba huyendo de ella?

Winter desea que sea así.

—Jimin es la única para mí—respondió, aunque en su lengua picó: "pero tu mami necesita aprender cómo se sienten los demás con sus acciones, necesita vivir esa sensación de agonía y frustración".

Haewon sonrió. Como si entendiera lo que quiso decirle.

Aun así, Kim decidió añadir algo a su respuesta: —Jimin tiene una sonrisa enorme y aunque todo se vea horrible, logra cegarte con su brillo. Todo lo malo se esfuma.

Su hija se sintió emocionada ante eso, tal vez algún día pueda verlo. Ha pedido en cada navidad a Santa que por favor haga feliz a su mamá, pero él solo le da juguetes, pero ahora cree que lo pidió a la persona correcta.

—Desearía que volviera a ser así...

Haewon trató de susurrar su deseo, pero Winter la escuchó perfectamente y algo en ella dudó de prolongar las cosas. Ella necesitaba a Jimin, aunque estaba claramente mejor así, Jimin no lo estaba y eso la lastimaba ligeramente.

Pero esa parte de ella vengativa seguía allí, solo que al ver los ojos grandes de su hija, no se sentía así. Como si pudiera discernir entre algo bueno y algo malo.

—Tienes un pollito en tu gorra...

Kim arqueó la ceja y se la quitó, dejando caer mechones desparejos de su cabello. Solo la había estado usando porque cuando Jennie la llevó a comprar ropa pensó que era cómoda y se la compró.

Miró los ojos iluminados de su hija y no sabe por qué lo hizo, pero se la colocó en su cabeza.

—Puedes quedartela.

—¿En serio? —Kim asintió y Haewon le dio un pequeño abrazo— ¡Gracias! Pero voy a tener que ocultarla de mami Jimin, se daría cuenta que algo sucede.

Inteligente.

Minjeong no quiere sonar arrogante, pero claramente ese era su gen. Sonrió ante eso.

—Mañana iré con mi mejor amiga Lily, pero nos vemos el lunes, ¿sí? —Alzó su meñique, MinJeong lo entrelazó.

Una promesa. Todo parecía ir bien.

Justo después de que se fuera, llegó Jimin claramente agotada. Miró a su hija metiendo algo en su mochila, pero ni dijo nada, probablemente no era nada.

Buscó con la mirada, pero tampoco la encontró. Está comenzando a creer que lo imaginó.

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Ya se viene el feito

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